miércoles, 23 de abril de 2008

GILLES DE RAIS: LA VERDADDERA HISTORIA DE BARBA AZUL





GILLES DE RAIS

Su nombre es la encarnación del mal, pero hubo un tiempo en el que este asesino de niños era el ideal del caballero francés. Nacido en 1404, se erigió en protector de Juana de Arco. Tras su muerte, De Rais dio rienda suelta a su maldad.

A finales del siglo XVII, el escritor francés Charles Perrault publicó su inmortal obra Cuentos de Mama Oca, donde se compendiaban relatos populares entre los que figuraba Barba Azul, un texto inspirado en las leyendas que circulaban por Francia sobre Gilles de Rais, paladín en la guerra de los Cien Años que había luchado junto a Juana de Arco y que más tarde acabó convertido en cruel asesino de niños.

Gilles de Rais nació en el gélido otoño de 1404, en la Torre Negra del castillo de Champtocé, en Anjou (Francia). Sus padres fueron el noble Guy II de Laval y la dama Marie de Croan. Ambos provenían de los más rancios linajes franceses, poseyendo cada uno una gran fortuna que se incrementó tras su unión. En sus primeros años, él y su único hermano, René, apenas tuvieron contacto con sus padres. A decir verdad, debemos atribuir su crianza y educación a tutores e institutrices.

El pequeño Gilles se instruyó como otros infantes de su condición social en las lides de la escritura y la lectura, manejando muy pronto lenguas como latín y griego. La prematura muerte de sus padres dejó la tutela de los niños en manos de su abuelo materno, Jean de Craon, hombre de carácter enérgico y violento que influyó negativamente en el ánimo del primogénito Gilles. Éste llegó a decir años más tarde sobre él: "Me enseñó a beber, inculcándome desde muy niño a extraer placer de pequeñas crueldades. Nada más lejos de lo que otros hombres han pensado, sentido, imaginado o incluso hecho... Bajo su custodia aprendí a despegarme de los poderes terrenos y divinos, con lo que creí que era omnipotente".

El muchacho manifestó ya a una edad temprana una pericia desacostumbrada en todo lo que emprendía, dejando pronto atrás a sus maestros y confiando en su propia sed de conocimientos y en su capacidad para adquirirlos. Jean de Craon era demasiado viejo para llevar a cabo la tarea de disciplinar a su nieto mayor, cuyo temperamento le hacía tan indomable como egocéntrico. Manifestó también muy pronto un carácter rebelde, así como un deseo irresistible de imponer su voluntad sobre todos los que le rodeaban. En sus años de instrucción militar demostró ser un aventajado discípulo en lo concerniente a doctrina castrense y empleo de las armas, cualidades que desarrolló hasta la perfección cuando intervino, tiempo más tarde, en los combates contra los ingleses al servicio del delfín Carlos VII.

A los 14 años recibió, en su primera ceremonia oficial, una espléndida armadura blanca milanesa con la que se le concedía la distinción de caballero. Dos años más tarde, el aspecto físico que presentaba Gilles de Rais no podía ser mejor para un joven aristócrata de alta cuna. Superaba con creces los 1,80 metros, por los que se repartía un cuerpo perfectamente musculado y sano. Por su continuo entrenamiento militar era muy ancho de hombros, ágil de movimientos y poseía una elegancia natural. A todo esto añadía un aspecto agraciado debido a su morfología facial, donde predominaban dos inmensos y claros ojos azules escoltados por altos pómulos, muy típicos de la naturaleza bretona. El conjunto se completaba con un negro y ondulado cabello que acentuaba aún más su lustrosa tez aceitunada y sus rojizos labios carnosos.

Como vemos, el bello muchacho, dada su apariencia y fortuna incalculable, no iba a representar ningún problema a la hora de solicitar la mano de cualquier damisela perteneciente a las grandes casas francesas. Sin embargo, un hecho interfirió gravemente en esta pretendida y, por otra parte, lógica búsqueda; su evidente homosexualidad. A pesar de ello, se desposó con su prima Catherine de Thouars, en 1420, tras un abrupto secuestro de la joven y posterior boda clandestina. Años más tarde, en 1429, nacería Marie, el único fruto carnal del complejo aristócrata.

En 1424 le reconocieron la anhelada mayoría de edad. Estaba a punto de cumplir 20 años y lo primero que solicitó fue el dominio absoluto sobre el inmenso patrimonio que le pertenecía por derecho. Más tarde, entró al servicio militar de Carlos VII —delfín de Francia—, quien veía seriamente comprometida su aspiración al trono por la intervención de los ejércitos ingleses y borgoñeses en la guerra de los Cien Años.

Desde que comenzó a guerrear (tenía sólo 16 años) bajo la bandera de el duque Juan V de Bretaña hasta que entró al servicio personal del delfín Carlos, sus condiciones como combatiente mejoraron de forma sobresaliente. Durante sus primeras acciones de guerra —enmarcadas en los litigios que enfrentaron a las casas de Monfort y de Penthiévre—, Gilles demostró una inusual destreza con las armas, arremetiendo contra el enemigo en una ignorancia, consciente o no, de los peligros que se cernían sobre él.

De Rais luchaba con el valor propio de aquellos héroes que protagonizaron leyendas y romanceros populares. Sus compañeros aseguraban que un espíritu demoníaco le poseía cada vez que la sangre afloraba como consecuencia del combate. Quizá no les faltaba razón, pues la verdad es que el joven disfrutaba con la guerra, era como un juego para él: cabalgar a lomos de su caballo favorito, Noisette, desenvainar su espada y medirse al enemigo en singular duelo, nada mejor para un hombre de armas francés, educado para la guerra y preparado para morir si tal menester fuese necesario.

En 1429 la situación para la Francia leal a Carlos VII era ciertamente desesperada. En aquel tiempo surgió la figura de Juana de Arco, una modesta campesina que aseguraba ser guiada por voces sobrenaturales hacia la defensa y coronación del delfín galo en la catedral de Reims. La necesidad del momento provocó que nobleza y pueblo se aferraran a los vaticinios de la joven aldeana, y pronto el fervor se adueñó de aquellos escenarios cubiertos por la necesidad.

El barón de Laval recibió el encargo de escoltar y proteger a la doncella en su camino a Orleans, último bastión que permanecía fiel a los intereses de Carlos y que en esos meses se encontraba sitiado por tropas inglesas. Gilles supo, desde que la vio por primera vez, que ella sería el principal estímulo para su atormentada vida. Por eso, no dudó ni un instante en aceptar el mandato real poniendo a disposición de la iluminada cuanto material quisiese disponer para la campaña que estaba a punto de emprender. El ardoroso militar cambió su actitud, siempre agresiva, por otra bien distinta en aquellos días de febril actividad en la ciudad de Chinon. En diferentes ocasiones buscó el tiempo necesario para encontrarse con la doncella, dispuesto a sostener largas conversaciones que encendieron aún más su fe en ella y en la santa misión de la que era emisaria.

Años más tarde la recordaría con estas palabras: "Cuando la vi por primera vez parecía una llama blanca. Fue en Chinon, al atardecer, el 23 de febrero de 1429. Desde el principio fui su amigo, su campeón. En el momento en que entró en aquella sala un estigma maligno escapó de mi alma y, ante el escepticismo del delfín y la corte, yo persistí en creer en su misión divina. En presencia de ella y por ese breve lapso de tiempo, yo iba en compañía de Dios y mataba por Dios. Al sentir mi voluntad incorporada a la suya, mi inquietud desapareció", comentó.

Después del éxito en la liberación de Orleans y otras campañas, la doncella pudo cumplir su promesa de coronar a Carlos VII. Por su parte, Gilles recibió los honores de mariscal de Francia cuando ni siquiera había cumplido 25 años. Esta distinción le elevó por encima de sus iguales, convirtiéndole en el hombre más poderoso del momento. No obstante, la captura de la doncella a manos británicas y su ejecución en la hoguera ante la impasibilidad del monarca francés abocaron al flamante héroe a un abismo del que ni pudo ni quiso zafarse.

Tras la desaparición de la inmaculada pureza encarnada en aquella mujer a la que tanto había amado, no le quedaba nada por lo que luchar en esta Tierra, ni compromisos que asumir al servicio de nadie. El día en el que murió la doncella de Orleans también lo hizo el cuerpo carnal de Gilles de Rais, quien se transformó de orgulloso mariscal de Francia en el principal emisario de Satán en la Tierra. Aún le restaban nueve años de vida en los que enarboló la bandera negra del mal en toda suerte de crímenes y depravaciones horrendas.

En ese periodo se entregó a excéntricos mecenazgos artísticos, como una megalómana recreación teatral del sitio de Orleans, así como toda suerte de orgías, desenfrenos y prácticas alquímicas que intentaban recomponer sus, cada vez más depauperadas, arcas patrimoniales. Mientras, saciaba su sed psicópata con el asesinato de niños secuestrados en la región dominada por él. Se estima que entre 1431 y 1440 desaparecieron en aquella zona no menos de 1.000 niñas y niños, y a buen seguro el barón de Laval tuvo algo que ver en un alto porcentaje de las ausencias.

Finalmente, el escándalo alcanzó a todos los estratos sociales y la propia Iglesia decidió tomar cartas en el asunto, junto al poder civil, ordenando la detención del siniestro ogro. En octubre de 1440, después de un tumultuoso juicio, Gilles fue declarado culpable del asesinato de 140 niños, aunque se dijo que pudieron ser muchos más. El 26 de ese mes, tras haber pedido perdón a los padres de sus víctimas, fue ahorcado y quemado públicamente en un prado de la ciudad de Nantes.

De su tétrica confesión extraemos estas palabras: "Recuerdo que desde mi infancia los más grandes placeres me parecían terribles. Es decir, el Apocalipsis era lo único que me interesaba. Creí en el infierno antes de poder creer en el cielo. Uno se cansa y aburre de lo ordinario. Empecé matando porque estaba aburrido y continué haciéndolo porque me gustaba desahogar mis energías. La muerte se convirtió en mi divinidad, mi sagrada y absoluta belleza. He estado viviendo con la muerte desde que me di cuenta que podía respirar. Mi juego por excelencia es imaginarme muerto y roído por los gusanos".

En estos años algunos investigadores históricos pretenden rehabilitar su imagen, al menos militar, resaltando sus dotes guerreras en los momentos decisivos de las campañas emprendidas por Juana de Arco. Desde luego nadie puede rebatir que fue un digno mariscal en tiempos extremos, si bien su grave psicopatía cubre de tinieblas cualquier razonable defensa.

La mujer que le trastornó


A todos nos suena el cuento de “Barba Azul”, escrito por Perrault a finales del siglo XVII. Lo sorprendente es comprobar que su historia se basaba en hechos reales, aunque los protagonistas no eran mujeres asesinadas, sino niños vilmente ejecutados por la mano de este singular personaje del siglo XV: Gilles de Rais. Gracias a su linaje familiar fue una de las mayores fortunas de Europa, llegando a tener más poder incluso que el propio rey francés Carlos VII.
En la guerra de los Cien Años desfogó su impulso criminal, para más tarde dar un giro radical al convertirse en escolta y protector de Juana de Arco, lo que le impulsó a obtener la distinción de mariscal de Francia con el privilegio de incorporar la flor de Lis a su escudo de armas. Después de la injusta muerte de la doncella de Orleans en la hoguera –por quien Gilles sentía una intrigante atracción nunca confesada–, se desmarcó de cualquier sentimiento humano. Se entregó, por completo, a una vida de excesos y depravaciones, malgastando su patrimonio en excéntricas diversiones y convirtiéndose en un cruel asesino de niños, a los que secuestraba mediante engaño propio de los cuentos en sus castillos del Loira para luego someterles a las más despiadadas y crueles vejaciones y torturas.

Se le lograron imputar 140 muertes, sin embargo, algunos investigadores elevan esta cifra a más de 200 incluso a 1.000.

sábado, 19 de abril de 2008

LA RED “ECHELON”

El “Gran Hermano” de Orwell, definitivamente comienza a cobrar forma en este nuevo siglo XXI, aunque en realidad hace mucho más que existe.

Diseñado por la Agencia de Seguridad Nacional De Estados Unidos, ECHELON es el sistema de vigilancia más importante del mundo. Teóricamente se utiliza para escuchar los mensajes enviados por teléfono, fax o correo electrónico desde países considerados enemigos, pero en la práctica cualquiera puede ser su objetivo. No debemos olvidar las palabras de Zbigniew Brzezinski, consejero de Seguridad Nacional bajo la presidencia de Carter, que confesó, no sin cinismo: “Cuando uno dispone de la capacidad para contar con informaciones, es muy duro imponer barreras arbitrarias respecto a su adquisición... ¿tenemos que renunciar a leer?”

¿Estamos ante el equivalente del “Gran Hermano” de Orwell?

El embrión de la red de espionaje norteamericano data del inicio de la guerra fría, cuando un primer pacto de recogida y de intercambio de informaciones denominado “Ukusa”, se estableció entre el Reino Unido y Estados Unidos. A estos dos países se unieron Canadá, Australia y Nueva Zelanda. A partir de los años 70, las estaciones de escucha implantadas en estos países empezaron a captar las señales retransmitidas hacia la Tierra por los satélites tipo INTELSAT e Inmarsat. Y un centenar de satélites de observación “escuchan” las ondas: radio, teléfonos móviles, etc.

Por otra parte, todas las redes de comunicación son escuchadas: de los cables submarinos (con captadores instalados por submarinistas especializados) a la red Internet (la vigilancia de la red de redes mundial es particularmente simple: la práctica totalidad de los datos transita por “nudos” situados en territorio norteamericano, incluso cuando se trata de conexiones europeas. De esta forma, cada día millones de fax, de télex, de mensajes y llamadas telefónicas del mundo entero son cribados, escogidos, seleccionados, analizados. El sistema Echelon, fue concebido como forma de interconectar (todos los sistemas de escucha) para permitirles funcionar como componentes de un todo integrado. Las estaciones de recepción por satélite captan el conjunto de los haces de satélites INTELSAT, la más importante de las cuales esta localizada en Menwith Hill, Inglaterra, situada bajo el control directo de la NSA. Es conveniente saber que Echelon está controlado por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y que no se debe confundir con la CIA, ya que según parece la NSA es más secreta. La masa de informaciones recogida es, sin embargo, demasiado importante para poder ser explotada por los efectivos –abundantes, pero no infinitos- de los servicios de información. La clave de la interceptación reposa en potentes ordenadores que escrutan y analizan estas masas de mensajes y extraen los que presentan algún interés. ¿Cómo?, las estaciones de interceptación reciben los millones de mensajes destinados a las estaciones terrestres legitimas y utilizan ordenadores para descubrir los que contienen direcciones o palabras claves preprogramadas. Direcciones y palabras que los servicios de información se comunican en forma de “diccionarios” que reflejan sus preocupaciones del momento. Basta que, en el curso de un intercambio telefónico, por fax o por correo electrónico, se emitan palabras como “terrorismo”, “droga”, “guerrilla”, o nombres como “Castro”, “Gadafi”, “Sadam Hussein”, etc, para que toda la comunicación sea identificada, retenida, analizada. Un poco a la manera de los motores de búsqueda en Internet, estas “grandes orejas”, provistas de los mejores sistemas automáticos de reconocimiento vocal, de lectura óptica y de evaluación de contenidos, seleccionan las comunicaciones a vigilar.

Tras la caída del comunismo, la inteligencia aliada tuvo que buscar nuevas “misiones” que justificaran sus altos gasto de infraestructura. Y el terrorismo ha sido un “blanco” perfecto porque permite espiar no sólo a los nuevos enemigos del sistema, sino también a sus propios ciudadanos. Y parece ser que tuvieron éxito, ya que en 1999 los servicios de información norteamericanos contaron con un presupuesto anual de 26.700 millones de dólares –tanto como durante la guerra fría-.

Eso no impidió los atentados terroristas del 11-S, pero ese es otro tema que tocaremos próximamente, por lo que nos preguntamos ¿qué falló? ¿realmente falló algo o no? ¿para que están utilizando Echelon, entonces?

Debe quedar claro que a pesar de la amenaza terrorista, ningún gobierno democrático puede aprovechar las razones de seguridad nacional para abusar de las leyes, cercenando así los derechos de los ciudadanos.

Pero según declaraciones oficiales de la Sede de Comunicaciones Generales (GB) al London observer en 1992, varias organizaciones “inocentes” están en el “Libro Negro” de ECHELON. Es el caso de Amnistía Internacional, Greenpeace y Christian Aid.

ECHELON espía a grupos antiglobalización, movimientos ecologistas o sencillamente, a todos aquellos que promueven un pensamiento crítico y pueden desestabilizar el Gobierno Oculto. Incluso se utiliza a modo particular, en otro artículo publicado por el mismo periódico, un ex empleado del British Joint Intelligence Comité (BJIC), Robin Robinson, admitió que Margaret Thatcher había ordenado a título personal, que se interceptaran las comunicaciones de Lonrho la empresa propietaria del Observer, después de que éste publicara el 1989 un artículo que acusaba a su hijo Mark de haber recibido sobornos en una transacción multimillonaria de armas con Arabia Saudita. A pesar de que se enfrentaba a una acusación por traición, Robinson confesó que él había enviado mensajes interceptados de Lonrho a la oficina de la Sra. Thatcher. Ejemplos claros de que ECHELON no sólo se utiliza para espiar a los potenciales enemigos, sino también a las personas o grupos que resultan molestos a ese poder establecido.

La revista británica New Scientist de mayo del 2001 se hacía eco de un informe del Parlamento Europeo que recomienda a los miembros de la Unión que usen software encriptado y Open Source (fuente abierta) antes de enviar su correo electrónico. El documento describe cómo la red ECHELON puede usarse para pinchar las transmisiones de satélite y cables submarinos para espiar a Europa. Según el investigador y experto en espionaje Nicky Hager, existe un programa gratuito de encriptación que se puede descargar de Internet (http://www.pgpi.org) y que protege suficientemente los correos electrónicos de los ojos de ECHELON.

Puede que por todo esto, los gobiernos europeos estén preparando su propio servicio secreto: ENFOPOL. En noviembre de 1998 la revista electrónica alemana Telépolis denunció la creación de una red de espionaje a semejanza de ECHELON en Europa que parece asociarse claramente con el nacimiento de ENFOPOL y que persigue los mismos fines que el programa norteamericano. El establecimiento del servicio ENFOPOL fue ratificado por todos los países miembros de la Unión Europea en 1995, aunque ninguno de ellos lo confirme o desmienta y aunque no haya habido ningún tipo de debate público al respecto. En este sentido, el pasado 7 de mayo fue aprobada una resolución relativa a la interceptación legal de las comunicaciones por el Paramento Europeo. Esta resolución, no tiene carácter obligatorio pero todo apunta a que un grupo de países la adoptaría formando un “espacio ENFOPOL” que irá aumentando a medida que más países vayan integrándose en dicho espacio.

ENFOPOL intentará imponer sus normas a todos los operadores europeos en telefonía fija y móvil que deberán facilitar a esta policía secreta europea un acceso total a las comunicaciones de sus clientes, así como información sobre números marcados y números desde los que se llama. En el caso de Internet, los proveedores deberán facilitar “una puerta de atrás” para que ENFOPOL pueda penetrar en sistemas privados a sus anchas. Evidentemente estos proveedores estarán obligados, además, a informar sobre los datos personales de su cliente, datos de correo electrónico y claves privadas. La información que proporcionen tampoco podrán hacerla pública así como a quién se la proporcionen. Todo ello, sin que sea imprescindible o necesaria una orden judicial.

La actuación de ECHELON e INFOPOL ponen en un grave peligro los derechos a la libertad de expresión y a la privacidad. Diferentes organizaciones de todo el mundo se están movilizando en defensa de las libertades civiles y los derechos humanos frente al avance del Gran Hermano.

miércoles, 16 de abril de 2008

EL INFORME MATRIX

El Informe “Matrix”

Esta historia surge a raiz de la aparicón en Nueva York en 1987 de dos famosos libros –“Comunión” e “Intruders”- en los que los autores, narrando hechos muy recientes (de aquella época) y vividos en gran parte por ellos en plena ciudad de Nueva York, llenaban de pánico a los lectores acerca de desagradables tareas a que se dedicaban ciertos y misteriosos “seres” que se presentaban en sus habitaciones durante la noche.

En concreto el caso de Kathie Davis –una joven de Cople Woods, cerca de Indianápolis, a la que contra su voluntad los alienígenas la extrajeron un feto de casi cuatro meses- llenó de terror a muchas mujeres. Los detalles del incidente con sus nombres y lugares concretos, el testimonio y la extrañeza de su ginecólogo, la desesperación de la propia Kathie y sus revelaciones hechas bajo hipnosis, no dejaban lugar a dudas. Las noticias corrieron como la pólvora y convirtieron muy pronto los libros de Strieber y Hopkins en “best sellers”.

Por supuesto que, ante hechos tan inquietantes, los cerrados de mente continuaron negando sin tomarse el trabajo de investigar por sí mismos, y los dudosos siguieron dudando en espera de la oportunidad de ver un ovni en el patio de su casa. Sin embargo, en los citados libros lo único que se hacía era confirmar lo que hace años e incluso siglos vienen diciendo los supuestos expertos: el gran interés que estos misteriosos visitantes tienen por lo generacional, lo genético y lo genital.

Ya no se trata por tanto se seguir investigando si somos visitados o no por seres inteligentes no humanos. Se trata de alertar a la Humanidad de las actividades que algunos de estos seres están realizando entre nosotros.

Las primeras noticias de estos contactos se remontan a la década de los años 40, aunque es probable que Alemania haya rescatado un platillo hacia 1939. La primera noticia concreta que se tiene de un ovni estrellado fue la de Spitzbergen, en Noruega, en 1946. Lo que quedaba del platillo fue trasladado a los EE.UU. Otros casos semejantes fueron el celebre caso de Rosewell y Aztec, ambos en el estado de Nuevo México, otro en tierras mexicanas cerca de Laredo y varios más.

En todos estos casos el ejercito rodea el lugar impidiendo el paso a todo el que no pertenece al ejército y esta debidamente acreditado por ellos. Estas súbitas apariciones del ejercito en lugares relacionados con actividad de ovnis han sido frecuentísimas. A finales de 1987 unidades del ejército de los EE.UU. rodearon un área en el suroeste de la isla de Puerto Rico donde se habían estado produciendo durante meses extraños temblores de tierra, uno de los cuales produjo una considerable grieta . Al mismo tiempo se veían en la zona acotada unas luces misteriosas y un ir y venir de helicópteros transportando a hombres vestidos de color naranja que, según decían, “eran de la NASA”. Cuando el ejército se retiró, los que se tomaron el trabajo de ir hasta el apartado lugar pudieron ver las ya conocidas huellas circulares de otros aterrizajes.

Nace el “Majestic 12” Según leemos en un informe que fue secreto por muchos años, “hay historias increíbles sobre el traslado de platillos estrellados. Para guardarlos hubo que llevarlos a veces a grandes distancias, viajando sólo durante la noche, comprando viejas haciendas, avanzando a través de bosques, bloqueando carreteras principales, llevando a veces dos y tres plataformas transportadoras unidas, con una carga extraterrestre de 30 mts. de diámetro. Uno de los platillos era tan enorme y los problemas logísticos tan grandes, que tuvo que ser enterrado en el mismo sitio en que se estrelló y aún permanece allí”.

En interés del Gobierno de USA se incrementó a partir de 1947 cuando el piloto T.Mansell pereció mientras perseguía en su caza a uno de estos objetos. Y ese interés se convirtió en histeria cuando en 1952 una escuadrilla de ovnis sobrevoló descaradamente la ciudad de Washington dejando en ridículo a los más avanzados cazas de la Fuerza Aérea norteamericana. Según un informe “hizo falta toda la inventiva e imaginación de los mejores expertos en manipulación de la opinión pública para distraer la atención de la gente de aquel desgraciado incidente”.

Fue a raíz del primer caso cuando varias Agencias gubernamentales (CIA, NSA, DIA, EBI, NASA) tomaron cartas en el asunto y el general Marshall formó en julio de ese mismo año el grupo “Majestic 12” (MJ-12), los nombres de cuyos doce miembros originales conocemos.

Uno de los que formaba parte del grupo inicial fue el Secretario de Estado James Forestal, que se suicidó. La razón oficial de su suicidio fue una depresión nerviosa, pero otras fuentes aseguran que se debió a la preocupación que le producía lo que había detrás del fenómeno ovni. Su familia, por otra parte, siempre ha afirmado que fue asesinado por la CIA porque era de la opinión de que había que decirle toda la verdad al pueblo.

De las muchas personas que trabajaban en las diferentes organizaciones relacionadas con la investigación de los ovnis, sólo un muy limitado número fuera del MJ-12 estaba al corriente de la verdad. De vez en cuando se divulgaban falsas noticias, muchas veces parecidas a las verdaderas, con el fin de despistar a los investigadores y periodistas. El famoso “informe Condon” de la Universidad de Colorado fue uno de estos esfuerzos oficiales para desacreditar el fenómeno.

A todos los que trabajaban en los diferentes programas relacionados con ovnis se les exigía un solemne juramento firmado cuyo incumplimiento podía acarrearles muy graves consecuencias. Y además del juramentado, el MJ-12 trataría de la misma manera, llegando incluso al asesinato camuflado, a toda aquella persona que estuviese “muy cerca de la verdad” y pudiera ocasionarles un problema. Cualquier medio era lícito para proteger el “secreto final”.

¿Cuál es ese “secreto final” tan celosamente guardado por el MJ-12 asistido por tres o cuatro agencias gubernamentales? Es el trato hecho por el Gobierno de los Estados Unidos con ciertas entidades extraterrestres a las que un miembro del MJ-12 bautizó con el nombre de EBEs (Entidades Biológicas Extraterrestres).

La primera comunicación física que se conoce del Gobierno norteamericano con los EBEs fue el 30 de abril de 1964 en la base de la Fuerza Aérea de Holloman (N. México). En un área previamente concertada aterrizaron tres platillos de los que descendieron varios EBEs. Los esperaban oficiales de inteligencia del Gobierno y allí mismo se celebró la reunión. La entrevista fue filmada.

El primer acuerdo con los EBEs

Hubo más reuniones como la de Holloman en las que se fue avanzando en el entendimiento hasta que, por fin, durante el período comprendido entre 1969 y 1971, el MJ-12, en representación del Gobierno, hizo un trato con ellos. Consistía éste en que a cambio de la tecnología que los EBEs les proporcionarían (mayormente relacionada con armamento y antigravitación) el Gobierno de USA ignoraría ciertas cosas que estaban ocurriendo y les proporcionaría lugares seguros donde ellos pusiesen realizar sus actividades y en los que a su vez enseñarían a los militares las nuevas tecnologías prometidas.

De hecho, la base de Groom Lake, una de las más secretas, fue ampliada a partir de 1972 y se construyó en ella, bajo la dirección de los EBEs, una enorme instalación subterránea en la que se colocó el instrumental pactado, que era manejado exclusivamente por ellos.

Las “cosas” que estaban ocurriendo y que el Gobierno prometía “ignorar”, eran las misteriosas matanzas de ganado que se detectaban en toda la nación y los secuestros y desapariciones de seres humanos que de vez en cuando saltaban a las páginas de los periódicos.

Ya desde un principio este trato provocó una fuerte discusión en el seno del MJ-12, pero la confrontación entre sus miembros se agravó cuando, pasado el tiempo, descubrieron que habían sido engañados y que habían traicionado a sus conciudadanos haciéndose cómplices de miles de crímenes.

Lo último que se sabía del grupo de integrantes del MJ-12, era que, personajes como el general Vernon Walters, el Dr. Kissinger , el ex presidente de EE.UU y padre del actual presidente George Bush y por consiguiente este mismo también, pertenecían a este grupo. Estos nuevos integrantes del MJ-12 no saben qué hacer y están ganando tiempo para ver cómo pueden salir de la encrucijada.

El engaño del que fueron víctimas tan ilustres señores es aterrador. Descubrieron en primer lugar que el número de seres humanos secuestrados y de los que en la mayoría de los casos no se volvía a saber, era muy superior a los que los EBEs les habían dicho.

Sin embargo, lo que más les impresionó fue conocer con detalle lo que les sucedía a las personas que eran consciente o inconscientemente temporalmente abducidas y a aquellas que nunca volvían a aparecer. Se llenaron de horror cuando descubrieron lo que los EBEs suelen hacer con ellos:

· Acostumbran a insertar en el cerebro, a través de las fosas nasales, un pequeño aparato esférico de unos 3 mm. Con el que pueden “monitorear” biológicamente al secuestrado y saber dónde está.· Controlan durante un período de 2 a 5 años, mediante sugestión hipnótica, a los abducidos de modo que éstos efectúen una actividad específica en un momento oportuno.

· Sacrifican a algunos de ellos para que les proporcionen “material biológico”.· No tienen inconveniente en asesinar a algunos individuos que son una amenaza para sus actividades en nuestro planeta.

· Efectúan con ellos experimentos de ingeniería genética.

· Fecundan a mujeres y les extraen prematuramente los fetos, cultivándolos fuera del útero para seguir de cerca su desarrollo.

Estas son, a grandes rasgos, las actividades en que están ocupados los EBEs con los que el MJ-12 hizo el pacto mencionado.

“El Gobierno de los EE.UU no tuvo inicialmente conocimiento de las consecuencias de su “trato” con los EBEs porque éstos les hicieron creer que los secuestros eran esencialmente benignos. Y como se imaginaron que de todas maneras los EBEs los iban a seguir realizando, simplemente insistieron en que les suministrasen periódicamente una lista de los secuestrados”.

Pero la realidad fue muy diferente. Los EBEs no sólo mintieron en cuanto al propósito de los secuestros sino en el número de los secuestrados. Cuando el MJ-12 descubrió la realidad, ya era demasiado tarde. Aparte de la enorme humillación que supuso descubrir que los EBEs habían hecho un trato muy parecido con los rusos.

¿Cómo son los EBEs?

Resumiendo todo el mare mágnum de datos que sobre este particular tenemos, podemos decir que entre las 60 ó 70 clases de EBEs que nos visitan hay 5 ó 6 que son los que están más relacionados con nosotros.

TIPO I. Entidades invisibles, se mueven especialmente desde el plano astral para adentrarse en nuestro mundo, muy difíciles de ser comprendidas por nuestra mente porque son prácticamente pura energía mental. Su actividad primordial es influir la mente de los humanos y tienen mucho que ver con las religiones y todas las grandes corrientes filosóficas y sociológicas. Parece que están en la Tierra desde antes que nosotros.

TIPO II. Grises (por el color de la piel) llamados “reticulianos” (porque dicen que vienen de Zeta Retículi) De estatura baja –de 1,20 a 1,40- con una gran cabeza pelada y ojos muy rasgados. Muy psíquicos, con un gran dominio de la telepatía. Mente grupal con una conciencia individual muy poco desarrollada, lo que constituye uno de sus puntos más débiles. Su meta es el conocimiento científico y mediante él el dominio del mundo. Tienen también gran dominio de la materia y pueden cambiar su apariencia física y crear robots biológicos. Están interesados en los experimentos genéticos debido a que quieren mezclarse con nosotros para conseguir una raza híbrida superior a ambas.

Les preocupa mucho “monitorear” las mentes de ciertos humanos mediante aparatos que les implantan en la niñez y que revisan cada ciertos años, muchas veces sin que se dé cuenta el ser humano. Con tales experiencias adquieren conocimientos sobre nosotros y van implantando en nuestra sociedad, mediante un adoctrinamiento inconsciente que ellos llaman “inculcación”, ciertas ideas que les interesan. Rechazaron el trato que les fue propuesto por el gobierno de algún país de la Tierra que exigía de ellos, a cambio, tecnología para ser usada militarmente.

TIPO III. Grises llamados “Rigelianos”. Aliados en cierta manera de los de tipo II y físicamente muy parecidos aunque con los ojos no tan rasgados. Estos son los que están ahora en relación con el Gobierno de EE.UU. aunque éste esté arrepentido del trato. De hecho está viendo cómo puede liberarse de la presencia de estos seres.

“Son una raza genéticamente dañada, cuando están saludables tiene una piel amarillo-verdosa; pero cuando no tienen suficientes “glandulares” –glándulas de ganado molidas- que absorben a través de la piel, tienen un color gris”.Una característica muy importante de estos rigelianos es que son capaces de salir de nuestro tiempo. Además son poco individualizados como los reticulianos y están aparentemente “militarizados” como ellos. Su sistema digestivo y generativo está dañado y por eso tiene que nutrirse a través de la piel. Su alimento consiste en una especie de sopa celular procedente de tejido bovino que untan en la piel. Estos del tipo III son los que realizan la mayor parte de las matanzas de reses con el fin de alimentarse, pero no tienen inconveniente en caso de necesidad de hacer lo mismo con seres humanos.

Están verificando desesperadamente experiencias genéticas con los humanos, pero no por amor a la Ciencia o por conseguir un cruce más perfecto, sino para conservar su propia especie y para lograr reproducirse de un modo más natural, ya que debido al defecto que portan en sus funciones generativas todos son clones. Estas es la razón por la que todos parecen iguales. Han tratado de llevarse ganado a otros sistemas solares pero hasta donde nosotros sabemos no lo han conseguido todavía

.

Al parecer, estos rigelianos han penetrado masiva y radicalmente nuestra civilización. Mantienen bases en todo el mundo, especialmente en los Estados Unidos, y controlan cada aspecto de nuestra sociedad.

En la actualidad, la raza humana está siendo prácticamente “conquistada” o sometida por estos seres a un verdadero “bombardeo mental” sin que se dé cuenta. Para mantener su control sobre nosotros se valen también de líderes e “iluminados” de muchos tipos. He aquí cómo el informe “The Matrix” resume sus actividades:

· Se clonan a sí mismos en úteros parecidos a vejigas.

· Fecundan a hembras humanas para extraerles posteriormente el feto.

· Fabrican androides de apariencia humana que tienen un tiempo muy limitado de vida.

· Adquieren material biológico de ganado y seres humanos para alimentación y experimentos genéticos.

TIPO IV. Rubios, altos, llamados también “procionianos”. No tienen el poder de cambiar su apariencia y parecerse a los grises. En cambio éstos sí pueden presentarse como rubios. Su altura fluctúa alrededor de 1,90 mts. Ejercen también bastantes actividades en nuestro planeta, pero menos que los grises. No están de acuerdo con lo que los rigelianos del tipo III están haciendo. Parece que tratan de disuadirlos, pero básicamente no intervienen.

TIPO V. Rubios, bajos. DE piel blanca, más discretos en sus intervenciones en nuestro planeta. Según un informe “estarían dispuestos a expulsar de este planeta a los rigelianos si las autoridades mundiales se lo pidiesen oficialmente. Pero ello conllevaría una guerra en la que perecerían muchos humanos”.

Conclusiones del Informe Matrix.

· No hay duda de que naves tripuladas de otros mundos se han estrellado en la Tierra.

· Estas naves proceden no sólo de nuestra propia dimensión sino también de espacios ultradimensionales.

· Los esfuerzos del gobierno de EE.UU. para obtener tecnología alienígena han resultado satisfactorios en algunas ocasiones.

· El Gobierno de los EE.UU. ha practicado autopsias de estos seres y han tenido rehenes alienígenas durante algún tiempo.

· Agencias de Seguridad norteamericanas, Agencias de Seguridad y Agencias públicas están involucradas en el encubrimiento de estos hechos.

· Como resultado de las actividades de ciertos alienígenas, muchas personas han sido y están siendo actualmente abducidas, secuestradas, mutiladas y asesinadas.

· En la actualidad existe una presencia activa alienígena en el planeta, que controla diferentes elementos de nuestra sociedad.

· El Gobierno de los EE.UU. ha tenido por algún tiempo relaciones de trabajo con estos seres con el propósito de obtener tecnología de propulsión gravitacional, armamento de rayos y control mental.

· Millones de reses han aparecido muertas con el propósito de obtener de ellas material biológico.

· Vivimos en un mundo multidimensional que es compartido y visitado por entidades de otras dimensiones. Algunas son hostiles y otras no.

· Nuestro desarrollo genético y las religiones tienen que ver con la intervención de estos seres, tanto terrestres como extraterrestres.

· La tecnología actual en poder de algunos gobiernos excede, con mucho, aquello que es conocido por el público.

· El programa espacial de la NASA encubre otros propósitos.

· Algunas personas que han llegado a saber lo que está sucediendo han sido asesinadas. La CIA y la NASA están involucradas en esto.

Nuestro comentario final es el siguiente: aunque algunas de estas afirmaciones concretas pudieran no ser ciertas, el fondo de todo ello es real. La presencia y actividad de seres inteligentes no humanos en nuestro planeta es algo que la Humanidad no puede permitirse el lujo de ignorar por más tiempo.

viernes, 11 de abril de 2008

LA HISTORIA DEL PRIMER CABLE TELEGRAFICO TRANSOCEANICO

LA HISTORIA DEL PRIMER CABLE TELEGRAFICO TRANSOCIANICO



La instalación del primer cable transoceánico que permitió la comunicación telegráfica entre los continentes americano y europeo, es un hecho que raramente se comenta en los libros escolares, que consideran por desgracia mas importante hablar de guerras y de las victorias de las diferentes naciones, en vez de hacerlo sobre los verdaderos triunfos de la humanidad.

Nos encontramos en la primera mitad del siglo XIX. Gracias al telégrafo podemos saber que ocurre de forma casi instantánea en buena parte del mundo, exceptuando aquellos países que están separados por el mar unos de otros. Técnicamente, el problema estriba en que el agua del mar absorbe la corriente eléctrica que corre por los hilos telegráficos, y mientras no se descubra un medio aislante para dicho hilo, no se podrá establecer la comunicación telegráfica entre estos países.

Sin embargo, no pasa mucho tiempo desde la creación del telégrafo hasta que se descubre la gutapercha, un material adecuado para aislar la línea telegráfica del agua. Esto hizo posible que en 1851las islas Británicas quedaran unidas telegráficamente a la Europa continental, concretamente con Francia, a través del Canal de la Mancha, y posteriormente con otros puntos de Europa, llegándose finalmente a conectar con sus colonias en Africa e India.

Sin embargo, a pesar de los grandes éxitos cosechados hasta el momento, el continente americano parece condenado a estar aislado de esta red mundial, debido a la amplitud de los océanos Pacífico y Atlántico y a la imposibilidad de establecer estaciones intermedias. A esto hay que sumarle el hecho de que se desconocían factores muy importantes tales como la profundidad del océano, la estructura geológica exacta de este, y si el cable soportaría el peso de las masas de agua. Además en el caso de ser técnicamente posible, había que encontrar la forma de transportar esa ingente cantidad de cable, además de una dinamo capaz de enviar electricidad a esa distancia, y además teniendo en cuanta que en esa época, los conocimientos que se tenían de la electricidad eran aun muy básicos. En definitiva, todos estos inconvenientes hacen que en cuanto alguien mencione el proyecto del cable transoceánico, los expertos los rechacen absolutamente, o bien, en el mejor de los casos, comenten que quizás en el futuro.

Aquí es donde surge la figura de Cyrus W. Field. Un ingeniero inglés, de nombre Gisborne, que en el año 1854 está dedicado a la tarea de colocar un cable entre Nueva York y el extremo Este de América, Terranova, gracias al cual las noticias llegarán unos días antes que los vapores, tiene que interrumpir su tarea apenas realizada la mitad de su proyecto, debido a que se han agotado sus recursos financieros. Se dirige entonces a Nueva York en busca de capitalistas que le aporten financiación para poder terminar el proyecto. Se encuentra, gracias a la casualidad, con un joven de nombre Cyrus W. Field, hijo de un pastor, quien ha progresado en sus negocios tan rápida y grandemente que, siendo muy joven todavía, ha podido retirarse a la vida privada con una gran fortuna. Este desocupado, demasiado joven y enérgico para permanecer inactivo, es el hombre a quien Gisborne trata de conquistar para la terminación del cable entre Nueva York y Terranova. Cyrus W. Field no es un entendido sobre la materia, pero a pesar de ello pone una fe ciega en ese proyecto, hasta el punto de que mientras el ingeniero y perito Gisborne no considera sino el fin inmediato, la unión de Nueva York con Terranova, el joven Cyrus va mucho más lejos. ¿Por qué no extender ese mismo cable y comunicar Terranova, mediante un cable submarino, con Irlanda? Desde ese momento, Cyrus dedicaría todo su empeño y medios a dicho proyecto.






Retrato de Cyrus W. Field cuando era un jovencícimo empresario de exito

Lo primero que realiza es contactar con gente del oficio así como solicitar a los gobiernos las concesiones necesarias para llevar a cabo estos trabajos. Seguidamente, tiene que buscar apoyo financiero para el proyecto, tanto en América como en Europa. Es tal la fe que este personaje pone, que en pocos días, y solo en Inglaterra, se suscriben totalmente las 350.000 libras esterlinas de capital inicial necesarias para poner en marcha los trabajos, creándose la Telegraph Construction and Maintenance Company, que será la sociedad encargada de gestionar tanto la construcción como la explotación de la futura línea telegráfica.

Lo primero que se proyecta es la forma en la que se va a transportar esa enorme cantidad de cable. Dado que no existe ningún buque capaz de transportar el cable de costa a costa, se decide que se hará usando dos grandes buques, uno que llevará el cable en dirección a la costa americana y el otro en dirección a la europea. A cada uno de estos les acompañara otro buque de apoyo. El Gobierno inglés pone a disposición de la empresa uno de sus buques de guerra más grandes, el Agamemnon, mientras que el Gobierno norteamericano presta el Niágara, una fragata de cinco mil toneladas (el desplazamiento máximo de la época). Pero hace falta reformar completamente los dos buques para poder emplazar en ellos la mitad de la interminable cadena que debe unir dos continentes.

Durante el año siguiente las fabricas que trabajaban para este gran proyecto, se dedicaron a tejer el interminable hilo de cobre e hierro y de fabricar la gutapercha necesaria. Este trabajo por fin estará concluido en 1857.

Después de hacer una previsión de la meteorología, y teniendo en cuanta que cada barco necesitará al menos dos semanas, la expedición sale finalmente el 5 de agoste de 1857 desde el pequeño puerto irlandés de Valentia. Además de la tripulación de los barcos y los reporteros que van a dejar constancia del hecho, viajan también los mejores electricistas y técnicos, entre ellos el propio Morse, los cuales serán los encargados de comprobar con sus aparatos si durante la colocación del cable la corriente sufre interrupción.

Originariamente se había proyectado conducir los dos barcos grandes, el Agamemnon y el Niágara, cada uno de los cuales lleva la mitad del cable, conjuntamente hasta un punto prefijado en medio del océano, y sólo en este punto proceder al remache de las dos mitades. Posteriormente uno de los barcos debía seguir hacia el Oeste, en dirección a Terranova, y el otro al Este, hacia Irlanda. Pero luego parecía demasiado arriesgado exponer todo el valioso cable en esta primera tentativa, y se resolvió colocar la primera parte desde tierra firme, sin saberse con exactitud si tal transmisión telegráfica submarina realmente funcionaría como se esperaba, a través de tan grande distancia. Se destinó el Niágara a colocar el cable desde tierra firme hasta el medio del océano. La fragata americana viajaba despacio, la máquina devanadora trabaja regularmente. En un camarote aparte están reunidos los electricistas, que atienden sin interrupción a sus aparatos e intercambian continuamente signos con la tierra firme de Irlanda. Maravillosamente, a pesar de que no se ve la costa desde hace mucho tiempo, la transmisión por medio del cable submarino funciona tan claramente como el entendimiento entre dos ciudades europeas. Ya la expedición ha salido de las aguas poco profundas y se ha llegado al llamado plano profundo, detrás de Irlanda, y aun cuando el barco le ha cruzado, el cordón metálico sigue desenrollándose regularmente como la arena de un reloj, remitiendo y recibiendo mensajes, simultáneamente.

Ya han pasado dos dias y dos noches y se han colocado trescientas treinta y cinco millas de cable. Sin embargo, a la tercera noche, Cyrus W. Field es despertado en mitad de la noche por un miembro de la tripulación. Cuando llega a cubierta se da cuanta de que ha ocurrido algo terrible: el cable se ha partido a la altura de la maquina que sirve para desenrollarlo, y se ha hundido en el mar, siendo imposible su recuperación. Un insignificante error técnico había malogrado el trabajo de años.

El pesimismo se hace tanto con la tripulación como con el personal de tierra, sabedores del desastre al perderse la señal. Sin embargo, Cyrus W. Field hace balance ¿Qué se ha perdido? Trescientas millas de cable, alrededor de cien mil libras de capital, y, lo que más le aflige, posiblemente, un año entero, éste sí irrecuperable. La expedición sólo puede esperar buen tiempo en verano y ya la estación está demasiado adelantada. En el otro platillo de la balanza se registra una pequeña ganancia. Esta primera tentativa ha dejado una buena experiencia práctica. El cable ha resultado útil y se puede guardar para la próxima expedición. Sólo hace falta reformar la máquina devanadora que causó la desdichada rotura. Así pasa un año en preparativos y de larga espera. El 10 de junio de 1858 los buques pueden reiniciar el viaje, con renovado valor y cargando el viejo cable. Como la transmisión de signos eléctricos funcionó perfectamente durante el primer viaje, se volvió al primitivo proyecto, y se dispuso que se iniciase la colocación del cable en medio del océano, tendiéndolo simultáneamente hacia los lados opuestos. Al séptimo día debe comenzar en el lugar preestablecido la colocación del cable, y con ello el verdadero trabajo. Sin embargo, al tercer día de viaje, el capitán del Agamemnon siente una secreta inquietud. El barómetro le demuestra que la columna de mercurio bajó con una rapidez alarmante. Debe estar preparándose una tormenta singular, y, efectivamente, al cuarto día se desencadena una tempestad como ni los marineros más probados han vivido pocas veces en el océano Atlántico. Este huracán es singularmente fatal para el buque inglés, el Agamemnon. Es de por sí un vehículo excelente que ha superado las más duras pruebas en todos los mares y aun en la guerra, y por eso el buque almirante de la marina inglesa debería resistir también este temporal. Pero por desdicha el buque ha sido completamente reformado para poder llevar la enorme carga del cable. No es posible distribuir el peso regularmente, como en cualquier buque mercante, sino que toda la carga pesa en el medio, y solamente una pequeña parte ha sido guardada en la proa, lo que tiene por consecuencia, peor todavía, que el movimiento de péndulo se duplique cada vez que la proa emerge o se hunde. Debido a ello la tempestad hace un juego peligrosísimo con su víctima, levantando el barco hacia izquierda y derecha, adelante y atrás, hasta un ángulo de 45 grados, mientras las olas inundan la cubierta y todos los objetos quedan destrozados. Uno de los terribles golpes que estremecen al buque desde la quilla hasta el mástil destruye el depósito de carbón improvisado sobre la cubierta. La masa cae como un granizo negro sobre los marineros, ya sangrantes y exhaustos. Algunos quedan heridos por el golpe, otros por los calderos que se vuelcan en la cocina. Diez días dura la tempestad; un marinero se ha vuelto loco y ya se piensa en una medida extrema:" echar por la borda una parte de la fatídica carga del cable. Afortunadamente, el capitán se resiste a tomar sobre sí semejante responsabilidad y, al fin, resulta tener razón. Después de indecibles pruebas, el Agamemnon resiste el temporal de diez días, y a pesar de su gran atraso encuentra a los demás barcos en el sitio fijado, en medio del océano, donde debe iniciarse la colocación del cable. Sólo entonces se comprueba el daño que ha sufrido la valiosa y sensible carga de los alambres mil veces entrelazados, a consecuencia del constante balanceo. Los alambres han quedado enredados en distintos lugares, y la cobertura de gutapercha está rota o desgastada por él roce. A pesar de todo, se hace una tentativa de colocar el cable, aunque con escasa confianza, pero se comprueba entonces que sólo se han perdido unas doscientas millas de cable, que desaparecen inútiles en el mar. Por segunda vez, hay que darse por vencidos y regresar sin gloria en vez de triunfantes.


Firma de Cyrus W. Field

Los accionistas, enterados de la noticia fatal, esperan en Londres con los rostros compungidos a su conductor y seductor Cyrus W. Field. En estos dos viajes se ha perdido la mitad del capital de la sociedad anónima, sin que por otra parte hubiera quedado probada o realizada cosa alguna, por lo que es comprensible que algunos de los capitalistas pretendan salirse del proyecto y al menos recuperar una parte del dinero invertido. El presidente de la sociedad gestora del proyecto propone que se retire de los barcos el resto del cable inutilizado, para venderle, si fuese menester, a menos de su costo y poner fin en seguida a este terrible proyecto de abarcar el océano. El vicepresidente comparte su opinión y envía su dimisión por escrito, para manifestar así que no desea intervenir más en esta empresa absurda. Pero la tenacidad y el idealismo de Cyrus W. Field son inconmovibles. Declara que no se ha perdido nada, que el cable ha resistido brillantemente la prueba y que a bordo queda cantidad suficiente para repetir el ensayo, aparte de que la flota está reunida y comprometida la tripulación. El temporal extraordinario del último viaje permitía, por otra parte, presagiar un período de hermosos días de bonanza. Aduce que ahora se presenta la única y última oportunidad para realizar una tentativa decisiva. Los accionistas se muestran reacios, pero finalmente Cyrus W. Field impone por fuerza la resolución de que se inicie ese nuevo viaje. El 17 de julio de 1858, cinco semanas después del segundo viaje desdichado, la flota abandona por tercera vez el puerto inglés, pero esta vez parten casi en secreto, quizas para no levantar falsas expectativas en la población. En la fecha prefijada, el 28 de julio, once días después de la salida de Quetown, el Agamemnon y el Niágara pueden iniciar la tarea en el punto convenido, en medio del océano. Los buques, en una complicada maniobra, se colocan popa contra popa. Entre uno y otro se refunden los cabos del cable y se procede a sumergir este. Es entonces cuando se comienza el viaje de regreso, tomando el barco ingles rumbo a Inglaterra y el otro hacia América. Mientras ambos barcos se alejan uno de otro, se produce por primera vez algo impensable hasta no hacia mucho, que dos barcos se comunican mediante señales eléctricas que van a través del océano. Cada tantas horas convenidas, un barco comunica con señales eléctricas, que pasan por la profundidad del océano, la cantidad de millas que ha cubierto, y el otro buque confirma que gracias al excelente tiempo ha salvado una distancia igual. Así pasa un día, otro, un tercero y un cuarto. El 5 de agosto, el Niágara puede informar que ya distingue la costa americana de Trinity Bay, Terranova, después de haber colocado unas mil treinta millas de cable, y el Agamemnon triunfa a su vez porque ya ha dejado asegurados en el fondo del mar cerca de mil millas de cable, y distingue la costa irlandesa. Por primera vez llega la palabra humana de país a país, de América a Europa. Pero sólo esos dos buques, los pocos centenares de hombres reunidos a su bordo, saben que se ha realizado la gran hazaña. Todavía lo ignora el mundo, que ha olvidado ya esta aventura. Nadie les espera en la plaza ni en Terranova ni en Irlanda pero en aquel mismo segundo en que el nuevo cable transoceánico queda comunicado con el cable terrestre, la humanidad entera conocerá su imponente triunfo común.

El Viejo y el Nuevo Mundo reciben casi a la misma hora, en esos primeros días de agosto, la noticia de la obra llevada a feliz término. En Inglaterra, el Times, de ordinario tan reservado, publica un editorial en el que dice: "Desde el descubrimiento de Colón no ha sucedido nada que en forma alguna sea comparable a esta enorme ampliación de la esfera de la actividad humana." Y la City refleja la mayor emoción. Pero esta alegría orgullosa de Inglaterra parece sombría y tímida en comparación con el entusiasmo huracanado que estalla en Norteamérica al recibirse la noticia. Los negocios quedan interrumpidos, las calles invadidas de gente que pregunta, grita y discute, y de la noche a la mañana, Cyrus W. Field, un hombre desconocido, ha quedado convertido en héroe nacional. Se le compara enfáticamente con Franklin y Colón; toda la metrópoli y otras cien ciudades tiemblan y resuenan esperando ver al hombre a cuya decisión se debe el "enlace de América y el Viejo Mundo". Pero el entusiasmo no ha llegado todavía a su grado supremo. Sólo se conoce la noticia escueta de que ha terminado la colocación del cable. Queda por saber aún si el cable habla. Se sabe que la reina de Inglaterra será la primera en enviar un mensaje, su felicitación, que se espera cada vez con más impaciencia. Pero pasan días y días, porque un accidente casual ha interrumpido el cable que comunica Nueva York con Terranova, y sólo el 16 de agosto por la tarde llega el mensaje de la reina Victoria a Nueva York.

La comunicación oficial llega demasiado tarde para que los diarios pudiesen publicar la ansiada noticia; sólo es posible informar al público por medio de letreros colocados en las oficinas de telégrafos y en las redacciones, donde súbitamente se aglomeran enormes multitudes. En los teatros y en los cafés proclaman la buena nueva, y miles de hombres que no acaban de comprender que el telégrafo puede adelantarse en muchos días al buque más rápido, corren hacia el puerto de Brooklyn, donde esperan en vano hasta altas , horas de la noche, para saludar al Niágara, el heroico buque de la victoria pacífica. Al día siguiente, los diarios publican jubilosos con grandes títulos la noticia: "El cable funciona perfectamente" "Extraordinaria sensación en toda la ciudad", "Ha llegado el momento de celebrar una gran fiesta universal". Ya resuenan en las fortificaciones cien disparos de cañón en señal de que el presidente de los Estados Unidos acaba de contestar a la reina. El día siguiente trae nueva fiesta. Ha llegado el Niágara y está en la ciudad Cyrus W. Field, el gran héroe. El resto del cable es llevado triunfalmente a través de la ciudad, y la tripulación del buque es objeto de grandes agasajos. Día tras día se repiten las manifestaciones en todas las ciudades hasta el océano Pacífico y el golfo de México, como si América festejase por segunda vez la efemérides de su descubrimiento. Pero no basta con eso. La verdadera marcha triunfal habrá de ser más grandiosa todavía, más soberbia que cuantas haya presenciado jamás el Nuevo Mundo. Los preparativos duran dos semanas, y el 31 de agosto, toda una ciudad celebra a un hombre solo, Cyrus W. Field, como desde los tiempos de los emperadores y césares ningún otro triunfador haya sido agasajado por su pueblo. Ese hermoso día otoñal recorre las calles un desfile que necesita seis horas para llegar de un extremo al otro de la ciudad. Le encabezan unos regimientos del ejército, con sus bandas y banderas; tras ellos siguen por las calles, adornadas y embanderadas, las sociedades corales, los bomberos, los colegios y los veteranos, en interminable sucesión. Todo lo que puede marchar, marcha; todo el que puede cantar, canta; todo el que puede prorrumpir en júbilo, anima su voz. Cyrus W. Field es conducido como un antiguo triunfador en un coche tirado por cuatro caballos; en otro igual le sigue el comandante del Niágara, y en un tercero el presidente de los Estados Unidos; tras ellos siguen el alcalde, los funcionarios y los profesores. No termina la cadena ininterrumpida de discursos, banquetes, desfiles de antorchas; se echan a vuelo las campanas, truenan los cañones y no acaba el júbilo que envuelve al nuevo Colón, al unificador de ambos mundos, al vencedor del espacio, al hombre que en esta hora resulta el más glorioso y más endiosado ser de América, Cyrus W. Field.




Foto de Cyrus W. Field ya maduro


Miles y millones de voces gritan jubilosamente ese día. Una sola, la más importante, permanece extrañamente muda durante los festejos: el telégrafo. Es posible que Cyrus W. Field intuya en medio del júbilo la terrible verdad. Sería horrible que fuese el único que supiera que el cable atlántico ha dejado de funcionar precisamente ese día, después de haber registrado en los últimos nada más que unos signos confusos, apenas perceptibles. Nadie sabe aún ni sospecha ese lento fracaso, fuera de los pocos hombres que en Terranova fiscalizan la llegada de los mensajes, y aun ellos titubean días y días, en vista del descomunal entusiasmo, en hacer llegar la amarga novedad a los jubilosos. Sin embargo, llama la atención la escasez de noticias. América había esperado que ahora llegarían a todas horas noticias a través del océano, y en su lugar sólo recibe muy de tarde en tarde alguna vaga y no confirmable información. No pasa mucho tiempo antes de que circule de boca en boca el rumor de que, ansiosos y ambicionando obtener mejores transmisiones, se habían enviado unas cargas eléctricas demasiado fuertes, destrozando con ellas el cable, que de por sí no era suficientemente eficaz. Se alienta aún la esperanza de poder salvar el inconveniente. Pero pronto resulta imposible negar que los signos han llegado cada vez más imprecisos e incomprensibles. Al día siguiente al de los grandes festejos, el 1 de septiembre, no llega a través del mar ningún sonido claro, ninguna oscilación nítida. Nada perdonan los hombres menos que el desengaño después de haberse entusiasmado sinceramente, viéndose defraudados por un hombre de quien esperaban todo. Apenas se comprueba la verdad del rumor respecto al fracaso del tan alabado telégrafo, y la ola apasionada del júbilo se convierte en otra de maliciosa amargura e inculpación contra el inocente culpable, Cyrus W. Field. Se afirma en la City que ha engañado a una ciudad, a un país, al mundo; que él sabía el fracaso del telégrafo, pero que se hacía celebrar egoístamente aprovechando el tiempo para vender entretanto sus acciones con enormes beneficios. Toman cuerpo otras calumnias peores todavía, entre ellas la más extraña quizá, de todas que afirman que el cable atlántico jamás había funcionado, que todos los mensajes habían sido una engañifa, y que el telegrama de la reina de Inglaterra había sido redactado de antemano, sin ser transmitido jamás por el telégrafo trasatlántico. Se rumorea que ninguna noticia había llegado en todo el tiempo claramente a través del mar, y que los directores sólo habían redactado telegramas imaginarios, basados en presunciones y signos aislados. Y se produce un verdadero escándalo. Los que ayer prorrumpieron en los más agudos gritos de júbilo son los mismos que protestan ahora con más vigor. Toda una ciudad, un país entero, se avergüenza de su entusiasmo prematuro y sobreexcitado. Se elige a Cyrus W. Field víctima de esa ira. El hombre que ayer fue considerado héroe nacional, hermano de Franklin y sucesor de Colón, tiene que esconderse como un criminal de quienes fueron sus amigos y admiradores. Un solo día lo ha creado todo, y un solo día lo ha destrozado. La derrota es completa: se ha perdido el capital, se ha perdido la confianza, y como la legendaria serpiente de Midgard, yace el cable inútil en las profundidades del océano, inaccesible a la vista.

Por espacio de seis años el cable permanece olvidado y sin provecho en el mar; durante seis años vuelve a reinar el viejo y frío silencio entre los dos continentes que en un momento histórico palpitaron al unísono. América y Europa, que habían estado unidas un momento, el tiempo preciso para decir unos centenares de palabras, vuelven a estar separadas como desde hace milenios, por una lejanía invencible. El proyecto más audaz del siglo XIX, ha vuelto a convertirse en una leyenda, en un mito. Desde luego, nadie piensa en reanudar la obra lograda a medias; la terrible derrota paralizó todas las fuerzas y ahogó todo entusiasmo. La guerra de la Independencia desvía en Norteamérica su interés. En Inglaterra discuten muy de tarde en tarde comités, pero necesitan dos años para dejar constancia, trabajosa y escuetamente, de que, en principio, existe la posibilidad de que funcione un cable submarino. Pero de este informe académico a la realización práctica hay un trecho que nadie se atreve a recorrer. Durante todos estos años, Cyrus W. Field, se dedicó a realizar negocios varios, y así logró recuperar la gran fortuna que había perdido en el proyecto del cable.



Notas manuscritas por Cyrus W. Field sobre el cable telegrafico además de un dibujo del mismo



Sin embargo, pasan los años y hay grandes mejoras tanto en las comunicaciones telegráficas como en las técnicas de fabricación de los hilos que ya permitirían hacer realidad el proyecto del cable transoceánico. Y como no, el incansable Cyrus vuelve a la carga con su proyecto, consiguiendo los apoyos financieros necesarios, lo que le lleva a que el 23 de julio de 1865 el mastodóntico buque Great Eastern, el cual, gracias a su tamaño y al avance en la industria naval, podía transportar el solo la carga, zarpó desde Inglaterra llevando un nuevo cable. Aun cuando fracasa la primera tentativa, y dos días antes de llegar a la meta, el cable se rompe, y el océano insaciable se traga otra vez seiscientas mil libras esterlinas, la técnica ya domina la materia lo suficiente como para no dejarse amilanar. El 13 de julio de 1866 el Great Eastern sale por segunda vez, el viaje se torna triunfal. El cable habla ahora clara e inconfundiblemente a Europa. Dos días después se encuentra el cable viejo, perdido, y dos lazos unen ahora al Viejo Mundo y el Nuevo Mundo, convertidos en uno solo. El milagro de ayer se ha transformado en lo natural de hoy, y desde este momento el mundo, la humanidad vive una vida simultánea.

Decir finalmente, que Cyrus W. Field participó en proyectos para unir telegráficamente América, vía Hawaii, con Asia y Australia. En 1877 compró la compañía de ferrocarril de Nueva York, de la que fue presidente varios años, en los que consiguió reflotar la compañía, la cual se encontraba en una situación financiera pésima.

Por último, comentar que Cyrus, en sus últimos años de vida no tuvo demasiada suerte en sus negocios, hasta el punto de que a su muerte en 1892, estaba prácticamente en la pobreza.

miércoles, 9 de abril de 2008

EL FACTOR CERO: ¿ESTA MALDITA LA CASA BLANCA?

EL FACTOR CERO: LA MALDICION DE LA CASA BLANCA


Cuenta una leyenda que una tribu de pieles rojas, molesta por ver como arrebataban sus tierras lanzó una maldición de muerte contra los jefes blancos. Es así que desde 1840, cada 20 años, se muere el presidente de Estados Unidos que esté de turno. Lo que para la mayoría es una simple superstición, para los estadounidenses se ha convertido en una pesadilla. Da la casualidad que, justamente, cada dos décadas se produce la conjunción de los dos planetas más grandes del sistema solar, Júpiter y Saturno. De allí que haya sido un astrólogo el que descubrió este ciclo fatídico: Cameron Zirmann, quien publicó en 1957 su teoría en la revista “The Astrology”. Él realizó un recuento de los presidentes que estuvieron bajo el influjo de este maleficio.


WHILLIAM H. HARRISON


1840: William H. Harrison triunfa en la campaña electoral para Presidente. En marzo de 1841 juramenta su cargo. La puerta este del Capitolio fue el lugar elegido para tan magno acontecimiento. En medio de una pertinaz y helada lluvia, y sin abrigo ni sombrero, Harrison leyó inmutable el discurso que sería el más largo hasta hoy pronunciado por un presidente durante la toma de posesión. Paradójicamente su mandato sería el más corto de toda la historia de los EE.UU. Treinta y un días después murió de neumonía, a los 68 años, el 4 de abril del 1841. Una teoría afirma que en realidad murió envenenado con arsénico. Nadie aun lo sabía pero se trataba del primer acto de la maldición.


ABRAHAM LINCOLN
1860: Abraham Lincoln, el carismático y recordado líder abolicionista es elegido presidente. Su elección fue la señal para que los estados del sur, partidarios de la esclavitud, se separaran de la Unión, hecho que fue el detonante para que estallara la espantosa guerra civil, conocida como la “guerra de la Secesión”. En 1864 y aun en plena guerra civil Lincoln es elegido para un nuevo período. Pero no culminaría dicho mandato. En la noche del 14 de abril de 1865, mientras Lincoln se halla presenciando una comedia en el teatro Ford (Washington) sentado junto con su esposa en el palco cercano al escenario, un fanático sudista y ex actor llamado John Wilkes Booth se le acerca y le dispara un tiro a quemarropa en la cabeza. Cuatro días antes la guerra había terminado con la derrota de los sudistas.

Tras hacer el disparo, Booth se arroja desde palco presidencial al escenario (de una altura de 3 metros) cayendo con tal mala suerte que se lastima una pierna y se aleja cojeando. El público cree que es parte de la representación teatral. No hay reacción ni pánico. Ningún guardaespaldas protegía al Presidente. El homicida logra salir del teatro, monta a caballo y se da en fuga a todo galope. Dos semanas después es rodeado en una granja y muere durante la captura. Todo hace pensar que el asesinato formó parte de una gran conspiración en la que debían morir también el secretario de Estado y el vicepresidente y de la que sólo se dieron a la luz las piezas menores, como ya es costumbre en los EE.UU en este tipo de eventos. Cuatro personas son juzgadas y condenadas a muerte y otras tantas a prisión. Aunque el ataque se produjo a la vista de cientos de personas, nadie pudo dar una descripción precisa del atacante e incluso mucho tiempo después todavía se ponía en duda si la muerte del asesino había sido en realidad una ejecución extrajudicial para encubrir la conspiración. Pese al tiempo transcurrido, aún se discuten muchos puntos misteriosos de este suceso. La más delirante de las teorías acusa a los jesuitas del asesinato.


JAMES A. GARDFIELD

1880: James A. Garfield es elegido presidente. Pero su mandato sería breve. Charles Guiteau, le disparó dos veces en la estación de trenes Pennsylvania (Washington), el 2 de julio de 1881. El asesino, de personalidad psicótica, había anteriormente solicitado al presidente el puesto de cónsul en Francia y al serle denegada su petición se vengaba de esa manera.

Tras una penosa y larga agonía, Garfield falleció el 19 de setiembre de ese mismo año. Este suceso tuvo repercusión en el Perú, que se hallaba en guerra con Chile, pues Garfield era un firme partidario de que Chile hiciera la paz pero sin anexiones territoriales y en ese sentido había instruido a los diplomáticos norteamericanos que negociaban con los representantes de las 2 naciones en conflicto. Con su muerte, finalizó también dicha orientación norteamericana en perjuicio del Perú; no faltaron aquí muchos que creyeron que los chilenos habían estado tras el magnicidio. Guiteau fue juzgado y ejecutado.

WILLIAM MCKINLEY

1900: William McKinley es reelegido presidente para un segundo período. Era un brillante abogado que apoyado por los círculos financieros había llegado a la Casa Blanca en 1896. Durante su primer período protagonizó la guerra con España para arrebatarle Cuba, Puerto Rico y Filipinas en 1898. Su labor en la administración creó también prosperidad para el pueblo americano quien no tuvo reparos para volverlo a elegir en las presidenciales de 1900.

Pero no llegó a concluir su segundo período: seis meses después, cuando asistía a la Exposición Panamericana de Buffalo (estado de Nueva York), el anarquista de origen polaco León Czolgosz le dispara dos tiros en la cabeza, el día 6 de setiembre de 1901. McKinley murió ocho días después. De nuevo el “factor cero” hacía acto de presencia. El asesino acabó en la silla eléctrica.


WARREN G. HARDING

1920: Warren G. Harding es elegido presidente. La terrible casualidad del “factor cero” dejaba ya de pasar desapercibida por los americanos de modo que cuando Harding ganó las elecciones de 1920 las voces de la superstición comenzaron a oírse. Todo transcurrió con completa normalidad hasta que en 1923, tras una agotadora gira por Alaska y California, Harding enfermó y falleció de un ataque cardíaco, el 2 de agosto de 1923, en el trayecto a San Francisco. Se corrió el rumor de que había sido en realidad envenenado pero eso no ha podido ser comprobado, ya que su esposa no permitió la autopsia del cadáver. Los últimos días de su administración se habían caracterizado por los escándalos fiscales que implicaban a varios amigos suyos que fueron denominados como "la banda de Ohio" y que en parte motivaron su mal estado de salud que le costó la vida.. ¿Quién sería la próxima víctima?


FRANKLIN D. ROOSEVELT


1940: Franklin D. Roosevelt gana la presidencia, por 3° vez consecutiva (la constitución permitía entonces al presidente poder ejercer más de dos períodos presidenciales seguidos). Su mandato se convertiría en el más largo de la historia norteamericana. Intentaron asesinarlo, aunque sin suerte. Se salva gracias a la oportuna intervención de Anton Cermak, alcalde de Chicago, quien se atraviesa entre el asesino y la bala. También le toca conducir a la nación americana durante la Segunda Guerra Mundial, tras el ataque japonés a Pearl Harbour en 1941. Su tercer mandato finaliza en 1944 pero la nación americana le vuelve a elegir por cuarta vez. Parecía como si la maldición hubiera finalizado.


Sin embargo fallece poco después, víctima de una hemorragia cerebral, el 12 de abril de 1945, en la localidad de Warm Springs (Georgia), antes de que finalice la guerra. Fue sucedido por su vicepresidente, Harry S. Truman, a quien le correspondió la terrible decisión de arrojar las bombas atómicas en el Japón que pusieron fin a la guerra, en agosto de dicho año.



KENNEDY

Hasta aquí el informe del astrólogo Zirmann. Posteriormente, el astrólogo norteamericano Mc Cormak predice el 10 de julio de 1963, el trágico fin que le esperaba a John F. Kennedy (elegido presidente en 1960, un "año cero"). Otra adivina recomienda al mandatario no ir a la ciudad texana de Dallas, en noviembre de 1963. A nadie le extraña estos vaticinios pues el factor cero ya es muy popular en todo el país. Kennedy, al igual que Julio César ante los idus de marzo, hizo caso omiso a las advertencias. Y así sería víctima de un atentado, el más impactante del siglo XX: en un mediodía soleado, cuando circulaba en un automóvil descapotable a través de la ciudad de Dallas, recibió varios disparos en la cabeza y en el cuello, a consecuencia de los cuales falleció una hora después en el hospital (22 de noviembre de 1963).

FOTO DE KENNEDY TOMADA DESPUES DE SU AUTOPSIA


Una comisión encabezada por el presidente del Tribunal Supremo, Earl Warren (la llamada Comisión Warren), llegó a la conclusión de que el único asesino fue el ex soldado estadounidense Lee Harvey Oswald. Éste, que había sido detenido poco después del asesinato en un cine próximo, resultó a su vez muerto dos días más tarde por el propietario de un club nocturno de Dallas, Jack Ruby, mientras era conducido desde la ciudad a la prisión del condado. Investigaciones posteriores sugirieron la firme posibilidad de que a Kennedy le dispararan al menos dos francotiradores, de frente y por detrás, lo que confirmaba las impresiones de la mayoría de los testigos oculares. Algunos han considerado que pudieron ser varios los probables promotores del magnicidio, incluida la mafia y los exiliados cubanos descontentos.

El cúmulo de coincidencias hizo que corrieran auténticos ríos de tinta sobre el tema. William Johnson escribió un libro titulado “El factor cero”, en el que analizaba a profundidad a los mandatos presidenciales que empezaban con años acabados en cero. La obra como era de esperar fue un éxito de ventas en todo el país.

RONALD REAGAN

Finaliza otro ciclo de 20 años, y en 1980, es elegido otro presidente, Ronald W. Reagan. Nuevamente se vuelve a rememorar la maldición. La historia y la leyenda estaban en contra del ex actor hollywoodense convertido en el Presidente de la nación más poderosa del mundo

Reagan sufrió cuatro atentados. El más conocido de dichos intentos de asesinato fue el 30 de marzo de 1981 cuando John Hinckley hijo le disparó frente a las cámaras de televisión cuando salía de un hotel de Washington. La vida de Reagan pendió literalmente de un milímetro aunque pudo sobreponerse. Asimismo, el 13 de julio de 1985, ya durante su segundo mandato, Reagan estuvo ocho horas en el quirófano para que le extrajeran pólipos cancerosos del estómago. Pero se sobrepuso a todo y terminó su mandato tranquilamente ¿puede significar eso que con Reagan finalizó el maleficio piel roja? Se dice que su esposa, Nancy Reagan, muy conocida por su afición a la astrología y aconsejada por un círculo de videntes de Washington, le ayudó al realizar un conjuro para neutralizar el maleficio.

En todo caso, solo 7 presidentes desde 1840 han sufrido el maleficio: Harrison, Lincoln, Garfield, McKinley, Harding, F. D. Roosevelt y Kennedy. No deja de ser inquietante que sean precisamente SIETE, si se tiene en cuenta que es el número sagrado por excelencia en la tradición judeocristiana y otras tradiciones, asociado generalmente con la idea de consumación, cumplimiento y perfección.

GEORGE W. BUSH


Año 2000, gana en unas controversiales elecciones George W. Bush, y se convierte en el 43° mandatario en ya algo más de 200 años de historia de los Estados Unidos. Será quien pruebe si la maldición continúa o ya ha finalizado. Parecía que perdía las elecciones del 2004 pero contra todo pronóstico, es reelegido y asume su segundo mandato en el 2005. Pero los astros lo afirman: no llegará a terminar su presidencia ¿Logrará George W. Bush finalizar vivo su segundo y último mandato presidencial (la Constitución ya no le permite más de una 2° elección consecutiva)? ¿O comenzará con él otro ciclo de maldiciones contra los presidentes elegidos en año cero? Sólo el tiempo lo dirá.