Se dice que cuando Jesús fue crucificado, su cuerpo se envió a una cueva donde fue cubierto con una manta. Al tercer día, cuando unas mujeres fueron a visitar la cueva, no encontraron nada, salvo el sudario marcado con su cuerpo.
No se supo nada del lienzo hasta el año 525 o 544, cuando la tela se encontró en medio de las piedras durante las obras de reparación de la muralla de Edesa. El sudario se puso en ese lugar por órdenes del rey Abgar V, cuando le atribuyó a éste el milagro de su curación de la lepra negra. A partir de entonces surgió una controversia sobre si la imagen que esta tela es la de Jesucristo, discusión que sigue en nuestros días.
En el año 944 el sudario fue trasladado desde Edesa a Constantinopla, porque se quería como protección ante el avance musulmán exponiéndolo todos los viernes. Durante las cruzadas el lienzo desapareció (comienzos del siglo XIII) desconociéndose su paradero; aunque se sabe de documentos que confirman que fue llevado a Turín. No fue sino hasta el año 1357 cuando el sudario fue expuesto en la iglesia de Lirey, a unos 150 kilómetros de París. Godofredo de Charny, el caballero que rescató la sábana, nunca explicó cómo la obtuvo luego de estar desaparecida 150 años. Investigaciones indican que los templarios la robaron de Constantinopla y la conservaron hasta 1291 en la fortaleza de San Juan de Acre para luego ser llevada a la templaria de Villenueve-du-Temple, en París. Luego la reliquia fue trasladada a la iglesia de Chambéry.
En la noche del 3 de diciembre de 1512 se produjo un incendio en la iglesia afectando el sudario; perdiéndose los hombros y uno de los codos, siendo enmendado por las monjas clarisas. La figura se distorsionó debido al uso de agua para aplacar el fuego.
El delicado estado de salud de San Carlos Bonomeo hizo que el sudario fuera transportado hasta Turín en 1578 para que pueda venerarla sin tener que ir hasta Francia. Además, había una promesa de llevarla a la ciudad italiana si es que la peste que atacaba Milán desaparecía. El lienzo no dejaría Turín hasta el día de hoy, adquiriendo el nombre de "Santo Sudario de Turín". En 1694 se construyó una capilla exclusivamente para el cuidado del sudario. Desde entonces estuvo bajo siete llaves, nadie podía verla por ningún motivo.
En 1888, la Iglesia dio permiso a un profesional para que le tomara una foto para ser analizada, ante las sospechas de la autenticidad de la imagen. Durante el siglo XX, la controversia sobre si el cuerpo impreso en el sudario era verdaderamente de Jesucristo se hacían más fuertes. Sólo en 1988 el sudario fue abierto nuevamente a las investigaciones y sometido a pruebas de Carbono 14, la cual determinaron que el sudario es del siglo XIV, justo en la época del incendio. Los creyentes de la autenticidad del sudario indican que por efectos del incendio las pruebas de Carbono 14 podrían distorsionarse. Cinco años antes, el Santo Sudario se convirtió en propiedad del Vaticano.
En 1989 otras investigaciones indicaron que las pruebas de Carbono 14 estaban mal interpretadas debido al incendio ocurrido en 1512, siendo imposible utilizar este método para saber la antigüedad del sudario. Más bien se confirmó que se trata de los restos de un ser humano al encontrarse microbios en la tela. En 1997 un nuevo incendio puso en peligro el lienzo, pero no sufrió daños.
Probada la autenticidad de la imagen proyectada en la sábana, sólo queda resolver el misterio de si aquella pertenece a Jesucristo. Tal vez esto nunca se esclarezca, pero lo cierto es que el Santo Sudario de Turín es uno de los tesoros más valiosos del mundo cristiano.
No se supo nada del lienzo hasta el año 525 o 544, cuando la tela se encontró en medio de las piedras durante las obras de reparación de la muralla de Edesa. El sudario se puso en ese lugar por órdenes del rey Abgar V, cuando le atribuyó a éste el milagro de su curación de la lepra negra. A partir de entonces surgió una controversia sobre si la imagen que esta tela es la de Jesucristo, discusión que sigue en nuestros días.
En el año 944 el sudario fue trasladado desde Edesa a Constantinopla, porque se quería como protección ante el avance musulmán exponiéndolo todos los viernes. Durante las cruzadas el lienzo desapareció (comienzos del siglo XIII) desconociéndose su paradero; aunque se sabe de documentos que confirman que fue llevado a Turín. No fue sino hasta el año 1357 cuando el sudario fue expuesto en la iglesia de Lirey, a unos 150 kilómetros de París. Godofredo de Charny, el caballero que rescató la sábana, nunca explicó cómo la obtuvo luego de estar desaparecida 150 años. Investigaciones indican que los templarios la robaron de Constantinopla y la conservaron hasta 1291 en la fortaleza de San Juan de Acre para luego ser llevada a la templaria de Villenueve-du-Temple, en París. Luego la reliquia fue trasladada a la iglesia de Chambéry.
En la noche del 3 de diciembre de 1512 se produjo un incendio en la iglesia afectando el sudario; perdiéndose los hombros y uno de los codos, siendo enmendado por las monjas clarisas. La figura se distorsionó debido al uso de agua para aplacar el fuego.
El delicado estado de salud de San Carlos Bonomeo hizo que el sudario fuera transportado hasta Turín en 1578 para que pueda venerarla sin tener que ir hasta Francia. Además, había una promesa de llevarla a la ciudad italiana si es que la peste que atacaba Milán desaparecía. El lienzo no dejaría Turín hasta el día de hoy, adquiriendo el nombre de "Santo Sudario de Turín". En 1694 se construyó una capilla exclusivamente para el cuidado del sudario. Desde entonces estuvo bajo siete llaves, nadie podía verla por ningún motivo.
En 1888, la Iglesia dio permiso a un profesional para que le tomara una foto para ser analizada, ante las sospechas de la autenticidad de la imagen. Durante el siglo XX, la controversia sobre si el cuerpo impreso en el sudario era verdaderamente de Jesucristo se hacían más fuertes. Sólo en 1988 el sudario fue abierto nuevamente a las investigaciones y sometido a pruebas de Carbono 14, la cual determinaron que el sudario es del siglo XIV, justo en la época del incendio. Los creyentes de la autenticidad del sudario indican que por efectos del incendio las pruebas de Carbono 14 podrían distorsionarse. Cinco años antes, el Santo Sudario se convirtió en propiedad del Vaticano.
En 1989 otras investigaciones indicaron que las pruebas de Carbono 14 estaban mal interpretadas debido al incendio ocurrido en 1512, siendo imposible utilizar este método para saber la antigüedad del sudario. Más bien se confirmó que se trata de los restos de un ser humano al encontrarse microbios en la tela. En 1997 un nuevo incendio puso en peligro el lienzo, pero no sufrió daños.
Probada la autenticidad de la imagen proyectada en la sábana, sólo queda resolver el misterio de si aquella pertenece a Jesucristo. Tal vez esto nunca se esclarezca, pero lo cierto es que el Santo Sudario de Turín es uno de los tesoros más valiosos del mundo cristiano.
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