lunes, 19 de julio de 2010

El museo macabro de Bangkok ( Hospital Siriraj )


Un museo forense convertido en atracción macabra.

En el corazón de Bangkok, a orillas del río Chao Praya y muy cerca de algunos de los templos más bellos de Thailandia, existe un fascinante y siniestro lugar creado por el departamento de medicina forense del Hospital Siriraj , el hospital forense del mismo nombre.

Momias de asesinos ejecutados, fetos con malformaciones y órganos conservados en formol son algunas de las atracciones de este macabro museo tailandés.

Un número cada vez mayor de turistas se acercaba (antes de triste estado actual del país) con una mezcla de morbo y curiosidad al museo cuya entrada era poco más de 1 euro.

Aqui se pueden ver diversos miembros amputados, desde un brazo a un pie encangrenado o incluso una cabeza de una victima decapitada en accidente de automovil.




Concebido para la instrucción de jóvenes médicos, el museo está dividido en seis partes dedicadas a patologías, medicina forense, parasitología, anatomía, historia de la ciencia tailandesa y prehistoria.



Aparte de cuerpos de violadores, este museo de los horrores exhibe el vestido manchado de sangre de una víctima, llamada Nualchawee, así como el cuchillo con el que fue asesinada y su diario, escrito con letra redonda y cuidada.



Pero el plato fuerte es el cadáver momificado de cera de Si-Oui, un psicópata de origen chino que disfrutaba asesinando niños que luego se comía. Él se alimentaba de personas “porque amaba comer órganos de humanos, no porque tuviera hambre”, ilustra un texto explicativo.




“En mi vida he visto algo parecido”, explica Daniel Brown, un turista británico de unos 25 años. Mi novia me habló de este lugar y, después de varios días visitando templos, nos decidimos a venir”, prosigue el joven, quien admite que no es capaz de mantener la mirada ante algunos de los fetos y órganos expuestos, muchos con malformaciones.








Bueno, ya tenés un sitio más para visitar de este bello país cuando las cosas vuelvan a la normalidad en él. No todo iban a ser templos y mercados flotantes.

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