sábado, 3 de abril de 2010

Personas Gafe

Son personas que entran en nuestro hogar sonrientes, pero de golpe la luz se va, comienza a dolernos alguna parte del cuerpo, o algún objeto se escurre entre nuestros dedos y va a parar al suelo. Se trata de personas que producen modificaciones negativas en la energía que les rodea: los gafes.


No se han realizado suficientes investigaciones acerca de la existencia de los gafes, pero se sabe que son capaces de transformar la energía sin que medie su voluntad, la tornan adversa y la transforman en un conjunto de perturbaciones capaces de perturbar a gente, animales u objetos.

Los gafes, tanto hombres como mujeres, son personas proclives a la desgracia, y normalmente carecen de independencia emocional, en tanto necesitan el sostén de otros, lo que les proporciona la seguridad que les falta. A pesar de estos apoyos, quien es gafe tiene una idea fija en su cabeza, y es que “lo que sucede a mi alrededor no es tan bueno como pareciera, y en cualquier instante, todo puede cambiar para mal”. No se trata de que sean negativos, o que tengan inclinación a la depresión. El gafe puede ser alegre, gracioso y amante de las relaciones sociales, el problema es que siempre pone en medio un “pero”, un espacio de duda. Son similares a los vampiros energeticos.

Por más que hagamos lo posible por animar a un gafe, nuestra acción no tiene efecto en su energía, y el gafe no cambia. La manera de coexistir con él o con ella es no comunicarles cuáles son nuestros miedos o inquietudes, ya que en su cabeza pueden multiplicarse y perjudicarnos aún más. Lo más indicado es no hacerlo partícipe de ninguno de nuestros proyectos hasta el momento en que se conviertan en realidad, y contárselo como una cosa muy positiva. No podemos tampoco permitir que recaigan en él o ella todo el peso de una responsabilidad, sino sólo solamente una fracción. Una buena manera de contrarrestar sus efluvios negativos es despreocuparnos cuando está en la misma habitación, permitir que corra el aire y, cuando se retire, fregar el suelo con una solución de agua y sal. Eso sí, intentaremos que sólo permanezca el tiempo estrictamente necesario en nuestro hogar, y elegiremos siempre sitios de reunión en el exterior, como una terraza o un jardín. En caso de enfermar, lo más indicado es evitar que se entere de nuestra dolencia, y no permitir que nos visite. Su negatividad energética nos puede perjudicar.
Con un fuerte psiquismo
El gafe es una persona perceptiva, que quizás tuvo una infancia complicada, marcada por la soledad, pero, además, es alguien que tiene, aunque no sepa utilizarlo, un poder mental enorme. Sus pensamientos, su vibración, sus inquietudes, provocan la formación de un gran campo energético que emana de él cada vez que habla, con su simple presencia o cuando lleva a cabo alguna acción. Su potente psiquismo es el responsable de las transformaciones que sufren los vegetales (que pueden morir), en las cosas (que se quiebran o rompen), y en los seres humanos.

Existen algunas clases de gafe tan potentes, que pueden llegar a causarnos enfermedades físicas, tales como vértigos o dolor de cabeza. Con su conducta, esparcen “mal rollo”, nerviosismo, ansiedad, malestar. Su presencia física nos puede producir sensaciones negativas como angustia y asfixia.

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