Hace apenas dos semanas pasó por Madrid para presentar un libro con 30 años de ensayos y reflexiones políticas y culturales con un título que es todo un reflejo de su labor de investigación: 'La Europa Mestiza. Inmigración, ciudadanía y codesarrollo' (publicado por Galaxia Gutemberg'. Círculo de Lectores). Este mestizaje, según dice, es un proceso irreversible. Ayer, Sami Naïr, sociólogo, filósofo y catedrático de Ciencias Políticas -por resumir su extensísimo currículo-, se acercó a Oviedo invitado por el Instituto de Estudios para la Paz y la Cooperación.
Una de las facetas más destacadas de este argelino de nacimiento (Tlemcen, 1946) se centra en la lucha de los derechos de los inmigrantes. Porque Europa ha cambiado mucho en los últimos años y las migraciones ya se no se realizan entre países, como ocurrió hace cuatro o cinco décadas, sino que proceden de todas las partes del mundo.
¿Ha sabido la sociedad occidental aceptar este fenómeno? Su respuesta viaja entre el 'depende' y el 'no'. «No hay un modelo genérico. Cada país intenta solucionar los problemas y respetar los derechos de los humanos, aunque no en todas partes. Desde luego que hay mucho trabajo que hacer. La situación actual no es satisfactoria». Y parte de la culpa se deriva de que «Europa no actúa como conjunto político» y no ha sabido integrarlos, al no respetar su historia y obligarles a fusionarse con el nuevo país de residencia. Apunta al último caso polémico, la expulsión de los judíos en Francia, que en numerosas ocasiones ha tachado de vergonzosa.
Naïr habló de este asunto en su conferencia en el Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo. También de las relaciones de Europa con los países de Mediterráneo, donde observa un panorama poco esperanzador. «Hay fracturas demográficas, económicas, comerciales, humanas y un conjunto de conflictos abiertos como en el Oriente Medio, entre Palestina e Israel, el terrorismo de Argelia... Es una situación gravísima que se encuentra a las puertas de Europa», resume el sociólogo.
Memorias de Bush
Tampoco se resistió a hablar de temas de actualidad, tanto en las entrevistas que tuvo que ofrecer a toda prisa como durante la charla. Está totalmente al corriente de lo que ocurre en El Aaiún y de lo que sucede a miles de kilómetros, como la salida a la venta de las memorias del ex presidente de los Estados Unidos, George Bush, tituladas 'Decision Points'.
En una de sus páginas, el ex mandatario asegura que le dieron náuseas al pensar que invadió Irak en 2003 y posteriormente, no se encontraron armas de destrucción masiva. «Todo el mundo ya sabía eso. Los únicos que lo creían fue una parte de los periodistas, pero la mentira era conocida», reflexiona Naïr. También parece rechinarle otra afirmación del americano, en la que asegura que la tortura de Guantánamo ayudó a salvar vidas y prevenir ataques. «Ese es el discurso que ha tenido para invadir a Irak, Vietnam o América Latina. Siempre se trata de salvar a alguien, aunque en realidad defienden sus propios intereses».
Enseguida encuentra el ejemplo más próximo: «Hay un dato que lo explica todo. Ahora todas las compañías de petróleo de Irak son privadas y muchas las ha conseguido Halliburton, la sociedad de ex presidente Dick Cheney. Invadieron Irak para robar a las compañías petrolíferas», acusa.
Una de las facetas más destacadas de este argelino de nacimiento (Tlemcen, 1946) se centra en la lucha de los derechos de los inmigrantes. Porque Europa ha cambiado mucho en los últimos años y las migraciones ya se no se realizan entre países, como ocurrió hace cuatro o cinco décadas, sino que proceden de todas las partes del mundo.
¿Ha sabido la sociedad occidental aceptar este fenómeno? Su respuesta viaja entre el 'depende' y el 'no'. «No hay un modelo genérico. Cada país intenta solucionar los problemas y respetar los derechos de los humanos, aunque no en todas partes. Desde luego que hay mucho trabajo que hacer. La situación actual no es satisfactoria». Y parte de la culpa se deriva de que «Europa no actúa como conjunto político» y no ha sabido integrarlos, al no respetar su historia y obligarles a fusionarse con el nuevo país de residencia. Apunta al último caso polémico, la expulsión de los judíos en Francia, que en numerosas ocasiones ha tachado de vergonzosa.
Naïr habló de este asunto en su conferencia en el Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo. También de las relaciones de Europa con los países de Mediterráneo, donde observa un panorama poco esperanzador. «Hay fracturas demográficas, económicas, comerciales, humanas y un conjunto de conflictos abiertos como en el Oriente Medio, entre Palestina e Israel, el terrorismo de Argelia... Es una situación gravísima que se encuentra a las puertas de Europa», resume el sociólogo.
Memorias de Bush
Tampoco se resistió a hablar de temas de actualidad, tanto en las entrevistas que tuvo que ofrecer a toda prisa como durante la charla. Está totalmente al corriente de lo que ocurre en El Aaiún y de lo que sucede a miles de kilómetros, como la salida a la venta de las memorias del ex presidente de los Estados Unidos, George Bush, tituladas 'Decision Points'.
En una de sus páginas, el ex mandatario asegura que le dieron náuseas al pensar que invadió Irak en 2003 y posteriormente, no se encontraron armas de destrucción masiva. «Todo el mundo ya sabía eso. Los únicos que lo creían fue una parte de los periodistas, pero la mentira era conocida», reflexiona Naïr. También parece rechinarle otra afirmación del americano, en la que asegura que la tortura de Guantánamo ayudó a salvar vidas y prevenir ataques. «Ese es el discurso que ha tenido para invadir a Irak, Vietnam o América Latina. Siempre se trata de salvar a alguien, aunque en realidad defienden sus propios intereses».
Enseguida encuentra el ejemplo más próximo: «Hay un dato que lo explica todo. Ahora todas las compañías de petróleo de Irak son privadas y muchas las ha conseguido Halliburton, la sociedad de ex presidente Dick Cheney. Invadieron Irak para robar a las compañías petrolíferas», acusa.
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