Probablemente uno de los continentes más misteriosos y relacionados con la magia, la brujería y los ritos ancestrales sea Africa, un lugar donde el satanismo y el culto al diablo está bastante generalizado. Es tal la variedad de culturas, tradiciones y tribus extendidas por su territorio que es imposible generalizar algo sobre los cultos africanos. Sin embargo, eso sí, cualquier culto africano tiene dos características comunes: el prepararse para la vida, y el modo de enfrentarse a la muerte mediante sacrificios. Aún así, estas dos semblanzas de sus ritos pueden variar bastante de un país a otro.
Uno de los ritos tradicionales místicos más conocidos es el del Gre-Gre, un proceso por el que se prepara a los muchachos en el camino de la vida, para convertirlos en hombres, mediante una serie de actos por los que esos chicos adquirirán las creencias de su raza y el sentimiento de pertenencia a su tribu. Sin embargo, se trata de un proceso largo y, sobre todo, duro y para nuestras creencias, brutal.
El maestro Gre-Gre, elegido entre los ancianos de la tribu, se hará cargo de los muchachos en edad de pasar por estas pruebas, seleccionará un lugar apartado en medio de la selva, al que se conocerá como bosque del diablo, y establecerá allí la comunidad. Será un lugar prohibido para la tribu, señalizado con cañas y hojas de palmeras pero rodeados de objetos mágicos que serán enterrados en los alrededores para proteger el lugar.
Allí, en algún lugar de ese bosque del diablo, se enterrará un fetiche y se plantará un árbol, el árbol de kapok, quedando consagrada así la Comunidad Gre-Gre.
Las ceremonias de constitución del Gre-Gre se inician en el mismo pueblo, con danzas, máscaras y un jefe portando unas fauces de un cocodrilo que representan al diablo de los Gre-Gre. A este diablo, los padres de los chicos le otorgan sus presentes, proceso en el que el jefe que porta la máscara, entre bailes, reafirma su deseo de comerse a los niños, y de devolverlos años después totalmente cambiados. Los chicos tocan las fauces, como símbolo de ser tragados por el diablo, y, finalmente, marchan hacia el bosque con el diablo y sus bailarines se marchan al bosque. Desde ese instante, los chicos son considerados que han muerto y que desaparecen de sus vidas para siempre.
Comienza para ellos las pruebas que les llevarán a convertirse en hombres. Pruebas brutales e inhumanas, como la circuncisión o el tatuaje. Éstos comienzan por la nuca y se hacen por toda la espalda, los hombros, brazos y piernas, hasta quedar totalmente cubiertos de cicatrices. Finalmente, encima de éstas, son untados en pimienta, para así hacer frente como hombres, al sufrimiento.
Cuando demuestran su virilidad, será cuando comience su enseñanza, cada uno en la labor más apropiada, especializándolos en diferentes campos según sus aptitudes, al mismo tiempo que se les enseña las creencias de la tribu.
Todo este proceso de aprendizaje dura unos cinco años, y a su vuelta a la tribu, las ceremonias son tan fastuosas y exóticas como las que se hicieron cuando se marcharon, con nuevas danzas, trajes y regalos. A los diablos recién llegados de la selva, los padres les regalan ropas, que se llevan al interior del bosque donde se visten para volver ya, finalmente, como hombres pertenecientes a la tribu.
Desde el día siguiente del regreso, estos muchachos empiezan ya a cumplir con sus nuevas obligaciones en la tribu.
No es más que un ejemplo de los muchos ritos y tradiciones que siguen en África, un lugar místico, exótico y puede que para nosotros, incomprensible.
Uno de los ritos tradicionales místicos más conocidos es el del Gre-Gre, un proceso por el que se prepara a los muchachos en el camino de la vida, para convertirlos en hombres, mediante una serie de actos por los que esos chicos adquirirán las creencias de su raza y el sentimiento de pertenencia a su tribu. Sin embargo, se trata de un proceso largo y, sobre todo, duro y para nuestras creencias, brutal.
El maestro Gre-Gre, elegido entre los ancianos de la tribu, se hará cargo de los muchachos en edad de pasar por estas pruebas, seleccionará un lugar apartado en medio de la selva, al que se conocerá como bosque del diablo, y establecerá allí la comunidad. Será un lugar prohibido para la tribu, señalizado con cañas y hojas de palmeras pero rodeados de objetos mágicos que serán enterrados en los alrededores para proteger el lugar.
Allí, en algún lugar de ese bosque del diablo, se enterrará un fetiche y se plantará un árbol, el árbol de kapok, quedando consagrada así la Comunidad Gre-Gre.
Las ceremonias de constitución del Gre-Gre se inician en el mismo pueblo, con danzas, máscaras y un jefe portando unas fauces de un cocodrilo que representan al diablo de los Gre-Gre. A este diablo, los padres de los chicos le otorgan sus presentes, proceso en el que el jefe que porta la máscara, entre bailes, reafirma su deseo de comerse a los niños, y de devolverlos años después totalmente cambiados. Los chicos tocan las fauces, como símbolo de ser tragados por el diablo, y, finalmente, marchan hacia el bosque con el diablo y sus bailarines se marchan al bosque. Desde ese instante, los chicos son considerados que han muerto y que desaparecen de sus vidas para siempre.
Comienza para ellos las pruebas que les llevarán a convertirse en hombres. Pruebas brutales e inhumanas, como la circuncisión o el tatuaje. Éstos comienzan por la nuca y se hacen por toda la espalda, los hombros, brazos y piernas, hasta quedar totalmente cubiertos de cicatrices. Finalmente, encima de éstas, son untados en pimienta, para así hacer frente como hombres, al sufrimiento.
Cuando demuestran su virilidad, será cuando comience su enseñanza, cada uno en la labor más apropiada, especializándolos en diferentes campos según sus aptitudes, al mismo tiempo que se les enseña las creencias de la tribu.
Todo este proceso de aprendizaje dura unos cinco años, y a su vuelta a la tribu, las ceremonias son tan fastuosas y exóticas como las que se hicieron cuando se marcharon, con nuevas danzas, trajes y regalos. A los diablos recién llegados de la selva, los padres les regalan ropas, que se llevan al interior del bosque donde se visten para volver ya, finalmente, como hombres pertenecientes a la tribu.
Desde el día siguiente del regreso, estos muchachos empiezan ya a cumplir con sus nuevas obligaciones en la tribu.
No es más que un ejemplo de los muchos ritos y tradiciones que siguen en África, un lugar místico, exótico y puede que para nosotros, incomprensible.
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