lunes, 7 de febrero de 2011

EEUU investigó un ovni en Málaga

La luna sobre el promontorio de la Virreina. Niños espigados hacia el cielo. Teléfonos al borde del colapso. Si en marzo de 1974 hubiera sido interceptado el correo de la embajada americana habría aparecido el nombre de Málaga, aunque no precisamente como un lugar recomendado para las vacaciones de Nixon. El turismo estaba en pleno auge y los británicos no eran los únicos interesados en veranear en la Costa del Sol. Al menos eso es lo que debieron pensar muchos de los habitantes al abrir la ventana y percatarse de una luz que no tenía nada que ver con las luminarias urbanas. Fue el famoso ovni de Ciudad Jardín, que mereció un expediente propio en las investigaciones secretas del otro lado del Atlántico.

La noche era primaveral. Las playas comenzaban a poblarse de melenas rubias y bombones helados. Si un zepelín interplanetario bajaba a la tierra, tenía que hacerlo en Málaga. La época era pródiga en fábulas. Estados Unidos y Rusia habían incluido el cosmos entre sus escenarios de batalla y las portadas de las revistas se llenaban de referencias ufológicas. Parecía que si no habías visto a un marciano no eras nadie. La administración estadounidense contaba incluso con un departamento para estudiar los fenómenos con mayores credenciales. El de Málaga fue incluido en la lista y no por casualidad: la luminiscencia que atravesó el norte de la ciudad continúa siendo un misterio.

Versión oficial y conmoción

Desde los primeros minutos quedó claro que no se trataba de la visión alucinada de un campesino desdentado desde el porche de su casa. El resplandor, descrito como un punto intenso y violáceo, fue avistado por mucha gente, la mayoría libre de sospechas de consumo de ácidos y de catarsis espontánea. La luz hizo un recorrido amplio, bastante juguetón, como si quisiera desconcertar a los espectadores o tuviera conciencia de las sensaciones que despertaba.

El expediente llegó hasta las autoridades. Al mismo tiempo que las versiones se extendían como una bola de barro, la oficialidad intentaba sacar a la población de su conmoción cosmológica. Se ofreció una versión aparentemente cualificada para zanjar las especulaciones. Pocas horas después del vuelo del ovni, apareció un globo sonda abandonado en Alhaurín de la Torre. La Guardia Civil reconoció al objeto como uno de los utillajes de las estaciones meteorológicas. El asunto se cerraba con la entrada en escena de un nuevo elemento que convertía la estupefacción de los malagueños en un capítulo de histeria colectiva o, como mínimo, morosamente cómico.

El globo sonda de meteorología

La respuesta de las autoridades, sin embargo, no convenció a todos. Especialmente después de que los propios científicos de Meteorología admitieran las dificultades para visualizar el camino de este tipo de objetos en plena noche. La luz se quedaba sin coartada y más de un aficionado interpretó el globo sonda como sinónimo de cortina de humo. Entre ellos, el legendario periodista Jiménez del Oso, mentor de Iker, que no dudó en acudir a un simposio celebrado en Fuengirola con el objetivo de estudiar la naturaleza del fenómeno.

Hombre de negro en la costa

El ovni de Ciudad Jardín mantuvo entretenidos a numerosos adultos que jugaban de pequeños con un telescopio y una gavilla de cromos, pero también a profesionales aparentemente más adustos como los miembros del ejército americano. El interés que suscitó el caso en Washington no es una inferencia, sino un hecho constatado en los documentos desclasificados a raíz del escándalo del Watergate. La University Spatial Data Access Conmosium, organismo encargado de informar a los americanos, redactó un informe en el que se delata la llegada a Málaga de agentes especiales. Los conocidos y cinematográficos hombres de negro, a cargo del capitán Richard Ford, buscando indicios de extraterrestres entre boquerones y trajes de baño. Lo extraño es que la ciudad, fiel a sus costumbres, no interpretara el caso como la enésima hipóstasis mariana y organizara una cofradía para rememorar el soplo de los ángeles. Treinta y seis años después el enigma ya no cuenta con tantos intérpretes, aunque quién sabe, quizá la luz vuelva a aparecer en los próximos meses. Los extraterrestres tendrán en algún momento que actualizar el álbum.

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