Astrónomos británicos advirtieron hoy del potencial peligro que representan miles de "cometas oscuros" que circulan por el sistema solar y que no son detectables desde la Tierra, por lo que sería difícil anticipar un eventual impacto.
Bill Napier, profesor de la Universidad de Cardiff (Gales) y David Asher, astrónomo del observatorio de Armagh (Irlanda del Norte), publicaron sus conclusiones en la revista "New Scientist", donde cifraron en 3.000 los cometas que circulan en el sistema solar y en sólo 25 los que han podido ser detectados desde la Tierra.
Un "cometa oscuro" es aquel que se ha despojado de su cola brillante, dejando sólo una corteza orgánica interna que únicamente refleja una pequeña cantidad de luz detectable por los astrónomos.
Debido a que no brilla, un cometa oscuro que tuviera un trayecto de colisión con la Tierra podría escapar fácilmente de la vista de los telescopios hasta ser demasiado tarde, exponen Napier y Asher.
"Debemos alertar de que los cometas oscuros o durmientes representan un peligro invisible y significativo", afirma Nasher en declaraciones a la citada revista científica, en las que subraya que muchos de los cometas que emplean unos 200 años en completar una órbita al Sol de nuestro sistema son de este tipo.
En los últimos dos siglos, el cometa del que se tiene constancia que ha pasado más cerca de la Tierra fue el IRAS-Araki-Alcock, que se aproximó a una distancia de 5 millones de kilómetros.
Sólo el 1 por ciento de la superficie de ese cometa, recuerda Napier, estaba activa y emitía luz, por lo que fue detectado sólo dos semanas antes de que pasara a esa escasa distancia (en términos cósmicos) de la superficie de nuestro planeta.
La alternativa para poder detectarlos con mayor facilidad, según apunta en el mismo artículo del "New Scientist", la aporta el astrónomo estadounidense Clark Chapman, del Instituto de Investigación Southwest de Boulder (Colorado, Estados Unidos).
"Se considera que los cometas oscuros absorben la luz del sol muy bien, por lo que podrían ser detectado por la luz que emiten", apunta Chapman.
Bill Napier, profesor de la Universidad de Cardiff (Gales) y David Asher, astrónomo del observatorio de Armagh (Irlanda del Norte), publicaron sus conclusiones en la revista "New Scientist", donde cifraron en 3.000 los cometas que circulan en el sistema solar y en sólo 25 los que han podido ser detectados desde la Tierra.
Un "cometa oscuro" es aquel que se ha despojado de su cola brillante, dejando sólo una corteza orgánica interna que únicamente refleja una pequeña cantidad de luz detectable por los astrónomos.
Debido a que no brilla, un cometa oscuro que tuviera un trayecto de colisión con la Tierra podría escapar fácilmente de la vista de los telescopios hasta ser demasiado tarde, exponen Napier y Asher.
"Debemos alertar de que los cometas oscuros o durmientes representan un peligro invisible y significativo", afirma Nasher en declaraciones a la citada revista científica, en las que subraya que muchos de los cometas que emplean unos 200 años en completar una órbita al Sol de nuestro sistema son de este tipo.
En los últimos dos siglos, el cometa del que se tiene constancia que ha pasado más cerca de la Tierra fue el IRAS-Araki-Alcock, que se aproximó a una distancia de 5 millones de kilómetros.
Sólo el 1 por ciento de la superficie de ese cometa, recuerda Napier, estaba activa y emitía luz, por lo que fue detectado sólo dos semanas antes de que pasara a esa escasa distancia (en términos cósmicos) de la superficie de nuestro planeta.
La alternativa para poder detectarlos con mayor facilidad, según apunta en el mismo artículo del "New Scientist", la aporta el astrónomo estadounidense Clark Chapman, del Instituto de Investigación Southwest de Boulder (Colorado, Estados Unidos).
"Se considera que los cometas oscuros absorben la luz del sol muy bien, por lo que podrían ser detectado por la luz que emiten", apunta Chapman.
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