Conocida como la muerte negra, La Peste. La enfermedad infecciosa más letal de todas las conocidas. Una de las plagas bacterianas, más antigua y más virulenta.
A lo largo de la historia han muerto por la muerte negra, más de 200 millones de personas. Su nombre causaba pavor durante la edad media. Para combatirla aparecieron los llamados Médicos de la Peste, ataviados con un máscara con pico de ave, una máscara de gas primitiva, que contenía en su interior perfumes, a modo de filtro contra la fetidez que emanaba de los apestados.
Una creencia común de la época era que la plaga se extendía a través de las aves. Por eso se creía que vestirse con una mascara con pico de ave podría alejar la terrible enfermedad. La máscara incluía lentes de vidrio rojo, que hacían al doctor impermeable al mal.
El atuendo se completaba con un largo abrigo de cuero, guantes y sombrero de ala ancha. En la mano derecha un palo blanco con un reloj de arena alado, utilizado para mover o examinar al paciente y otras personas cercanas. El pico de la máscara era a menudo rellanado de especias y hierbas aromáticas para purificar o neutralizar las miasmas o "mal aire". Realizaba un doble propósito, disimular el olor cadavérico, parar los esputos y la posible ruptura de las pústulas bubónicas.
La ropa de los Doctores de la Peste también tenía un uso secundario: asustar y advertir a los curiosos. Su figura se convirtió en la imagen de la muerte, aves apocalípticas que con su presencia hacia huir a todo aquel que se cruzara en su camino.
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