Una nueva “droga” viaja a través del ciberespacio. Está de moda. En todas las redes sociales se habla sobre ella. Pero, ¿en verdad sabemos lo que es?, ¿estamos seguros de querer “probarla”?
Las drogas digitales no son otra cosa más que sonidos. Los podemos descargar a través de Internet, previo pago, y conectarnos para disfrutar de estos nuevos estupefacientes que en todo el mundo ya corren. Son sonidos que, al escucharlos con audífonos, prometen provocarnos los mismos efectos que drogas como la mariguana, cocaína, opio, LSD y éxtasis. Con el plus de que no son ilegales.
e-drugs en breve
Las drogas digitales son estímulos sonoros de pulsaciones biaurales, es decir, una ilusión auditiva que genera el cerebro al escuchar simultáneamente dos pulsos diferentes, uno en cada oído, cuyas frecuencias difieren en menos de 30 Hz. Al escucharlos a la vez el cerebro humano los transforma en algo diferente a los sonidos originales. Y así se alteran las ondas cerebrales provocándonos sensaciones de euforia, trance o relajación; una especie de hipnosis sonora.
Las dosis
Las sesiones o “dosis” tienen una duración de entre 15 y 30 minutos con la obligatoriedad del uso de audífonos. Se pueden descargar de varios portales especializados, entre ellos I-Doser, líder en el mercado, que comercializa este tipo de drogas por precios que oscilan entre los 2,50 a los 200 dólares. Cuentan con algunos productos gratuitos (i-dosing) para quienes están interesados en conocerlos.
Gate of Hades es el nombre de la dosis más importante de I-doser. Es posible escucharla en Youtube y asimismo ver varios videos de internautas que suben sus “impactantes experiencias” con este tipo de droga. Cnet es otro sitio de Internet famoso en la comunidad de adeptos a las drogas digitales, que asegura que sus dosis contienen propiedades alucinógenas.
“Legal Bud”, "Lucid Dream", "Marijuana", “Mood Pills”, "Orgasm" o "Peyote" son los nombres de algunas de las drogas más descargadas.
Los peligros
A pesar de que no existe ningún estudio al respecto, aparentemente no hay ningún riesgo de que las drogas digitales puedan crear dependencia gracias a que su efecto cesa justo cuando se dejan de escuchar. Sin embargo, los detractores de las e-drugs aseguran que el empleo intensivo de los sonidos estimulantes puede generar a largo plazo perturbaciones de audición, disfunciones cerebrales y en algunos casos hasta se pueden presentar convulsiones.
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Lo que verdaderamente representa un peligro es que las páginas de donde se descargan las dosis están plagadas de publicidad relacionada con el consumo de drogas y, pues una cosa nos puede llevar a otra.
Uso medicinal
De lo que sí existe registro desde hace varios años ya, es del uso de las pulsaciones biaurales por especialistas en neuropsicología para el tratamiento de enfermedades mentales como la psicosis y el autismo.
En dichos tratamientos se estudia la percepción auditiva del paciente. Y sus resultados no tienen absolutamente nada que ver con percibir placer o ningún otro tipo de sensación a través de estos sonidos. Mucho menos se han encontrado evidencias de intoxicación.
Las drogas digitales no son otra cosa más que sonidos. Los podemos descargar a través de Internet, previo pago, y conectarnos para disfrutar de estos nuevos estupefacientes que en todo el mundo ya corren. Son sonidos que, al escucharlos con audífonos, prometen provocarnos los mismos efectos que drogas como la mariguana, cocaína, opio, LSD y éxtasis. Con el plus de que no son ilegales.
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Las drogas digitales son estímulos sonoros de pulsaciones biaurales, es decir, una ilusión auditiva que genera el cerebro al escuchar simultáneamente dos pulsos diferentes, uno en cada oído, cuyas frecuencias difieren en menos de 30 Hz. Al escucharlos a la vez el cerebro humano los transforma en algo diferente a los sonidos originales. Y así se alteran las ondas cerebrales provocándonos sensaciones de euforia, trance o relajación; una especie de hipnosis sonora.
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“Legal Bud”, "Lucid Dream", "Marijuana", “Mood Pills”, "Orgasm" o "Peyote" son los nombres de algunas de las drogas más descargadas.
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A pesar de que no existe ningún estudio al respecto, aparentemente no hay ningún riesgo de que las drogas digitales puedan crear dependencia gracias a que su efecto cesa justo cuando se dejan de escuchar. Sin embargo, los detractores de las e-drugs aseguran que el empleo intensivo de los sonidos estimulantes puede generar a largo plazo perturbaciones de audición, disfunciones cerebrales y en algunos casos hasta se pueden presentar convulsiones.
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En dichos tratamientos se estudia la percepción auditiva del paciente. Y sus resultados no tienen absolutamente nada que ver con percibir placer o ningún otro tipo de sensación a través de estos sonidos. Mucho menos se han encontrado evidencias de intoxicación.
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