La Operación MK Ultra fue un programa de investigación secreto de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA), dedicado a encontrar métodos efectivos para controlar la mente humana. MK Ultra practicó durante más de 25 años distintas técnicas entre las que se encontraba la utilización de señales eléctricas o drogas específicas para cambiar el funcionamiento del cerebro, hasta que finalmente y durante la presidencia de Rockefeller en el año 1975, el programa se disolvió luego de darse a conocer los terroríficos detalles de su accionar.
El Candidato de Manchuria
A comienzos del año 1950, el por entonces director de la CIA, Alan Diur, autorizó un programa destinado a la “creación de asesinos con el cerebro lavado”. El nombre clave del programa: MK-ultra. Este programa fue uno de los secretos mejor guardados en la historia de la CIA, hasta el día en que John Marks, un empleado del gobierno norteamericano, descubriera algunos documentos clasificados e hiciera pública la verdad en su libro; “La búsqueda del Candidato de Manchuria”.
Ya desde finales de los 40′ existía cierta preocupación dentro del gobierno americano, sobre las posibilidades de ejercer cualquier especie de control sobre la mente del hombre. Posiblemente por la historia de un Cardenal Húngaro que compareció durante ese tiempo años en un juicio farsa en Budapest y el cual parecía estar bajo los efectos de alguna especie de hipnosis, como si fuese un robot controlado a distancia; “Una mente controlada”. Sin lugar a dudas, la creencia de que en Rusia y China ya implementaban éste tipo influencias, en pleno auge de la guerra fría, la CIA temía que existiera alguna tecnología capáz de lavar el cerebro de las personas para que realizaran actos en contra de su voluntad.
Quienes estudian los acontecimientos de éste experimento, estiman que desde su creación en 1950, miles de ciudadanos americanos pueden haber sido utilizados de manera indirecta y otros tantos en forma directa en este programa secreto. El mega programa, incluia además otros 150 proyectos de diversa índole, cuyos objetivos de la mayoría de ellos nunca salieron a la luz y posiblemente nunca se conozcan sus verdaderos motivos.
Operación “5412″. Objetivo: Eliminar al primer ministro del Congo
Aunque de los 150 experimentos que llevó a cabo? aún se desconocen muchos. Operación “5412″. Objetivo: eliminar al primer ministro del Congo, Patrice Lumumba. ¿Motivo? Ser un “marxista peligroso”. Caso “NOSENKO”: objetivo: desvelar la verdadera identidad del ex agente del KGB Yuri Nosenko. ¿Cómo?: inyectándole LSD.
Experimentos con LSD y Microondas
Un documento encontrado en 1955 daba indicios de las prácticas realizadas, ya que daba cuenta de un estudio con drogas que alteraban la conciencia, materiales que ayudaban a inducir rápidamente el estado de hipnosis y sustancias que mejoraban las capacidades de los individuos para soportar la privación sensorial. Algunos de los elementos usados en el MK Ultra eran la radiación y el LSD, aunque este último fue descartado porque sus efectos eran imprevisibles. También se usaron anfetaminas, un proceso que se eliminó porque la muerte del interrogado era muy frecuente, además del uso de otras drogas.
Entre las muertes más destacadas, se puede citar la de Frank Olson, un bioquímico del Ejército de EE UU. Durante el apogeo del MK Ultra se le administró LSD sin su consentimiento y éste se volvió psicótico. Después de una semana de haber sido administrada esta droga, se lanzó por la ventana de un hotel.
En el año 1964, se puso en práctica otra de las fases que formaban parte del MK Ultra, llamada “MK Search” y su objetivo era crear un “suero de la verdad”, que administrado a los prisioneros de guerra, les permitieran obtener toda la información requerida. Las víctimas de ésta fase del experimento fueron en su mayoría espías rusos que capturaban.
Operación Clímax de medianoche
La llamada “Operación Midnight Climax” tuvo lugar durante el año 1955. La idea basicamente consistía en permitir a la CIA, experimentar con diversas técnicas de utilización de sexo combinado con estupefacientes con el objeto de que algún día podrían servir para extraer información secreta a funcionarios extranjeros. El Servicios Técnico (TSS) de la citada institución, reclutaba prostitutas que recorrían los bares en busca de clientes a los que seducir con ayuda de pequeñas cantidades de LSD introducidas disimuladamente en sus copas. Una vez en el departamento, el capitán George Hunter White, jefe de la operación, filmaba todo lo que sucedía a través de un falso espejo.
Estas “casas de citas” psicodélicas siguieron funcionando hasta 1963, cuando la operación fue suspendida por orden del entonces inspector general de la CIA, John Earman, un hombre de firmes convicciones religiosas que se sintió especialmente escandalizado por la falta de ética de sus colegas.
Asesinos programados
Una de las prioridades de MkUltra era crear el espía perfecto. Un agente que no pudiera revelar información comprometedora aunque fuera torturado hasta la muerte, alguien que cumpliera con ciega eficacia cualquier orden con la que se lo hubiera programado, incluido el asesinato. Se trataba de fabricar auténticos robots humanos.
En 1967 fue arrestado en Filipinas el puertorriqueño Luis Castillo acusado de planear el asesinato del dictador Ferdinand Marcos. El caso fue exhaustivamente estudiado por la Oficina Nacional de Investigación Filipina, que obtuvo unos resultados cuanto menos sorprendentes. Los análisis psiquiátricos dictaminaron que a Castillo le habían inducido, mediante hipnotismo, al menos cuatro personalidades diferentes. En ocasiones decía ser el sargento Manuel Ángel Ramírez, del Mando Aéreo Estratégico en el sur de Vietnam. Presuntamente, “Ramírez” era el hijo ilegítimo de un misterioso fumador en pipa, un alto oficial de la CIA, que respondería a las iniciales A. D. (Allen Dulles, director de la CIA) En otra de sus personalidades, Castillo aseguraba ser uno de los asesinos de Kennedy. Posteriormente, en el transcurso de una sesión de hipnósis, declaró que la orden de llevar a cabo el magnicidio le había sido introducida en el cerebro mediante técnicas de control mental.
En la historia contemporánea existen casos similares, como el de Sirhan Sirhan, asesino de Robert F. Kennedy; James Earl Ray, autor de la muerte de Martin Luther King; Mark David Chapman, asesino de John Lennon; e incluso hay quien incluye en esta categoría de posibles asesinos programados a Lee Harvey Oswald, el presunto asesino de John F. Kennedy, y a Jack Ruby, el sicario que veinticuatro horas después acabó con su vida. En este momento hace su aparición uno de los personajes más pintorescos de toda esta sórdida historia, el doctor Louis Jolyon West, quien durante el programa de investigación de Mk-Ultra se hizo célebre al administrar una altísima dosis de LSD a un elefante del zoológico de Oklahoma, que, por cierto, murió como resultado de dicho experimento. Tras esta insólita hazaña, la siguiente aparición del doctor West es como psiquiatra de Jack Ruby. West fue designado para tratar a Ruby después de que éste comenzara a decir que formaba parte de una conspiración derechista para asesinar al presidente Kennedy.
Tras diagnosticarle un desorden mental, lo puso en tratamiento a base de unas “misteriosas” pastillas cuya composición nunca reveló. Dos años después de comenzar el tratamiento Ruby moría de cáncer en prisión. Definitivamente, el doctor West, actual director de la Fundación del Síndrome de Memoria Falsa, no tenía suerte con sus pacientes, ni como médico ni como veterinario. No obstante, eso no parecía preocupar a sus jefes de la CIA.
La trampa psicodélica
Durante los años sesenta la Agencia Central de Inteligencia encontró una utilidad digna para tantos estudios con la famosa droga LSD. La Rand Corporation llevaba tiempo investigando sobre el posible impacto social y, sobre todo, político del consumo de LSD sobre la población. La vinculación de esta empresa, con sede en la ciudad californiana de Santa Mónica, con la CIA es un hecho de sobra conocido entre los expertos en inteligencia. Basta decir que James Schlesinger, ex director de la CIA y ex secretario de Defensa, está en la nómina de la Rand como analista estratégico; y que el presidente de esta empresa, Henry Rowen, había ocupado en la CIA el cargo de jefe del Mando de Inteligencia Nacional. Los técnicos de Rand estaban muy interesados en la influencia del consumo de LSD en la población y, más concretamente, en la posibilidad de que el consumo de alucinógenos pudiera favorecer la inactividad política de ciertos elementos especialmente molestos.
Esta idea fue recogida en última instancia por los técnicos del Instituto Hudson, quienes propusieron utilizar el LSD como arma contra el movimiento juvenil que en los años sesenta amenazaba con socavar la estabilidad política estadounidense. El director del instituto -muy interesado en todo lo referente al control social- siguió muy de cerca el tema, estudiando con detenimiento la cultura hippie y su relación con el mundo de las drogas.
A raíz de estas investigaciones, considerables cantidades de LSD aparecieron en 1965 en las universidades, ambientes bohemios y radicales de Estados Unidos. La “cultura del ácido” pronto se convirtió en una de las señas de identidad de la rebeldía juvenil de la época. Sin embargo, esto no fue en modo alguno un fenómeno espontáneo. Aquellos que durante la “década de las flores” deificaron el LSD, llegando a pensar que era el remedio químico ideal para esparcir la paz y el amor en el mundo, no tenían la menor idea de que la CIA estaba utilizando esa sustancia como un arma más en sus planes de manipulación social. Tampoco podían imaginar que la mayor fuente abastecedora del mercado negro de ácido lisérgico durante finales de los sesenta y principios de los setenta estaba en la nómina de la agencia. Se trataba de Ronald Stark, líder de un grupo radical denominado “La hermandad del amor eterno”, más conocida como “la mafia hippie”.
Durante los años que estuvieron en actividad, Stark y sus colaboradores pusieron en circulación más de cincuenta millones de dosis de LSD elaboradas en laboratorios clandestinos europeos. En 1979 Stark fue detenido en la ciudad italiana de Bolonia por posesión de drogas e implicación en varios turbios asuntos de terrorismo internacional, entre ellos el asesinato del político italiano Aldo Moro. Al poco tiempo, el juez encargado del caso lo puso en libertad después de haber encontrado “una impresionante serie de pruebas escrupulosamente enumeradas” de que Stark había estado trabajando para la CIA “desde 1960 en adelante”; es decir, que era un “topo” utilizado en su momento para poner en la calle grandes cantidades de LSD, y más tarde infiltrado en el seno de la organización terrorista Brigadas Rojas. Así quedaba de manifiesto el papel de los servicios de inteligencia norteamericanos a la hora de socavar el movimiento juvenil de los años sesenta.
La decadencia del MK Ultra
El 20 de Septiembre de 1977, luego de que varios medios, entre ellos el New York Time, dieran a conocer algunas de éstas prácticas secretas utilizadas en ciudadanos estadounidenses, el Senado decidió investigar las actividades de la CIA. Sin embargo la investigación negó que Mk ultra, hubiera estado destinado a la creación de Candidatos de Manchuria. Como verán los experimentos nunca fueron nagados. Acaso el fin justifica los medios? - Quién sabe… Finalizada la Guerra Fría, los servicios secretos tienen nuevos objetivos y nuevos enemigos. Tal vez, también nuevos métodos!
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