viernes, 5 de diciembre de 2014

Wendigo: El enigma tras las horribles y poderosas criaturas caníbales del hielo


El wendigo es una combinación de criatura y espíritu. Se concibió en el seno de la cosmovisión de las tribus algonquinas o pueblos nativos de Canadá. 

Todo comenzó durante el invierno de 1896 cuando Félix Auger, conocido como Napanin, salió junto con su esposa e hijos para visitar a su padre en la reserva indígena de Trout Lake en Alberta, Canadá. Para llegar debían atravesar casi 50 kilómetros en inhóspitos bosques. La salud de Napalin parecía estar bien, no obstante, en la segunda noche de travesía comenzó a comportarse de manera extraña. Decía ver horribles criaturas en la oscuridad y que sus voces le pedían que matara a uno de sus hijos y lo devorara.

Los informes dados a conocer en abril de ese año, por el diario “Edmonton Bulletin”, consignan que durante enero Napanin llegó a su destino. Asimismo, el protagonista de esta historia relató a unos trabajadores escoceses el martirio que había sufrido en el bosque para contenerse de no hacer daño a su familia. Decía que escuchaba las voces y visiones debido a que se sentía poseído. Según cuenta paulatinamente su condición se degradó; sufría alucinaciones, ataques de ira y su cuerpo rechazaba cualquier alimento. Testigos aseveraron que además presentó síntomas inexplicables como el crecimiento desmedido de su cuerpo y fuerza, sumado a que decía sentir que su corazón se convertiría en hielo sólido.

El mito menciona que las personas que ingresan en este misterioso bosque logran ser inducidos para sucumbir ante los instintos más básicos de la naturaleza. Se trata de criaturas espantosas que relacionan el espíritu primitivo que alberga en cada persona, para que nazca su lado más salvaje y brutal. El artículo del Edmonton Bulletin titulado “A Wenhtigo Murdered” señala que, en su arrebato, Napanin logró librarse de sus ataduras y atacó salvajemente a quienes lo rodeaban.

Finalmente lo asesinaron: cortaron su cabeza, prendieron fuego al cadáver y lo sepultaron bajo una enorme pila de leña. Varias semanas después, nadie se atrevía a internarse en el bosque pues temían la resurrección y venganza del diabólico ser.

Pese a que comúnmente se trata de relacionar al wendigo, con el pie grande americano, estos sólo tienen en común su afición a los bosques boreales. En realidad el wendigo es una combinación de criatura y espíritu. Se concibió en el seno de la cosmovisión de las tribus algonquinas o pueblos nativos de Canadá que transmitieron de generación en generación a través de la tradición oral. En estos relatos se les representa bajo diferentes formas físicas.

Las etnias como los algonquinas le han llamado “espíritu maligno que devora a la humanidad”. Para estas tribus, se trata de caníbales sanguinarios cuyo incontrolable apetito los lleva a destrozar aldeas y a asesinar familias completas. Los indígenas los describen como seres altos y famélicos que vagan desnudos por las noches a través de los bosques congelados. Su piel grisácea se halla pegada a los huesos, pero pese a esta constitución poseen una fuerza sobrehumana. Sus ojos son grandes y amarillos sumado a que su corazón está hecho de hielo. Por eso, sólo derritiéndolo se puede aniquilar al wendigo y evitar que resucite.

La leyenda

Durante finales del siglo XIX fue tal la creencia en estas criaturas que se registró una gran cantidad de apariciones en los bosques, e incluso se reportaron casos entre la población. Es fácil suponer que la gente se hallaba aterrorizada ante la perspectiva de ser víctimas de una de estas criaturas o, peor aún, convertirse en una.

No obstante, el caso de Napanin, citado al comienzo de la nota, no fue el único. Existen más de media docena de casos documentados de asesinatos caníbales en las comunidades indígenas. El investigador de la universidad de Alberta, Cánada, el doctor Nathan D. Carlson, quien se ha dedicado a analizar estos registros wendigos desde hace varios años, señala en el artículo “Reviving Witiki: an Ethnohistory of ´Cannibal Monsters´in the Athabasca District of Norther Alberta, 1878 – 1910” que, en estos casos de antropofagia, el hambre y sobrevivir no representaban una variable de peso para recurrir a esa opción. Un ejemplo de esto es el protagonizado por un cazador de Alberta, Swift Runner, quien en el invierno de 1878, estando a unos cuantos kilómetros de distancia de los suministros de alimentos destinados para emergencia, prefirió matar y comer a su esposa y cinco hijos.

“Mucho de los embrujados eran auxiliados por curanderos, sacerdotes o médicos, pero hubo casos en los que estos métodos fallaban y los pacientes, creyendo estar a punto de transformarse, rogaban que se les matara. Al ver la gran cantidad de actos caníbales que se reportaban en la zona, especialistas decidieron abordar el asunto el investigador y psicólogo Morton Techep, luego de estudiar cerca de 70 casos, describió una condición médica calificada hasta nuestros días “psicosis por wendigo” o “psicosis wendigo”.

El investigador la definió como una enfermedad étnica, típica de las tribus de Canadá, que se manifiesta por una preferencia por la carne humana, insomnio, anorexia y alucinaciones. Del total de casos que estudió, 44 incluyeron genuinos actos de canibalismo y en 36 de ellos las víctimas fueron miembros de la misma familia del asesino.

Debido a la zona donde se desarrollaron las tribus algonquinas, señala Carlson, la escasez de alimentos durante el invierno era frecuente. Por ello, el canibalismo en algún momento, pudo ser una práctica común. Actualmente la creencia en estos seres ya no es tan fuerte.

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