DOS SOLDADOS DE GUARDIA OBSERVAN EXTRAÑOS FENÓMENOS EN UN HOSPITAL ABANDONADO MIENTRAS HACÍAN UNA RONDA
"Esta historia es real porque yo mismo la viví.
Ocurrió en la base aérea de Torrejón donde la guardia solía hacer ronda pasando por delante de un hospital abandonado por los
americanos que allí se encuentra. Una noche, en una de esas rondas, mi compañero y yo junto con un perro policía de la guardia patrullábamos en Patrol por delante, y vimos que se encontraban encendidas las luces de los servicios de la planta
de abajo del hospital, cosa rara, pues sabíamos que allí no había luz.
Pensamos que quizá la hubiesen conectado para realizar algunas obras o algo, así que no le dimos importancia y fuimos a apagar los interruptores del cuarto de baño, con bastante respeto, ya que el lugar daba bastante miedo en sí y además conocíamos varias historias del sitio.
Allí pudimos comprobar que el resto de las luces no funcionaban, sólo las del baño, lo cual nos extrañó bastante pues si habían
conectado la luz del edificio deberían funcionar todas, así que la apagamos rápidamente y seguimos la patrulla.
Posteriormente, sobre las dos de la madrugada, pasamos de nuevo, y volvimos a ver luces prendidas, esta vez en una de las
habitaciones de la segunda planta, pero esta vez por miedo decidimos no apagarlas y seguir como si nada.
Media hora después las luces estaban apagadas, a lo que pensamos que podía ser un niño de los chalets militares que había al lado, el que estaba jugando en el hospital con las luces, a lo que decidimos volver al hospital, ya que allí no podia haber nadie.
No habíamos salido del Patrol cuando se enciende otra luz de la segunda planta y nuestra teoría quedó reforzada.
Buscamos por todo el hospital y no vimos a nadie, así que apagamos las luces, pero cuando cuando íbamos por el pasillo principal del segundo piso buscando la salida una luz de una habitación por la que acabábamos de estar, se enciende de
repente.
Mi compañero me mira y sin decirnos nada nos dirigimos a la habitación cautelosos para ver qué ha pasado. En ese momento
la tensión es muy grande, y el lugar y los ruidos del sitio no ayudan precisamente, pero la curiosidad nos puede más que el miedo.
Yo voy delante, y mi compañero tres metros detrás con el perro, pero unos diez metros antes de llegar a la habitación suena
un timbre: Es el ruido del ascensor que se pone en marcha, lo que me aterroriza pues el ascensor tampoco ha funcionado desde
que se quedó el hospital vacío.
En ese momento, mi compañero está justo delante de la puerta del ascensor, y después de mirarnos fijamente mi compañero se queda mirando a la puerta.
Dos segundos después la puerta se abre, yo no puedo ver lo que había dentro del ascensor, pero mi compañero sí, y lo que sí
puedo ver es su cara de terror. El perro enseguida se suelta de mi compañero paralizado y se va gimiendo con el rabo entre
las patas.
Son sólo unos tres segundos pero yo sólo puedo mirar a mi compañero, hasta que le llamo:
- Carlos.
Éste no contesta:
- Carlos ¿qué pasa?
Yo no me muevo, y mi compañero sólo mira al ascensor, sin reaccionar. El ascensor se cierra entonces, y Carlos
sigue mirando la puerta durante un segundo, después me mira y puedo ver cómo una lágrima recorre su mejilla mientras aún mantiene esa expresion de miedo.
Ahora soy yo el que no puede reaccionar, en ese momento mi compañero se gira rápido, llama al perro como si se acabase
de dar cuenta de que se había ido. Al ver que éste no está sale corriendo a buscarle.
Esta escena sólo fue de escasos treinta segundos desde que se oye el timbre, pero lo recuerdo como si fuese una hora entera.
Yo salgo detrás de Carlos, pero me pierdo en el hospital. Al salir poco depués le veo llorando sentado en el suelo con la cabeza entre las piernas al lado del Patrol.
- ¿Qué ha pasado? -Le pregunto.
- Vámonos de aquí, por favor -me dice. Miro al perro que está junto a él tumbado, llorando.
- Sí, nos vamos -le digo.
Cogimos el Patrol y seguimos patrullando, la ronda no fue igual, mi compañero no me hablo más ese día, estaba en otro sitio,
ido totalmente. El nunca volvió a ser el mismo, y nunca conseguí que me dijese qué vio en el ascensor del hospital.
Carlos se suicido tres meses después y a mí nadie me creyó, a pesar de que todos mis compañeros veían a un Carlos diferente
desde aquella noche."
"Esta historia es real porque yo mismo la viví.
Ocurrió en la base aérea de Torrejón donde la guardia solía hacer ronda pasando por delante de un hospital abandonado por los
americanos que allí se encuentra. Una noche, en una de esas rondas, mi compañero y yo junto con un perro policía de la guardia patrullábamos en Patrol por delante, y vimos que se encontraban encendidas las luces de los servicios de la planta
de abajo del hospital, cosa rara, pues sabíamos que allí no había luz.
Pensamos que quizá la hubiesen conectado para realizar algunas obras o algo, así que no le dimos importancia y fuimos a apagar los interruptores del cuarto de baño, con bastante respeto, ya que el lugar daba bastante miedo en sí y además conocíamos varias historias del sitio.
Allí pudimos comprobar que el resto de las luces no funcionaban, sólo las del baño, lo cual nos extrañó bastante pues si habían
conectado la luz del edificio deberían funcionar todas, así que la apagamos rápidamente y seguimos la patrulla.
Posteriormente, sobre las dos de la madrugada, pasamos de nuevo, y volvimos a ver luces prendidas, esta vez en una de las
habitaciones de la segunda planta, pero esta vez por miedo decidimos no apagarlas y seguir como si nada.
Media hora después las luces estaban apagadas, a lo que pensamos que podía ser un niño de los chalets militares que había al lado, el que estaba jugando en el hospital con las luces, a lo que decidimos volver al hospital, ya que allí no podia haber nadie.
No habíamos salido del Patrol cuando se enciende otra luz de la segunda planta y nuestra teoría quedó reforzada.
Buscamos por todo el hospital y no vimos a nadie, así que apagamos las luces, pero cuando cuando íbamos por el pasillo principal del segundo piso buscando la salida una luz de una habitación por la que acabábamos de estar, se enciende de
repente.
Mi compañero me mira y sin decirnos nada nos dirigimos a la habitación cautelosos para ver qué ha pasado. En ese momento
la tensión es muy grande, y el lugar y los ruidos del sitio no ayudan precisamente, pero la curiosidad nos puede más que el miedo.
Yo voy delante, y mi compañero tres metros detrás con el perro, pero unos diez metros antes de llegar a la habitación suena
un timbre: Es el ruido del ascensor que se pone en marcha, lo que me aterroriza pues el ascensor tampoco ha funcionado desde
que se quedó el hospital vacío.
En ese momento, mi compañero está justo delante de la puerta del ascensor, y después de mirarnos fijamente mi compañero se queda mirando a la puerta.
Dos segundos después la puerta se abre, yo no puedo ver lo que había dentro del ascensor, pero mi compañero sí, y lo que sí
puedo ver es su cara de terror. El perro enseguida se suelta de mi compañero paralizado y se va gimiendo con el rabo entre
las patas.
Son sólo unos tres segundos pero yo sólo puedo mirar a mi compañero, hasta que le llamo:
- Carlos.
Éste no contesta:
- Carlos ¿qué pasa?
Yo no me muevo, y mi compañero sólo mira al ascensor, sin reaccionar. El ascensor se cierra entonces, y Carlos
sigue mirando la puerta durante un segundo, después me mira y puedo ver cómo una lágrima recorre su mejilla mientras aún mantiene esa expresion de miedo.
Ahora soy yo el que no puede reaccionar, en ese momento mi compañero se gira rápido, llama al perro como si se acabase
de dar cuenta de que se había ido. Al ver que éste no está sale corriendo a buscarle.
Esta escena sólo fue de escasos treinta segundos desde que se oye el timbre, pero lo recuerdo como si fuese una hora entera.
Yo salgo detrás de Carlos, pero me pierdo en el hospital. Al salir poco depués le veo llorando sentado en el suelo con la cabeza entre las piernas al lado del Patrol.
- ¿Qué ha pasado? -Le pregunto.
- Vámonos de aquí, por favor -me dice. Miro al perro que está junto a él tumbado, llorando.
- Sí, nos vamos -le digo.
Cogimos el Patrol y seguimos patrullando, la ronda no fue igual, mi compañero no me hablo más ese día, estaba en otro sitio,
ido totalmente. El nunca volvió a ser el mismo, y nunca conseguí que me dijese qué vio en el ascensor del hospital.
Carlos se suicido tres meses después y a mí nadie me creyó, a pesar de que todos mis compañeros veían a un Carlos diferente
desde aquella noche."
1 comentario:
Soy del remplazo del 2 del 94 justo en esa época los americanos abandonaron la base, la historia que comentas parece que se repetía pues era algo comentado por los comandos,cuerpo especial de la PA .yo por aguel entonces era guia,y si bi que hhabía luces en el hospital en alguna ocasión pero nunca entre me daba mucho respeto pues había comentarios bastante siniestros
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