domingo, 23 de diciembre de 2012

Un repaso por las profecías fallidas del fin del mundo



A lo largo de la historia, muchos fueron los que anunciaron que el final de una era llegaba, en base a cálculos matemáticos y supuestas revelaciones bíblicas. Aquí, el listado 

Cada cierto tiempo, un "elegido" aparece con la revelación sobre la fecha en que ocurrirá el fin del mundo, basándose en especulaciones sobre los diferentes textos de la Biblia o cálculos matemáticos, o incluso anunciando el nacimiento de un Anticristo y el año en que su poder caerá sobre toda la humanidad. 

Las predicciones apocalípticas fallidas son documentadas a lo largo del tiempo por los diferentes escritos realizados por esas mismas personas o sus "obedecidos".Aquí, un listado de las profecías más famosas y que lograron ser documentadas. 

Año 90: A menos del 100 años del nacimiento de Cristo, el Papa Clemente I, elegido en el año 88 y fallecido en el 97, profetizó que el fin del mundo sucedería en cualquier momento de ese año. 

Año 365: El obispo y escritor francés Hilario de Poitiers, pronosticó ese año como el del fin del mundo, ya que alegaba que el último emperador (Constancio II), que lo había desterrado de Frigia, era el anticristo, y el responsable del final que se acercaba. 




Año 400: El obispo San Martín de Tours desde el año 375 comienza a predicar que el fin del mundo llegaría en el 400. Su escrito aseguraba: “No hay dudas de que el anticristo ya nació. Firmemente establecido ya en sus primeros años, después de alcanzar la madurez, alcanzará el poder supremo”. Sus cálculos aseguraban que a los 25 años, el anticristo se adueñaría del mundo y lo destruiría. 

Año 999: La inminente llegada del año 1000 provoca una histeria colectiva, que lleva incluso a iniciar guerras contra los paganos del Norte de Europa para “convertirlos” antes de la “Segunda venida”. Miles de personas vendieron sus propiedades y descuidaron sus plantaciones para peregrinar a Jerusalén, a la espera de la llegada del Mesías. 

Año 1260: El monje italiano Joaquín de Fiore, que vivió entre los años 1135 y 1202, había asegurado que el fin del mundo estaba previsto para este año. Su cálculo para el fin del mundo rezaba que eran 30 generaciones que pasaban antes del fin de la era, y teniendo en cuenta que 42 años es la edad promedio de una persona, al multiplicar 30 por 42 el resultado era 1260. Tras su muerte, sus seguidores, denominados “Joaquinitas” formaron un movimiento que avalaba esa teoría, aunque al no pasar nada ese año, aplazaron el fin del mundo un año más, hasta el 1290, aduciendo que faltaba una generación. 

Año 1284: El Papa Inocencio III, que vivió entre los años 1161 y 1216, aseguró que el fin del mundo estaba previsto para 666 años después de la fundación del Islam, por lo que la suma de esas cifras le daba ese año. 

Año 1496: Según los místicos del Siglo XV, teniendo en cuenta que el nacimiento de Cristo se produjo en realidad en el año 4aC, en ese año se estaba viviendo el 1500 después de su nacimiento, lo que llevaba a que el fin de la era antigua llegue en ese momento. 

Año 1666: Teniendo en cuenta que esta fecha es la suma del milenio más el Número de la Bestia, y los diferentes conflictos que se sucedían en Inglaterra, todo hacía prever que el fin del mundo llegaba. Incluso, el Gran Incendio de Londres que ocurrió ese año ayudó a acrecentar los rumores y teorías. 

Año 1669: Los Antiguos Creyentes de Rusia estaban convencidos de que el fin del mundo sucedería ese año, lo que llevó a que 20.000 de ellos se inmolaran quemándose, para protegerse de la inminente llegada del supuesto anticristo. 

Años 1843-1844: William Miller, líder del denominado Movimiento Millerita, predijo basado en un minucioso cálculo, que la segunda venida de Cristo se produciría entre el 21 de marzo de 1843 y el 21 de marzo de 1844, año durante el cual reunió a miles de devotos, a la espera de su llegada. Tras el fracaso de la profecía, se aseguró que el 22 de octubre de 1844 era la fecha en realidad. Para ese día, reunió a todos sus seguidores en una colina, y tras el fracaso, el hecho es recordado como “La gran decepción”. 

Año 1981: En el año 1835, Joseph Smith, fundador de la Iglesia Mormona, aseguró que la segunda vanida tendría lugar pasados los 56 años, lo que daba como resultado ese año. 

Año 1914: Los Testigos de Jehová creyeron que cada uno de los “siete templos” mencionados en el libro bíblico de Daniel era de 360 días, lo que totalizaba 2520 días. Ellos interpretaron esto como representativo de 2520 años, comenzando en el año 607 aC, lo que fija como meta el año 1914, más precisamente el día 1 de octubre. De hecho, consideraron la Primera Guerra Mundial como la batalla del Armagedón. Luego de ese año y que nada pasara, la revista Watchtower predijo que el año final del mundo sería 1915, 1918, 1920, 1925, 1941, 1975, y por último 1994. No, ninguna se cumplió. 

Año 1919: El reconocido meteorólogo italiano Alberto Porta, residente en San Francisco, aseguró que para esa fecha una conjunción de seis planetas causaría una corriente magnética tal que “penetraría el sol, causando grandes explosiones de llamas de gas, que finalmente terminarán con la Tierra”. El terror comenzó a expandirse hacia otros países, y muchas personas fueron las que se suicidaron antes de que tal catástrofe llegue. 

Año 1987: Leland Jensen, líder de la secta bahá’í, profetizó que el cometa Halley sería desviado a la órbita de la Tierra el 29 de abril del 1986, y los pedazos del cometa cubrirían la Tierra durante un año. La fuerza de la gravedad del cometa podría causar grandes terremotos, y el 29 de abril de 1987 el cometa se estrellaría contra la Tierra causando una destrucción generalizada. 

Año 1999: Varias son las teorías que afirmaban que en ese año el fin del mundo llegaría. Desde las publicaciones de los Testigos de Jehová hasta el lingüista Charles Berlitz, quien predijo una devastación nuclear, el impacto de un asteroide o incluso el cambio de polos. Según una publicación astrológica que circulaba en la India, el mundo desaparecería por una serie de graves desastres naturales el 8 de mayo, predicción que llevó a que una importante cantidad de indios entraran en pánico. 
Además, los miembros de la secta denominada Iglesia Stella Maris, de Colombia, se reunieron en Sierra Nevada asegurando que el fin del semana del 3-4 de julio de ese año pasarían a ser recogidos por un OVNI que los salvaría del fin del mundo. Sin embargo, el fin del mundo no llegó, pero los más de 30 integrantes de ese culto desaparecieron sin dejar rastros. 

Año 2000: Según el arqueólogo Richard W. Noone en su libro 5/5/2000Ice: The Ultimate Disaster, una acumulación de exceso de hielo en la Antártida es la causante de un desequilibrio en la tierra. Ese desequilibrio cambiaría los polos, que podría causar el envío de miles de millones de toneladas de hielo a las cascadas de todos los continentes. 

Año 2001: La Academia de Ciencias Unarius, fundada en 1954, aseguró que a fines de este año los “hermanos del espacio” enviarían OVNIs a la zona de El Cajón, California, para la inauguración de una nueva era. Sin embargo, en enero de 2002, al ser consultados respecto del error de su profecía, adujeron: "Los Hermanos de espacio no aterrizaron porque nosotros, el pueblo de la Tierra, no estamos dispuestos a aceptar los pueblos avanzados de otro planeta". 

Año 2003: Este año llegaría el fin del mundo, más precisamente el 5 de mayo, según lo que aseguraba Nuwaubians, un culto a Georgia dirigido por el Dr. Malachi Z. York, que dice ser la encarnación de Dios y un nativo del planeta Rizq, que incluso fue entrevistado por la revista Time en julio de 1999. 

Año 2007: Utilizando la numerología, donde mezcló profecías bíblicas, el Y2K, los códigos de la Biblia y la astrología, Thomas Chase confirmó que el Armagedón ocurriría en agosto de este año.

Año 2012: Harold Camping, locutor de radio cristiana estadounidense predijo que el 21 de mayo de 2011 ocurriría el retorno de Jesús, que los elegidos volarian hasta el cielo, y luego seguirían cinco meses de fuego, azufre y plagas, con millones de personas muriendo cada día, que culminarían el 21 de octubre de 2011, con el fin del mundo... pero como era de esperarse no pasó nada.

viernes, 14 de diciembre de 2012

El laberinto de la muerte del Dr. Holmes



El 1° de mayo de 1893 se inauguró en Chicago la Exposición Universal, que debía reflejar el gigantesco progreso de la humanidad en las industrias y en las ciencias. Era la edad de la seguridad. Y del optimismo. Por esos días, abrió sus puertas en la ciudad de los vientos un fastuoso hotel. La obra fue proyectada por un tal Campbell y realizada bajo la dirección de un tal doctor Holmes. Ambos tenían un rasgo común: no existían. Habían sido creados por un tal Herman Webster Mudgett, quien recurrió a ese arbitrio para estafar a albañiles y proveedores de materiales de construcción y equipamiento del suntuoso establecimiento.

Si el aspecto exterior del edificio era por lo menos extraño, su interior era inquietante: toda su estructura estaba horadada por pasadizos secretos, trampas, espejos que permitían ver cuanto acontecía en las habitaciones, y hasta cañerías de gas colocadas debajo del parquet, que se accionaban desde el subsuelo y hacían posible que los huéspedes pasasen involuntariamente del sueño diario al sueño eterno.

Si los clientes hubiesen tenido oportunidad de echar un vistazo a los sótanos, seguramente se habrían marchado sin detenerse a recoger sus equipajes. Porque hubiesen descubierto un horno crematorio, una tinaja con ácido sulfúrico, una mesa de disección anatómica, con decenas de bisturíes, sierras y otras herramientas relativamente afines con la industria hotelera. Si nadie se preocupaba por las desapariciones, menos intriga despertaban las cartas falsificadas que enviaba a los familiares de sus huéspedes para que sus familiares o socios les girasen más fondos, porque lo estaban pasando bomba.

Con, probablemente, unas doscientas muertes sobre la conciencia, este Barba Azul sádico y obseso sexual puede considerarse, en la lista de premios de los grandes criminales, como una especie de “recordman” en todas las categorías. Su mansión del suburbio de Englewood en Chicago -el Holmes Castle- es aún hoy la casa de matar más sofisticada de toda la historia de la criminología.





El Dr. Holmes, cuyo verdadero nombre era Herman Webster Mudgett, nació en 1860 en Gilmanton, en una honrada y muy puritana familia de New Hampshire. Muy pronto manifestó hacia las mujeres -y sobre todo hacia las mujeres de fortuna- el interés poco corriente que iba a hacer de él un auténtico donjuán del crimen. A los dieciocho años, se casó con una rica joven llamada Clara Louering. Para pagar sus estudios de medicina, la arruinó, y después, una vez obtenidos con lustre sus diplomas en la Universidad de Michigan, la abandonó para irse a vivir con una guapa viuda que se complació en subvenir a sus necesidades gracias a las rentas de su respetable casa de huéspedes. Siendo ya médico, dejó sin pena a aquella segunda conquista, ejerció durante un año en el estado de Nueva York y fue después a establecerse en Chicago.

Alto, guapo, con aire distinguido, siempre elegantemente vestido, Mudgett tenía innumerables éxitos amorosos. Al llegar a su nueva ciudad no tardó en seducir a una joven encantadora (y casualmente millonaria) llamada Myrta Belknap. Para vencer las reticencias que la virtuosa señorita le oponía, tomó el nombre de Holmes, se casó con ella y, gracias a unas falsificaciones de escrituras, se apresuró a estafar 5,000 dólares a su familia política para hacerse construir, en Wilmette, una casa suntuosa.

Consiguió entonces, en las afueras de Englewood, la gerencia de una farmacia propiedad de una viuda excesivamente ingenua, de quien se hizo a la vez su amante y hombre de confianza. A base de falsificaciones de contabilidad y de malversaciones de fondos, logró hacerse dueño de la totalidad de los bienes de la desgraciada, después la hizo “desaparecer” y puso en obra su gran proyecto.

Para construir su castillo el Dr. Holmes recurrió a varias empresas. Estas nunca eran pagadas e interrumpían pronto sus obras. De esa manera, el propietario era el único en conocer detalladamente un edificio cuyo extraño arreglo habría podido suscitar la curiosidad.



La exposición de 1893 se estaba preparando y debía atraer a Chicago una muchedumbre considerable, entre la cual habría, por supuesto, multitud de mujeres guapas, ricas y solas. Ingeniosamente, Holmes decidió por lo tanto aprovechar aquella situación. Gracias a una serie de hábiles estafas adquirió un terreno y emprendió la construcción de un enorme hotel con aspecto de fortaleza medieval, cuya disposición interior concibió él mismo. Cada una de las habitaciones de aquel extraño inmueble estaba provista de trampas y de puertas correderas que daban a un laberinto inextricable de pasillos secretos desde los cuales, por unas ventanillas visuales disimuladas en las paredes, el doctor podía observar a escondidas el vaivén de sus clientes y sobre todo de sus clientas.

Disimulada bajo el entarimado, una instalación eléctrica perfeccionada le permitía por otra parte seguir en un panel indicador instalado en su despacho el menor desplazamiento de sus futuras víctimas. Con sólo abrir unos grifos de gas, podía finalmente, sin desplazarse, asfixiar a los ocupantes de unas cuantas habitaciones.

Un montacargas y dos “toboganes” servían para hacer bajar los cadáveres a una bodega ingeniosamente instalada, donde eran, según los casos, disueltos en una cubeta de ácido sulfúrico, reducidos a polvo en un incinerador o simplemente hundidos en una cuba llena de cal viva. En una habitación, bautizada como “el calabozo”, estaba instalado un impresionante arsenal de instrumentos de tortura. Entre las máquinas sádicas instaladas por el ingenioso doctor, una de ellas llamó particularmente la atención de los periodistas. Era un autómata que permitía cosquillear la planta de los pies de las víctimas hasta hacerles literalmente morir de risa.

El Holmes Castle fue terminado en 1892 y la exposición de Chicago abrió sus puertas el 1 de mayo de 1893. Durante los seis meses que duró, la fábrica de matar del Dr. Holmes no se desocupó. El verdugo escogía a sus “clientas” con mucha precaución. Tenían que ser ricas, jóvenes, guapas, estar solas y, para evitar las visitas inoportunas de amigos o familiares, su domicilio tenía que estar situado en un estado lo más alejado posible de Chicago.

¿Cuántas mujeres fueron violadas, torturadas y asesinadas en el castillo del Dr. Holmes? La cifra de doscientas es una aproximación verosímil. Seguramente por modestia, Holmes sólo confesó veintisiete, lo cual sería bien poco si se toma en cuenta la importancia de las instalaciones que había colocado.

Alicia y Howard Pitizel niños asesinados para cobrar el seguro de vida de su padre.

Los últimos crímenes.
Con el final de la Exposición, las rentas del hotel acusaron una caída brutal, y Holmes se encontró pronto corto de dinero. El medio más sencillo que imaginó para procurarse ingresos fue incendiar el último piso de su inmueble y reclamar a su asegurador una prima de 60,000 dólares, sin pensar un instante que la compañía podría muy bien hacer una investigación antes de pagárselos. Descubierto, nuestro doctor tuvo que refugiarse en Texas, donde se apresuró a realizar diversas estafas que lo llevaron por primera vez a la cárcel. Liberado bajo fianza, vuelve a salir unos meses después no sin haber puesto en pie una nueva operación criminal.

La idea era sencilla e ingeniosa. Un cómplice, llamado Pitizel, debía hacerse un seguro de vida en una compañía de Filadelfia. Se presentaría luego como suyo un cadáver anónimo desfigurado por un accidente. No habría más que repartir la prima que cobraría la Sra. Pitizel, mientras que el “muerto” iría durante algún tiempo a hacerse olvidar a Sudamérica. Para su desgracia, Holmes tuvo la mala idea de cambiar su plan y de matar realmente a Pitizel. Aquella solución tenía en su opinión la ventaja de ahorrarle la búsqueda peligrosa de un cadáver y, sobre todo, permitirle quedarse él solo la totalidad de la prima, deshaciéndose ulteriormente de la Sra. Pitizel y de sus hijos -lo cual, para él, sólo era un simple trabajo rutinario.

Muy cooperador acudió, pues, a la morgue para reconocer el cuerpo de su amigo, fue a Boston a buscar a la desdichada viuda y la trajo a Filadelfia para que cobrara su dinero. La denuncia de un antiguo compañero de celda, Marion Hedgepeth, vino a sembrar la duda en el ánimo de los aseguradores.

La policía hizo una investigación. Remontó con paciencia todos los eslabones de la cadena. Holmes confesó primero la estafa a la compañía aseguradora y, ante las pruebas abrumadoras reunidas en su contra, los asesinatos de Pitizel y de sus hijos.

Holmes fue condenado a muerte por el Tribunal de Filadelfia y ahorcado el 7 de mayo de 1896. Sólo tenía treinta y cinco años.

¿Doscientas víctimas?
Ante el tribunal, Holmes afirmó haber asesinado a veintisiete personas a lo largo de su vida. Eso es poco creíble. El acusado disfrutaba burlándose de la justicia; confesaba, por ejemplo, el asesinato de personas que estaban vivas. Por lo tanto nunca sabremos con certeza el número de sus víctimas. A juzgar por los descubrimientos hechos en su castillo, es considerable. La cifra de doscientas es propuesta por los criminólogos como la más verosímil.

viernes, 7 de diciembre de 2012

La NASA anuncia que se viene la tormenta solar más grande de los últimos 50 años



Un informe reciente de la NASA y la ESA asegura que la tormenta solar más grande de los últimos 50 años estaría por estallar para finales 2012, principios de 2013. Las tormentas solares podrían afectar las telecomunicaciones y los aparatos electrónicos. La última gran tormenta solar fue en 1958 y provocó que se vieran auroras boreales hasta en México.

Un reciente informe realizado para la NASA y la ESA anuncia para el 2012/2013 la tormenta solar más potente de los últimos cincuenta años. Según ha pronosticado el equipo dirigido por Mausumi Dikpati, del Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas (NCAR por sus siglas en inglés), “el siguiente ciclo solar será de un 30 a un 50% más intenso que el anterior”.



La actividad solar sufre altibajos periódicos, y en los últimos dos años ha vivido el período de más baja actividad que se recuerda. Pero, en el caso del Sol, después de la calma viene la tormenta. Según han comprobado los astrónomos, con una frecuencia cada vez mayor están apareciendo pequeñas manchas solares que anuncian el comienzo del próximo ciclo solar, que se estima tendrá su máximo entre 2012 y 2013.



En el siglo XVIII, el astrónomo suizo Rudolf Wolf desarrolló un método para contar las manchas solares que aún sigue vigente hoy día. Wolf estudió los ciclos solares en períodos de once años, y denominó “ciclo 1″ al primero que analizó (1755-1766). Desde entonces, los siguientes se numeraron consecutivamente. El próximo, que tendrá su máximo solar en 2012 ó 2013, será el ciclo 24.



Si las predicciones de Dikpati son correctas, en los próximos años se producirá un estallido de actividad solar apenas menor que el del histórico máximo solar de 1958. Durante aquel año se llegaron a ver auroras boreales en México, pero no tuvo mayores consecuencias. Sin embargo, ahora los investigadores dan por hecho que un máximo solar de intensidad similar a aquel podría perjudicar muy seriamente a los satélites, las redes eléctricas, las redes de telefonía móvil, los sistemas GPS y otras tecnologías modernas.


sábado, 24 de noviembre de 2012

El proyecto Mountauk y el Proyecto Fenix

El Proyecto Montauk es una secreta serie de proyectos del gobierno de los Estados Unidos, que se llevó a cabo en el Hero Camp o la estación de la Fuerza Aérea de Montauk, Long Island, Nueva York, con el propósito de desarrollar técnicas de guerra psicológica y exóticas investigaciones incluyendo la del viaje en el tiempo. Debido a la escasez de pruebas verificables para apoyar su existencia, los críticos argumentan de Montauk, que es un experimento sin verificar de la teoría de la conspiración, leyenda urbana o, posiblemente, de una falsa alarma.






La primera cita del Proyecto Montauk es incierta, pero los elementos de la historia han circulado al menos desde principios del decenio de 1980. Según el investigador de OVNIs y astrofísico Jacques Vallée, el Experimento Montauk parece tener su origen en la cuenta de Preston Nichols, que afirmaba haber recuperado recuerdos reprimidos de su participación. No hay ninguna versión definitiva del proyecto Montauk narrativa, pero algunas cuentas lo describen como una extensión o continuación de la Experimento Filadelfia.

Según los creyentes del Proyecto Montauk, los supervivientes del Experimento Filadelfia se reunieron en 1952-1953. Con el fin de continuar su labor anterior en la manipulación de los "blindaje electromagnético" que se habían utilizado para hacer el USS Eldridge invisible, e investigar las posibles aplicaciones militares de campo magnético como la manipulación del dispositivo de la guerra psicológica. Los investigadores supuestamente crearon un informe sobre sus propuestas, que se presentó al Congreso de los Estados Unidos y fue rechazado por ser considerado demasiado peligroso. El proyecto volvio directamente al Departamento de Defensa y por encima de la aprobación del Congreso, los investigadores prometieron una nueva y poderosa arma que podría inducir a los síntomas de trastornos psicóticos y esquizofrenia con el solo hecho de tocar de un botón. El Departamento de Defensa lo aprobó. La financiación supuestamente procedía de un alijo de EE.UU. $ 10 mil millones de oro recuperado de los nazis que se habia encontrado en un tren por soldados del Ejército de EE.UU. en un túnel de tren en Francia, cerca de la frontera suiza. El tren fue volado y todos los soldados implicados fueron asesinados. Cuando se agotaron los fondos, la financiación adicional se obtuvo a partir de ITT Corporation y Krupp AG en Alemania.

El trabajo comenzó en el Brookhaven National Laboratory (BNL) en Long Island, Nueva York bajo el nombre de "Proyecto Fénix", pero pronto se dieron cuenta de que el "proyecto" requeria una gran antena de radar avanzadao, y la instalación de uno en el Brookhaven National Laboratory pondría en peligro la seguridad del proyecto. Afortunadamente, la Fuerza Aérea de Estados Unidos tuvo un cierre de base en Montauk, Nueva York, no lejos de la BNL, en donde había una completa instalación de radar SAGE. El sitio era grande y remoto en Montauk, el punto todavía no era una atracción turística. Permitiría el acceso al agua el equipo que se ha movido dentro y que fuera detectado. Más importante aún, el radar SAGE trabajó en una frecuencia de 400 MHz - 425 MHz, en la gama de 410 MHz - 420 MHz, la señal que se dijo para influir en la mente humana.





Los experimentos se llevaron a cabo en teleportación, dimensiones paralelas y los viajes en el tiempo. En torno al 12 de agosto de 1983, el proyecto del viaje en el tiempo en el Camp Hero fue interbloqueado con el original del proyecto del Arco Iris en 1943. Dos hombres, Al Bielek y Duncan Cameron ambos afirman haber saltado desde la cubierta del USS Eldridge al hiperespacio, y cuando se terminó el viaje después de un período de grave desorientación en el Hero Camp en el año 1983 en Montauk. En este punto coinciden en afirmar que John von Neumann, un famoso físico y matemático, supuestamente, había trabajado en el Experimento Filadelfia, pero la Marina de los Estados Unidos lo niega.

Habia creado una "ventana (portal) en el tiempo" que permitió a los investigadores viajar a cualquier parte en el tiempo o el espacio. Este fue desarrollado en forma estable "Túnel del Tiempo". Túneles subterráneos abandonados fueron explorados en Marte usando esta técnica donde aparentemente algún tipo de "marcianos", una vez había vivido muchos miles de años antes. Se estableció contacto con extraterrestres a través de el túnel del tiempo y se intercambió con ellos la mayor parte del proyecto Montauk.


Esto permitió un acceso más amplio al hiperespacio. Stewart Swerdlow desarrollo también el "lenguaje de hiperespacio", utilizando arquetipos y glifos, así como el color y el tono, en otras palabras, un "idioma no-lingüística", el lenguaje del Creador, que es Dios mismo. Sin embargo, muchos investigadores han cuestionado la validez de Swerdlow y lo que efectivamente hizo en el proyecto Montauk. Enrico Chekov, un disidente ruso-español, informó en 1988, después de defecting a América, que la vigilancia por satélite capturadas durante el decenio de 1970 mostró la formación de una gran burbuja de espacio-tiempo que se centró en el sitio, dando mayor apoyo a la Base D1 de la investigacion del tunel del Tiempo. Después de Chekov compartido fotografías con un periodista del The New York Times, en su apartamento de Manhattan, fueron robadas y las fotos era lo unico que se tenia como prueba.


miércoles, 31 de octubre de 2012

La misteriosa enfermedad de las niñas afganas



Una misteriosa enfermedad está afectando varias escuelas femeninas en Afganistán. Cientos de estudiantes han sido trasladadas a hospitales, y muchos profesores y funcionarios sospechan que han sido envenenadas. Sin embargo, ninguna sustancia ha sido encontrada todavía.

En la Escuela de Bibi Hajera, en la provincia de Tajar, en el norte de Afganistán, el día comienza ahora de manera diferente.

Las chicas llegan con sus velos islámicos blancos limpios, pero antes de entrar en el salón de clases, sus maestros las registran. Todas son sometidas a inspección, incluso la más pequeñas.

El 23 de mayo, las niñas comenzaron a caer enfermas como piezas de dominó. Se sospechaba que la bomba de agua de la escuela había sido envenenada.

"Una de mis compañeras de clase estaba en el jardín de la escuela. Sea cayó al suelo y se la llevaron al hospital. Algunas se enfermaban en la calle, algunas en casa", dice Naziah, quien no ha alcanzado la adolescencia y quiere ser médico algún día.

Manos internacionale s

El director de la escuela, Abdul Hai, no tiene ninguna duda de que una mano criminal está detrás de lo sucedido.

"Interferencia externa es la responsable. Los talibanes afganos no son lo suficientement e sofisticados como para desarrollar venenos. Esto fue causado por los enemigos de Afganistán y nuestro gobierno", dijo.

Durante todo el verano, la televisión nacional e internacional ha estado informando de los supuestos ataques. También ha habido niñas enfermas en otras provincias, como Khost, Bamiyan y Nangarhar.

Las imágenes son perturbadoras: chicas jóvenes en camas de hospital con sondas, lamentándose o desmayándose.

En ocasiones, los funcionarios locales han dado información contradictoria . Si una vez dijeron que la enfermedad fue producto del envenenamiento, en otra atribuyeron el caso a una situación de histeria colectiva.

Las jóvenes suelen salir del hospital en cuestión de horas. Ninguna de ellas ha muerto.

Pero las imágenes de las pacientes, presas de la angustia o padeciendo un dolor que parece considerable, han causado indignación.

Talibanes

El dedo acusador también ha apuntado a los talibanes. Los insurgentes, que prohibieron la educación femenina durante su gobierno, parecen sospechosos obvios, en opinión de las autoridades afganas.

Estos niegan su participación y emitieron una declaración en la que señalan a los "invasores y sus medios de comunicación contratados" de emitir falsas acusaciones, como parte de "la guerra de los medios, que no tiene ninguna base en la realidad".

Uno de los primeros ataques ocurrió en el pueblo de Rustaq, en la provincia de Takhar. Cinco muestras de agua fueron tomadas dentro y en los alrededores de la Escuela de Niñas Dabiristan por el Ministerio de Salud Pública.

Pero Afganistán no tiene la tecnología para analizarlas, por lo que la misión internacional en Afganistán, la ISAF, envió las muestras a un laboratorio fuera del país. El laboratorio no encontró rastro de nada sospechoso.

"Sólo encontramos las bacterias que se hallan naturalmente en el agua, no hay pruebas de toxinas", dijo el portavoz de la ISAF, el teniente coronel Jimmie Cummings.

Aún así, las niñas siguieron cayendo enfermas. Los padres exigían respuestas, y medidas por parte del gobierno.

Sospechosos

A principios de junio, 14 sospechosos fueron detenidos y trasladados a una cárcel de Kabul, a cargo de la agencia de inteligencia afgana, el NDS.

La mayoría de los detenidos han sido puestos en libertad, pero a principios de esta semana, se me invitó a conocer a tres de los sospechosos todavía tras las rejas.

Ningún abogado estuvo presente. Y antes de cada entrevista, un funcionario del servicio de inteligencia (NDS) le dio instrucciones breves a los prisioneros sobre cómo responder.

Los tres están acusados de pertenecer a una cadena de suministro que trajo dos botellas de veneno de Pakistán, a través de la provincia de Kunar, al Takhar.

Uno de los sospechosos, Najibullah, maestro de escuela, me dijo que le dio dos botellas de veneno y 50.000 afganos (US$1.000) a dos niñas. Al menos una de las botellas fue utilizada.

"Fue un error", me dijo, cuando los funcionarios del NDS lo miraban. "Fue antiislámico, y fue mi culpa", añadió.

Otro hombre, el mulá Yakub, admitió formar parte de los talibanes y haber ayudado a transportar los líquidos. El tercero, Nooragha, niega cualquier implicación.

La presión para encontrar a los responsables de perjudicar a las escolares ha sido enorme. Los tres hombres pronto serán entregados a la Fiscalía General para su enjuiciamiento .

Pero a falta de cualquier evidencia física de las toxinas, otros cuestionan si los ataques son reales.

Shrafudin Azemi, profesor de psicología en la Universidad de Kabul, cree que las tensiones de años de conflicto, y el poder de los medios de comunicación, han provocado el pánico entre los escolares afganos.

"Las investigacione s médicas y penales indican un daño mental, no un daño físico, a las víctimas de Afganistán, que ha estado en guerra durante 30 años. La gente de aquí están sufriendo bajo un gran estrés", dijo.

En la escuela Bibi Hajera, todas las chicas han regresado a las aulas. A falta de evidencia sólida, los hechos son desconcertante s.

Algunos quieren que las niñas dejen de asistir a la escuela. Aunque por ahora, la supuesta intoxicación es un misterio que sigue sin respuesta.

Otro hombre, el mulá Yakub, admitió formar parte de los talibanes y haber ayudado a transportar los líquidos. El tercero, Nooragha, niega cualquier implicación.

La presión para encontrar a los responsables de perjudicar a las escolares ha sido enorme. Los tres hombres pronto serán entregados a la Fiscalía General para su enjuiciamiento .

Pero a falta de cualquier evidencia física de las toxinas, otros cuestionan si los ataques son reales.

Shrafudin Azemi, profesor de psicología en la Universidad de Kabul, cree que las tensiones de años de conflicto, y el poder de los medios de comunicación, han provocado el pánico entre los escolares afganos.

"Las investigacione s médicas y penales indican un daño mental, no un daño físico, a las víctimas de Afganistán, que ha estado en guerra durante 30 años. La gente de aquí están sufriendo bajo un gran estrés", dijo.

En la escuela Bibi Hajera, todas las chicas han regresado a las aulas. A falta de evidencia sólida, los hechos son desconcertante s.

Algunos quieren que las niñas dejen de asistir a la escuela. Aunque por ahora, la supuesta intoxicación es un misterio que sigue sin respuesta.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Stonehenge: La Gran Mentira

Un artículo titulado “Stonehenge, the big hoax”, adelantado en la edición digital de EEUU, el arqueólogo Mike Parker Pearson pone encima de la mesa las pruebas que demuestran que el 90% de las piedras que hoy vemos en Stonehenge no pertenecen a la formación original y fueron colocadas en sucesivas “restauraciones” como parte de un gran montaje. Y para atestiguarlo, aporta la correspondencia entre los autores del engaño y las autoridades británicas desde el año 1898 en adelante.






Entre la documentación aportada por Parker Pearson hay cartas, planos, bocetos del proyecto y una colección de fotografías que hasta ahora no habían visto la luz. En muchas de ellas puede observarse a los operarios al servicio de Su Majestad levantando con grúas las pesadas piedras y colocándolas unas sobre otras para simular una gran formación de megalitos. “Debemos construir algo grande”, aseguraba el ingeniero jefe en una misiva de febrero de 1901, “un monumento que ponga Gales en la mente de todos y haga palidecer los hallazgos del continente [franceses]”.






El autor del artículo, el profesor Parker Pearson, lleva más de diez años dedicado al estudio de este monumento y es el primero en reconocer, con cierto sonrojo, que él mismo ha sido víctima de un montaje de proporciones colosales que ha durado más de cien años. Pearson se topó con la primera pista mientras realizaba un análisis rutinario de la base del altar central, durante uno de los muchos trabajos que ha realizado en la zona.

Como parte del análisis, su equipo analizó esta roca y el resto del círculo central que aparecen en los pocos grabados del monumento anteriores al siglo XX y las comparó con el conjunto. El resultado les dejó sin aliento: cerca del 90% de las grandes rocas de dolerita presentaban una variedad de feldespato incompatible con las rocas de las colinas de Preseli, de donde proceden los megalitos más antiguos. En otras palabras: algo no encajaba en el puzle de Stonehenge.

Intrigado por los datos, Pearson comenzó a indagar sobre la historia de la excavación y empezó a atar cabos. Revisó los primeros planos de Stonehenge, la documentación primigenia y llegó hasta un misterioso personaje llamado William Gowland, que había trabajado en una primera “restauración” del monumento en 1901. Después de dos años, la investigación le llevó hasta una vieja mansión en Amesbury, perteneciente al propio Gowland, y a varias casas en el entorno de Stonehenge, donde encontró todas las claves para desmontar el engaño.





Los documentos oficiales reconocen a William Gowland como el ingeniero que ayudó en 1901 a restaurar parte de la formación y a levantar la piedra 56, en la parte oeste del gran Trilithon, pero la realidad es que añadió al menos una docena de piedras más y tramó el plan para que en los años posteriores se añadieran decenas de ellas sin conocimiento de la opinión pública.

“La cabeza me daba vueltas”, escribe Parker Pearson en National Geographic. “Había decenas de cartas entre Gowland y alguien del gobierno que firmaba como 'Mr. H' en las que detallaban un meticuloso plan para convertir la zona en un foco de atracción basado en la cultura druida, y que debía mantenerse en el más absoluto secreto".

Por lo que se deduce de las notas, el plan fue tramado por el círculo de amistades de Gowland, que incluía a Alfred Harvey (muy bien situado en las más altas esferas de la administración y posible 'Mr. H') y varios poetas de poco renombre y especialmente interesados por la historia británica.





"Será como un sueño druida", escribía el poeta Milton Partridge en una carta a Gowland. "Debéis hacer algo a la altura de sir Walter Scott, digno del Rey Arturo". En otro de los documentos, firmado por un amigo astrónomo de Gowland, Douglas Byron, se presentan varios mapas del cielo de Gales durante el solsticio de verano y la disposición que deben tener las rocas para conseguir el alineamiento. "Es una planificación concienzuda", insiste Parker Pearson, "se tomaron tiempo de pensar hasta en el último detalle".

“Las fotografías acabaron de convencerme”, asegura Pearson. Algunas estaban en las casas y otras se las han proporcionado fuentes del gobierno británico, que siguen desde hace meses su investigación y que, aunque no se han pronunciado, tampoco han negado los hechos.







La investigación de Pearson revela que hubo tres "restauraciones" sucesivas, en 1901, 1919 y 1920, y una última en 1958, en las que se añadieron rocas y monolitos falsificados y se ocultó la información a la sociedad británica. Las pruebas fotográficas y documentales muestran que todo fue una gran mentira aunque, como dice Pearson, “parece increíble que algo tan evidente haya tardado tantos años en salir a la luz”.

La documentación original tardará varias semanas en ser publicada, pero las pruebas que presenta National Geographic en este número especial de enero parecen tener suficiente contundencia como para hacer tambalearse el mito de Stonehenge y cuestionar la forma en que ha trabajado la Arqueología en los últimos años.

viernes, 19 de octubre de 2012

El humo radiactivo que las tabacaleras quisieron ocultar



Un estudio revela que la industria conoció durante décadas cómo eliminar compuestos radiactivos de los cigarrillos y no lo hizo porque disminuiría su poder adictivo

En el contexto de sus investigaciones sobre el asesinato de la periodista Anna Politkóvskaya, en 2006, el ex teniente coronel de la KGB Alexander Livtinenko fue envenenado con Polonio 210 (Po210), un metal radiactivo y cancerígeno del que se detectaron trazas en los lugares por los que pasó, entre otros el estadio de fútbol del Arsenal.

La alarma social desatada entonces sorprende a Rodrigo Córdoba, exportavoz del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo, "cuando en muchos casos un asesino potencial [el humo de tabaco que incluye el Po210] abunda en los domicilios y, hasta hace poco, en los lugares públicos".

En efecto, se calcula que un fumador de cajetilla y media diaria recibe una radiación equivalente a unas 300 radiografías de tórax al año. Según Robert N. Proctor, profesor de Historia de la Ciencia en la Universidad de Stanford, "el tabaco es la causa principal de exposición radiactiva en los seres humanos".

unque escasamente conocido por el gran público gracias a los esfuerzos de la industria tabaquera, los cigarrillos incluyen elementos radiactivos, como el Plomo 210 (Pb210) o el Po210, que contribuyen al desarrollo de cáncer de pulmón.

Fueron Edward P. Radford y Vilma R. Hunt los que por primera vez describieron en 1964 en Science el hallazgo de Po210 emisor de partículas alfa (un tipo de radiación ionizante) en cigarrillos. Pero las tabaqueras lo supieron antes, junto con sus repercusiones sobre la salud, que estudiaron durante décadas.

Una reciente revisión publicada en Nicotine & Tobacco Research asegura que empresas como Phillip Morris (PM) —fabricante de Marlboro, Chesterfield o L&M— o British American Tobacco (BAT) —Lucky Strike o Pall Mall— conocían su presencia desde 1959.

Los investigadores de la Universidad de California revisaron numerosos documentos de la industria de los más de 70 millones de folios que fueron desclasificados en 1998 a raíz del Tobacco Master Settlement Agreement, el acuerdo entre cuatro grandes tabaqueras y 46 estados de EEUU, por el que las primeras se comprometían a compensar económicamente los gastos sanitarios derivados del tabaquismo, a cambio de su exención de responsabilidad legal.

Las tabaqueras conocían también su efecto carcinógeno, según los expertos. Así, aunque la cantidad por cigarrillo es mucho más pequeña que la usada para matar a Livtinenko, esta radiación causa anualmente en torno al 13% de las muertes por cáncer de pulmón entre los fumadores habituales, según la propia industria, los autores de este estudio y los datos de la Agencia de Protección Medioambiental estadounidense. Además, dado que un 50% del humo se libera al entorno, los fumadores pasivos también están expuestos a esa radiación.

De acuerdo con los investigadores, desde 1980 se conocía el lavado ácido que, modificando el pH, elimina el Po210, pero la industria evitó utilizarlo porque disminuye también la capacidad adictiva de la nicotina. Según Proctor, otras cuatro técnicas han estado disponibles y tampoco se han utilizado.

El subdirector de Investigación de la tabaquera R.J. Reynolds, Claude E. Teague, no podía ser más elocuente en un documento de 1972: "Si aceptamos mansamente las denuncias de nuestros críticos y avanzamos hacia la reducción o eliminación de la nicotina, finalmente liquidará nuestro negocio.

Si tenemos la intención de permanecer en el negocio, la fabricación y venta de formas de dosificación de nicotina, tenemos que defender nuestra posición".

A través de la tierra
Las sustancias radiactivas están presentes "en todas las marcas de cigarrillos disponibles", asegura el estudio. "Es un problema en todo el mundo", señala el doctor Hrayr Karagueuzian, investigador principal. Por un lado, los elementos radiactivos llegan al tabaco a través de la radiación emitida por la corteza terrestre. Las pequeñas cantidades de uranio presentes de forma natural en el suelo se desintegran en forma de radón-222 (Rn222), un gas radiactivo que es absorbido por el polvo y acaba depositándose y acumulándose en unas proyecciones pegajosas de las hojas de tabaco denominadas tricomas, formando complejos resinosos resistentes a la lluvia o el curado de las hojas.

El Rn222 decae a su vez, dando lugar a partículas de Pb210 y Po210, que alcanzan en los tricomas concentraciones 10.000 veces más altas que en toda la planta. Por otro, mediante la absorción por las raíces de fertilizantes fosfatados, creados a partir de rocas sedimentarias de fosfato que contienen uranio, comunes en el cultivo de tabaco y otros productos agrícolas por favorecer grandes cosechas. Cuando un cigarrillo se quema, se evaporan estos compuestos que inhala el fumador.

Según Armando Peruga, gerente de la Iniciativa Libre de Tabaco de la OMS, este organismo no establece recomendaciones específicas sobre el Po210, aunque recomienda eliminar todas aquellas sustancias "tóxicas o adictivas". Por su parte, el Ministerio de Sanidad remite a la política común de Bruselas.

Como asegura una portavoz del Comisariado de Investigación, Innovación y Ciencia de la UE, "en la actualidad, no hay límites para el polonio o uranio en los fertilizantes fosfatados".

Dado que su gran mayoría se importa de países extracomunitarios (principalmente Marruecos), esta regulación "sólo tendría beneficios para el tabaco cultivado en la UE", mientras que la mayoría se produce fuera, explica. "En consecuencia", concluye, "la regulación de los productos radiactivos en el tabaco sería una medida más eficaz que la de los fertilizantes".

Sin embargo, desde la Dirección General de Salud y Consumidores, encargada de la regulación del tabaco, se asegura que, aunque la Comisión Europea está revisando la vigente directiva sobre productos del tabaco, "no hay planes para regular la radiactividad absorbida por las hojas del tabaco".

A preguntas recientes de parlamentarios europeos, el comisario de Salud y Consumidores, John Dalli, respondió que como la principal toxicidad del tabaco se produce por la combustión de la hoja, "las restricciones de ciertos productos químicos tendrían un efecto limitado en la reducción de la toxicidad global".

A esta respuesta se aferra Phillip Morris para minimizar los riesgos y añadir que "durante décadas" ha buscado cómo "reducir los componentes dañinos del humo". BAT, por su parte, no ha respondido a las preguntas de Público.

Según Rafael García Tenorio, catedrático de la Universidad de Sevilla y vicedirector del Centro Nacional de Aceleradores del CSIC, dada la radiación natural, "probablemente una lechuga tiene la misma" cantidad de elementos radiactivos que un cigarrillo. De hecho, es un argumento que utilizan las tabaqueras para justificar su inacción.

Entonces, ¿cuál es el problema? Lo aclara Karagueuzian: "Es posible que otros productos agrícolas puedan contener partículas alfa. Pero en el humo del cigarrillo la partícula alfa forma un complejo con partículas insolubles que se atasca en las bifurcaciones bronquiales, donde queda retenida unos 120 días [dada la dificultad del pulmón para lavarlas], aumentando el riesgo de cáncer".

martes, 9 de octubre de 2012

Descubrimientos imposibles: El yacimiento de Glozel

Glozel, aldehuela de la montaña Borbonesa, está situado en el municipio de Ferrieres/Sichon en el departamento de Allier a una veintena de kilómetros en el sureste de Vichy.






El 1° de marzo de 1924, en el campo Duranthon ( rebautizado más tarde campo de los muertos ), un joven agricultor de 17 años, Emile, y su abuelo, Claude Fradin, hacen un descubrimiento imposible que desencadena una de las más violentas polémicas arqueológicas del siglo XX porque pone en duda lo que se sabía sobre los orígenes de la escritura.

Al roturar un haza de terreno, unos de los bueyes tirando del carro cae en un hoyo, en el interior del cual Emile topa con huesos humanos. Con el descubrimiento de esta tumba, piensan haber encontrado un tesoro, las primeras excavaciones se hacen con pico y pala. Hallan varios objetos, urnas, vasos, hachas y tablillas grabadas. Rompen las urnas pero no contienen más que tierra, decepción, vuelven a tapar el hoyo y siembran la avena.





En el transcurso del verano, la Sociedad del Borbonesado se desplaza, saca muestras y las manda al Dr Capitán de Bellas Artes.
En aquella época, el Dr Capitán, el padre Breuil y el conservador del museo de los Eyzies, el Sr Peyroni, representaban el triunvirato ineludible de la prehistoria.





Mientras tanto, en 1925, Antonin Morlet, médico de Vichy, apasionado por la arqueología, se entera del descubrimiento y se persona en el lugar junto con su esposa. Fascinado por lo que encuentra, obtiene el derecho de publicación sobre los objetos que siguen siendo la propiedad de Emile Fradin.


jueves, 4 de octubre de 2012

La sacerdotisa maldita: La maldición de la princesa Amon-Ra

La hoy conocida como “Princesa de Amon-Ra” o “Sacerdotisa de Amon-Ra” vivió alrededor del año mil quinientos antes de Cristo. Cuando murió fue depositada en un bello sarcófago de madera, embalsamada y enterrada en una cripta en Luxor, junto a la ribera del Nilo. Más de tres mil años después, a finales de 1890, cuatro jóvenes adinerados de Inglaterra visitaron las excavaciones que se desarrollaban en ese lugar.






Allí pudieron contemplar el hermoso sarcófago de la princesa recién extraído de la cámara mortuoria. Pujaron por él hasta que uno de ellos fijó una suma demasiado alta para los demás e hizo que algunos nativos trasladaran la valiosa pieza a su hotel. Horas más tarde, el nuevo propietario del sarcófago se internó solo en las arenas del desierto y no volvió a ser visto jamás. Al día siguiente, uno de sus tres compañeros perdió un brazo tras ser herido accidentalmente por el disparo de uno de sus criados egipcios. La maldición atacó a los dos restantes al volver a Inglaterra: uno descubrió que sus ahorros se habían esfumado; el otro quedó inutilizado por una grave enfermedad y terminó sus días vendiendo cerillas en la calle.

Tiempo después, y tras la racha de infortunios, el sarcófago llegó a Inglaterra dejando un rastro de desgracias. Su nuevo dueño, un empresario del lugar, sería una nueva víctima de la cadena de extraños percances: tres de sus parientes resultaron heridos en un accidente de coche y su casa se incendió. La superstición pudo con el caballero, y donó la pieza al Museo Británico. La supuesta maldición actuó ya durante el transporte del objeto, ya que el camión se puso en marcha de forma inesperada y atropelló a un peatón. Además, uno de los operarios que lo llevaba se rompió una pierna y otro murió a los pocos días aquejado por una enfermedad desconocida. Los problemas se agravaron cuando el precioso ataúd se colocó en la sala egipcia del museo: los vigilantes escuchaban golpes y sollozos que venían del interior del sarcófago; otras piezas se movían sin causa aparente; se encontró a un guardián muerto durante la ronda y los otros dejaron el trabajo; las limpiadoras se negaban a trabajar cerca de la momia… Por fin se decidió trasladar la pieza al sótano para evitar problemas. No funcionó. Uno de los conservadores murió y su ayudante cayó muy enfermo.





La prensa comenzó a hacerse eco de la maldición. Un reportero hizo una fotografía del sarcófago. Cuando la reveló, había una horripilante cara humana en lugar del pacífico rostro bellamente pintado en la madera. Se dice que, tras contemplar la imagen durante un rato, el fotógrafo se fue a casa y se pegó un tiro. Finalmente, el Museo Británico decidió desprenderse de la “Princesa”. Un coleccionista la compró y, tras la clásica cadena de muertes y desgracias, la encerró en el desván y buscó ayuda.





El llamamiento del asustado caballero fue atendido por Madame Helena Blavatski, toda una autoridad en el mundillo ocultista de principios del siglo XX. Nada más entrar en la casa sintió como una presencia maligna emanaba del desván. Descartó la idea del exorcismo y suplicó a su propietario que se deshiciera de ella con urgencia. ¿Pero quién, en toda Inglaterra, iba a querer comprar una momia maldita? Nadie. Afortunadamente, fuera del país surgió un comprador: un arqueólogo americano que achacó las desgracias a una cadena de casualidades. Se preparó el envío a Nueva York. La noche del 10 de abril de 1912, el propietario consignó los restos mortales de la princesa de Amon-Ra en un barco que se disponía a atravesar el Atlántico con dos mil doscientos veinticuatro pasajeros: el trasatlántico clase Olympic R.M.S. Titanic.


lunes, 1 de octubre de 2012

Extraños seres en libros japoneses del siglo XIX

Unas extrañas pinturas realizadas en Japón hace dos siglos podrían representar una nave extraterrestre que llegó flotando hasta las costas niponas.






Según un documental emitido por el canal de televisión History Channel, la pintura, realizada en el período Edo, ilustra un suceso extraño que ocurrió el 22 de febrero de 1803 cuando llegó a una playa llamada Hara–yadori, del yogunato de Tokagawa, una extraña embarcación.

Según recoge el investigador Kazuo Tanaka, unos marineros se acercaron a ella y la remolcaron hasta la arena. Se trataba de una nave redonda, de pequeñas dimensiones –apenas 3,3 m de alto por 5,4 m de diámetro– cuya parte superior estaba formada por unos grandes ventanales y cuya parte inferior estaba reforzada por algo que describieron como placas metálicas. En su interior había una serie de signos que resultaban desconocidos. A través de las ventanas los testigos pudieron ver que en su interior se encontraba una mujer de extraños rasgos, con el cabello y las cejas de color rojo y la piel rosada, de unos 20 años de edad, que hablaba una lengua extraña y que sujetaba con fuerza una caja de madera que parecía tener mucho valor para ella, pues no dejaba a nadie que se acercara.





Hace unas semanas leí esta notícia y me sorprendió al instante por lo espectacular y claro del caso, pues de ser cierto, sería una de las primeras muestras tangibles de contacto extraterrestre de la historia. Pese a ello, apenas he podido encontrar información en la red sobre sobre tan peculiar dibujo y por más que lo he intentado, tampoco he conseguido encontrar el documental de History Channel en el que lo mencionan.

En cambio, si que he encontrado el origen, que son dos libros publicados en japón en 1825 y 1844, titulados “Toen Shosetsu” y “Ume no Chiri”, y que son ficciones basadas en el folclore japonés. Los dos libros recogen la misma historia, en el mismo año y en la misma provincia de japón.

En el primer libro, Toen Shosetsu, la historia tiene lugar un 22 de febrero de 1803. Unos marineros encuentran un objeto extraño y lo sacan hasta la playa de Hara-Yadori. El barco era redondo y se asemejaba a una especie de Kou-Hako (caja utilizada para quemar incienso). Su diámetro era de unos tres metros, la parte superior del barco era de una especie de vidrio provistas de unas ventanas laterales de celosía, protegidas por una masilla impermeable de goma de pino. La parte inferior estaba reforzada por placas de hierro separadas. Dado que el vidrio era transparente, la gente podía ver el interior del barco, donde encontraron a una mujer con características extrañas. Su cabello y las cejas eran rojas y su cara de color rosa. Parecía que el cabello largo y de color blanco no estaba teñido.






La historia que cuenta el segundo libro, el Ume no Chiri, es prácticamente similar.

El 24 de marzo de 1803, un barco a la deriva llega hasta la playa de Haratono-hama. El barco era hueco y tenía forma de olla de arroz. La parte superior estaba pintada de negro y tenía cuatro pequeñas ventanas con celosía a los lados. La parte inferior del barco se veía reforzada con barras de acero. La altura del barco era de unos tres metros y medio por casi seis de diámetro.

Dentro de la embarcación se encontró a una mujer que parecía tener entorno a veinte años y que media aproximadamente un metro y medio, y su piel era blanca como la nieve. Su pelo largo colgaba vívidamente sobre su espalda. Sus rasgos faciales eran de incomparable belleza. Su ropa era irreconocible y extraña y su lengua no era entendida por nadie. En sus manos llevaba una caja de madera que cuidaba celósamente, sin dejar que nadie se acercara a ella.

El episodio de la misteriosa caja de madera, también se repite en el primer libro, además de algunas descripciones más, como que en el interior del bote había algo de comida y agua, y que también estaba lleno de inscripciones extrañas que nadie era capaz de comprender.





Interesante y misteriosa historia ¿Verdad? Aunque posiblemente, todo tenga una explicación razonable. Probablemente las dos historias estén basadas en los titulares de un antiguo periódico prohibido en japón de principios del siglo XIX llamado Kawara y que, por lo que parece ser, era bastante sensacionalista. Con lo cual es posible que la historia original, basada a su vez en el antiguo folclore japonés de marineros náufragos sea más que dudosa. Aunque por otro lado hay otra explicación bastante más bonita. En Rusia, antiguos escritos relatan las costumbres y leyes que tenían algunos pueblos de las zonas más orientales, una de estas costumbres hablaba sobre lo que se solía hacer cuando una mujer era infiel a su marido. Estas antiguas leyendas cuentan que la costumbre era expulsar a esta mujer del pueblo, embarcándola sola en un pequeño bote y adentrándola en el mar a su suerte, pese a lo cruel que pueda parecer, el amante no corría mejor suerte, pues se dice que era decapitado y que su cabeza era metida en una caja que a su vez, era entregada a la mujer para que le hiciese compañia en su travesía.

Dado que la distancia desde las costas orientales rusas están bastante cerca de Japón, y de ser cierta la historia que se cuenta en estos libros. Es más que probable que esta mujer de cabellos rojos y piel blanca, que hablaba una lengua extraña y que portaba una caja de madera en sus manos fuese una de estas pobres expatriadas rusas.





En fin, lo mejor será que cada uno saque sus propias conclusiones y que no le demos demasiadas vueltas al asunto, pues lo realmente bonito del folclore es su misterio que, pese a lo mucho que nos empeñemos los hipotálamos curiosos, jamás será desentrañado.


viernes, 14 de septiembre de 2012

Caníbales contemporáneos



En la década de los ochenta, Jean-Bedel Bokassa, Emperador de África Central, fue derrocado. Después de trece años de dictadura fue acusado de genocidio y de canibalismo. Los testigos que entraron en su suntuoso palacio declararon haber encontrado en los congeladores cadáveres humanos a los que les faltaban varios miembros. Pero Bokassa huyó y se escondió rodeado de guardianes que velaban por su seguridad. Nadie sabía dónde estaba hasta que el periodista Ronald Koven le localizó en Costa de Marfil, viviendo a cuerpo de rey. En una entrevista concedida a este periodista, no sólo reconoció sin tapujos haber practicado la antropofagia sino que incluso acusaba a Giscard D´Estaing de lo propio.

Posiblemente Jeffrey Dahmer, el “carnicero de Milwaukee”, uno de los asesinos más espantosos que ha conocido la historia criminal, buscara algo parecido al mana cuando violó, asesinó, bebió la sangre y se comió, entre otras partes del cuerpo, los cerebros de diecisiete jóvenes. Al preguntarle en concreto sobre este particular explicó: “Me hacía sentir que pasaban a ser permanentemente parte de mí, aparte de la curiosidad de saber cómo eran”. El caso de Dahmer merece reflexión, ya que poco después de estas declaraciones realizadas a la NBC desde la prisión –donde había propuesto a varios reclusos formar un grupo de “caníbales anónimos”- otro preso, Christopher Scarver, convicto de 25 años que se consideraba el hijo de Dios y receptor de supuestos mensajes telepáticos, decidió hacer justicia y matar a Dahmer en 1994.

Pero hay muchos más casos: Henry Heepe mató a su madre de setenta y siete años en 1994 y cocinó un guiso con ella, por considerar que era un “vampiro diabólico”, que poseía dos corazones que latían simultáneamente. George Hasselberg confesó en 1995 haberse comido las entrañas de su amante octogenario. Al ser interrogado declaró “Jamás pensé que podría haber llegado a este extremo”. Filita Malishipa, natural de Zambia, fue condenada en 1995 a seis meses de prisión tras confesar haberse comido a siete de sus hijos, con la ayuda del “demonio”, en el transcurso de un ritual de magia negra.



Francisco García Escalero, acusado de cometer once asesinatos, resultó absuelto en 1995 tras declarársele no responsable de sus actos. El llamado “mendigo psicópata”, reconoció haberse comido el corazón de algunas de sus víctimas. El llamado “carnicero de Rostov” fue condenado en 1992, declarado culpable de asesinar y comerse a 53 personas. Seis meses después, en mayo de 1993, se descubría en Rusia a un nuevo criminal. Fue bautizado por la prensa como Miklujo-Maklai, nombre de un célebre explorador y etnógrafo ruso de finales del siglo XIX, que recorrió lugares como Papúa Nueva Guinea. El sobrenombre se le puso porque asesinó al menos a veinticuatro mujeres y otros tantos hombres, siguiendo exóticos rituales de las etnias del Pacífico.

Alexander Spetitsev mató y se comió a ochenta personas en Siberia. Después de tres años en un psiquiátrico, los médicos consideraron que se había curado, le soltaron y se empeñó a fondo en la práctica de la antropofagia con la ayuda de su hermana y su madre. Hay gente para todo.

Caníbales sin saberlo


Fritz Aarmann fue decapitado en Alemania el 20 de diciembre de 1924, después de haber cometido un número tan elevado de crímenes que ni tan siquiera él era capaz de recordar con exactitud cuántos. Después vendía la carne de los niños. Georg Grossmann, compatriota de Arman, tampoco pudo cifrar el número de asesinatos que cometió –se calcula que unos cincuenta- aunque lo que sí se conoce es lo que hizo con los cadáveres: los convertía en “perritos calientes” que él mismo vendía en la estación de ferrocarril en la que trabajaba.

El caso de Kate Webster no deja de ser aún más curioso. Después de matar a la señora para la que trabajaba con un hacha de partir carbón, la despedazó ayudándose de una sierra especial para carne y se deshizo de las piezas mayores tirándolas a un río o quemándolas. Hecho esto, coció las partes más “substanciosas” de las que extrajo la grasa, que embotelló y vendió a un restaurante como aderezo de los platos.

En septiembre de 1994, ocho personas comieron el hígado de un hombre en Campiñas (Brasil), después de que su asesino lo hubiera vendido al restaurante, y los dueños –ajenos a su procedencia- lo prepararan con ajo, cebolla y pimienta. Lo llamativo es que los clientes comieron a placer y sólo únicamente después de saber que lo que habían consumido era carne humana se escandalizaron.

A mediados del siglo XVIII, se calcula que un 0,3% de la población mundial (unos seis millones de personas), subsistían gracias a la antropofagia.

En un gran porcentaje de las especies carnívoras, la antropofagia es algo común. Está claro que los casos anteriores son gente con un problema psicológico grave, ahora asociado por algunos estudios a una deficiencia en algunos genes. ¿Quién sabe?



El problema se plantea en casos de necesidad, el más conocido sin duda, el de los deportistas Uruguayos en los Andes. Sin ir más lejos, hace unos días se dio otro caso en una barca a la deriva con unos náufragos, en el que pasada una semana tuvieron que recurrir al canibalismo para subsistir. Este caso me sorprendió bastante por el poco tiempo que pasó, tan solo una semana, hasta que decidieron comerse a un compañero.

Mi pregunta es… ¿Serías capaz de comerte a un amigo?

¿Cuánto tiempo piensas que aguantarías en condiciones extremas?


martes, 11 de septiembre de 2012

La Terrible Historia De Carla Moran



En Mayo de 1974, Doris Bither empezó a sufrir los ataques de una misteriosa entidad invisible. La forzaba, la sujetaba contra su cama, luego procedía a violarla con una brutalidad en la que usualmente participaban los golpes. El espectro, bautizado como “El Ente”, atormentó sexualmente a Doris Bither por varios años…

El caso de Carla Morán, también conocido como el “Caso de Doris D” o el “Caso de Doris Bither”, representa uno de los casos más intrigantes pero menos estudiados dentro de la Parapsicología. Fue este el caso que inspiró la película “El Ente”, la cual a su vez se basó en la novela del mismo nombre que Frank de Felitta escribió en base a los escalofriantes hechos reales de los que Doris Bither[1] fue víctima.

Doris Bither era una madre soltera que vivía en una casa de Culver (California) con sus cuatro hijos (una niña de 6, tres varones de 10, 13 y 16), todos de diferentes matrimonios. Su vida, relativamente tranquila, comenzó a ser trastocada cuando en mayo de 1974 se desataron los primeros episodios de lo que sería una larga pesadilla, tan larga que la seguiría por años enteros. En concreto, Doris había empezado a sufrir ataques sexuales por parte de una entidad invisible a la que ella, basada en los traumatizantes contactos que había tenido con dicha entidad, le atribuía la forma de un atacante masculino alto y fornido…

Aquella entidad abusaba de Doris por las noches: la tocaba, la forzaba violentamente contra su cama y después la golpeaba y abusaba sexualmente de ella. Tras repetirse el episodio numerosas veces, Doris buscó ayuda psiquiátrica mas, al recibir un diagnóstico de normalidad, fue a buscar ayuda en investigadores de la Universidad de California. Fue así que acudió al laboratorio de Parapsicología, donde logró contactar con su director, el Dr. Barry E. Taff, un psiquiatra e investigador escéptico.


En un primer momento, Taff pensó que la historia era una mera construcción imaginaria y los supuestos ataques no eran más que un complejo de exteriorizaciones y percepciones producido por algún trastorno mental de Doris; aunque, cuando ella le mostró las extrañas y terribles marcas (algunas en la zona genital) que el violador invisible le había ocasionado, Taff pensó que su hipótesis del trastorno era casi seguramente insuficiente ya que, en el marco de los parámetros de la ortodoxia científica, no era posible explicar con rigor y completitud el caso. Intrigado, Taff tomó interés en el caso y entrevistó a Doris, a sus hijos y a sus vecinos, obteniendo tanto de sus hijos como de algunos vecinos la declaración de que habían sido testigos de los abusos de la entidad invisible a la que, desde ese momento, se le empezó a llamar “El Ente”.

Pese a eso, Taff no dejó de aferrarse a la posibilidad de que todo tuviese su raíz en la mente de Doris, por lo cual contactó con el hipnólogo Kerry Gaynor en vistas de encontrar recuerdos perdidos en el subconsciente de Doris que, de alguna manera, pudiesen dar la llave del caso. No obstante nada se sacó de las sesiones hipnóticas y, entretanto, El Ente seguía deleitándose en sus salvajes abusos. A causa de eso, finalmente decidieron trasladar un equipo científico (dirigido por Taff y Gaynor) al domicilio de Doris.


Mientras el equipo proseguía con sus investigaciones, el estado de Doris empeoraba cada vez más y hacía temer en algunos médicos la posibilidad de que ella acabase sumergida en un estado crónico e irreversible de esquizofrenia. Como ninguno de los miembros del equipo había enfrentado algo semejante con anterioridad, muchos de ellos, en parte por haber visto que casi no existían precedentes de casos semejantes, optaron por creer que los ataques cesarían a corto o mediano plazo. En un inicio habían creído, debido a que los ataques sucedían cuando Doris dormía, que el problema se reducía a cierto tipo de trastorno psíquico vinculado a la mecánica del sueño; mas, tras irse desarrollando los hechos de la manera brutal y contundente en que se dieron, empezó a surgir en los investigadores la creencia en la posibilidad de que en efecto estuviesen lidiando con alguna entidad sobrenatural.

Y es que, a diferencia de tantos fantasmas, El Ente y sus secuaces[2] no dudaron en manifestarse ante la presencia de los investigadores; por lo cual, en aquellos días en que el equipo estuvo en el domicilio de Doris, se reportó la presencia de esferas luminosas e inclusive se tomaron fotografías en que se apreciaban unos arcos de luz que delataban la forma de las esferas: mas, como es de esperarse, ante aquellas fotografías cuya fama ha llegado a trascender, los escépticos hablaron de reflejos en el lente de la cámara y la comunidad científica no las aceptó aunque nunca se demostró ni que fuese un montaje ni que fuese el producto de reflejos en el cristal de la cámara.

Pero veamos ahora los hechos con más detalle, para lo cual resulta muy útil acudir a las palabras con que los propios Taff y Gaynor relataron ciertas cosas acaecidas en los días en que las investigaciones se realizaban en casa de Doris:


Fue en la segunda visita a la casa de Doris cuando los investigadores empezaron a ver cosas que les demostraron de manera contundente que lo que estaba ocurriendo no podía reducirse a algún intrincado problema psíquico del sueño. “Empezamos a ver pequeños estallidos de luz, sucedían rápidamente. Intentamos fotografiarlos, pero sucedían demasiado rápido, y no conseguimos fijar ninguno. Trabajabamos con una Polaroid y una cámara fotográfica de 35mm”

“Estabamos en la cocina hablando con el hijo de 16 años de Doris cuando la puerta de un armario bajo se abrió de golpe y una cacerola salió disparada”, dijo Gaynor. “Salió volando y cayó dos o tres pies más allá del armario. Yo me asomé por si hubiera algún truco o alguien escondido en el armario, pero allí no había nada. Ahí es cuando empezó todo”.

“La mujer empezó a chillar, ‘está en el dormitorio’. Nosotros corrimos hacia allá y fue cuando aparecieron las luces y tomamos las instantáneas con la Polaroid. La mujer gritó ‘está en la esquina’ y rápidamente tomamos una foto, pero salió descolorida. Doris volvió a gritar que estaba en la esquina y volvimos a fotografiar… otra vez descolorida. Pensabamos que la cámara se había estropeado, así que tomamos una foto de control. En ese momento Doris anunció que el ente se había ido. La foto salió perfecta”

“Con la Polaroid tomamos la foto más interesante de todas. Doris dijo textualmente ‘está delante de mi cara’ y entonces tomamos la instantánea. En la foto puedes ver con claridad los botones de su ropa y las cortinas, sin embargo su cara aparece totalmente borrada. Repetimos la operación con idéntico resultado, y cuando ella dijo que ya se había ido, hicimos una foto de control y todo apareció normalmente.”

“La tercera noche decidimos hacer la sesión en el dormitorio. Le pedí al ente que si realmente estaba allí que apareciese, y entonces la luz salió de la pared y se desplazó hasta el medio de la habitación. Empezó a girar y a expandirse en todas direcciones. Teníamos a nueve fotógrafos profesionales distribuidos por la habitación disparando sus cámaras desde todos los ángulos. Fue increíble, ¡esa cosa flotaba en medio de la estancia y era dimensional! Es imposible falsificar algo así sin disponer de sofisticados sistemas de laser”. Taff contó que en realidad había tres esferas de luz: una verde-amarillenta y dos de luz blanca. “Nosotros vimos bolas de luz. De algún modo las cámaras recogieron arcos luminosos… pero lo que nosotros vimos eran bolas de luz”. Mas todo aquel episodio tuvo lugar luego de que, tras sufrir un espantoso ataque, Doris llamara a Gaynor a la medianoche para pedirle que fueran ya que había sido agredida por tres criaturas invisibles, dos de las cuales le sujetaban las piernas para que la última, El Ente, la penetre con brutalidad a sus anchas. .

“Ella me llamó en mitad de la noche llorando y fui hacia allá. Había sido golpeada, tenía marcas azules y negras por todo el cuerpo”, dijo Gaynor. Como sorprendentemente se ve, el número de criaturas que Doris mencionó, al igual que la distribución de funciones y aparente jerarquía entre las mismas, coincidía a la perfección con el hecho de que justamente hayan sido tres las esferas de luz que los investigadores vieron, siendo dos de ellas blancas (las criaturas que sujetaban) y una amarilla-verdosa (El Ente). Por otra parte, Doris también acotó que la entidad violadora había cobrado solidez mientras la violaba y que, a través del contacto con la misma, pudo darse cuenta con claridad, aún más que en anteriores episodios, de que la entidad tenía la anatomía de un hombre fornido y de que en efecto era un espectro pues, inmediatamente después de saciar su desaforada libido, simplemente “se evaporó”. 

Finalmente y a pesar de que cuando los investigadores llegaron no presenciaron ningún ataque sexual de El Ente, sí pudieron ver algo que les heló la sangre, algo que le hizo ver a Gaynor que, en efecto, Doris parecía estar en lo cierto cuando dijo que el abusador invisible tenía la morfología de un hombre. Cuenta así Gaynor lo siguiente: “Primero vimos como se formaba la cabeza y seguidamente los hombros. Después la luz fue descendiendo hasta que una silueta se dibujó entera. Era una luz verde-amarillenta. Cuando todo pasó, nos miramos unos a otros… No podíamos ni hablar.” Y Taff añade: “Cuando la aparición se esfumó, dos jóvenes ayudantes se desmayaron y hubo que sacarlos fuera del dormitorio”…


En cuanto a la peligrosidad de El Ente, las siguientes palabras de Gaynor nos muestran que era ciertamente elevada no solo para Doris sino para cualquiera que osase intentar detenerlo: “Una vez, el hijo de 16 años oyó a su madre llorar y fue al dormitorio. Vio como algo zarandeaba a su madre en la cama y, cuando se acercó a ayudarla, algo le golpeó en la cabeza y lo lanzó hacia atrás. El chico se rompió un brazo”


Después de las sesiones en casa de Doris y sobre todo porque no habían podido hallar una respuesta clara y la condición de ella empeoraba, los investigadores trasladaron a Doris —quien a lo largo del caso habría de tener tres embarazos psicológicos— al laboratorio de la Universidad de California, donde se le hizo una especie de casa de cristal en la que, por cierto tiempo, Doris vivió constantemente vigilada por las lentes de las cámaras y los ojos de los doctores.

Fue allí donde en cierta noche tuvo lugar la más intensa y asombrosa agresión sexual de El Ente. Así, ante los numerosos presentes, el cuerpo de Doris empezó a moverse como si alguien, contra su voluntad, la sujetase y la empujase a la vez: era El Ente que, en aquella noche más que en ninguna otra, evidenció una naturaleza posiblemente humana en virtud de sus conductas sexuales pues, como queriendo dar show y lucirse, doblegó a la pobre Doris y la hizo realizar la posición del perrito, la del misionero y muchísimas otras posturas del Kamasutra. Lastimosamente, de aquella depravada sesión de acrobacias necrófilas no quedó nada pues las cámaras no lograron registrar nada con la contundencia suficiente como para hacer tambalear el ortodoxo juicio científico e inclinarlo hacia la hipótesis paranormal.

Al ataque anterior siguieron muchos otros. Entretanto uno de los psicólogos, en una sesión hipnótica, descubrió que Doris había sufrido abusos sexuales durante su infancia. A partir de allí el juicio de los investigadores se dividió en dos grandes bloques: por un lado, aquellos que creían que todo estaba en la mente de Doris, pasando desde grandes escépticos que se limitaban a explicaciones psiquiátricas rebuscadas hasta investigadores de mente abierta que adoptaban la hipótesis parapsicológica de que la mente de Doris había creado proyecciones energéticas que se plasmaban en la gama de fenómenos desconcertantes que habían visto; por otro lado, estaban aquellos que, en lugar de aferrarse a los excesos del ejercicio interpretativo, prácticamente tomaban la realidad tal cual se presentaba y afirmaban así que Doris era víctima de alguna identidad, sea esta un fantasma, un demonio o un extraterrestre.


Mas Doris ya estaba cansada de todo y se sentía frustrada ante lo escurridizo que El Ente resultaba para las cámaras. Por ello, dejó de participar en los experimentos y, con sus hijos, dejó su casa inicial en Culver (California) y se mudó a Texas en busca de una vida mejor y libre de los acosos del violador invisible. Pero El Ente ya se había enviciado con ella y, en lugar de dejar sus fechorías o cambiar de víctima, decidió seguirla para así continuar con sus perversas sesiones de placer espectral. Cinco fueron en total las veces que Doris se mudó intentando huir de su perseguidor; cada vez se mudaba más lejos pero lo único que había conseguido era una disminución en la frecuencia de ataques. Aunque posteriormente, y de forma inexplicable, los ataques cesaron. Dice Gaynor (que mantuvo la comunicación con Doris) al respecto: “Parece que el ente la seguía a donde iba. Ella cada vez se mudaba más lejos y los ataques fueron disminuyendo hasta que después de dos años más o menos finalmente cesaron por completo”. Fue entonces que por fin Doris vivió con tranquilidad hasta que el cáncer la condujo a la muerte un 25 de julio de 2006.